Lanús, mayo 30 (AUNO).- Lanús campeón. Sí, como en 1996 en la Conmebol de la mano de Héctor Cuper. Y en 2007, gracias Ramón Cabrero en el Apertura. Y en 2013, alzando la Sudamericana con los mellizos Barros Schelotto. Cuarta estrella en un par de décadas. Serán pocas para muchos clubes. Serán muchas para algunos otros. No importa la cantidad. Cada una se vive con una intensidad que es difícil de describir.
Sin embargo, en este caso, se hace sencillo. ¿Por qué? La consagración en este torneo singular durante el primer semestre de 2016 se le dio a quien todos consideran el merecido campeón. Y los números lo avalan: es el elenco que más ganó, el que menos perdió, el que más goles hizo, el que menos recibió. Ah, y venció en los dos Clásicos del Sur.
Ahora bien, el trámite de esa descripción se complica si hay que elegir una figura. Ahí ya no hay respuesta posible. Desde Fernando Monetti y su seguridad en el arco, hasta José Sand y sus goles, esos de interminable artillero, pasando por Iván Marcone y Román Martínez en un mediocampo de absoluta precisión, o Lautaro Acosta y Miguel Almirón en un ataque de puro vértigo. Todos, los once de entrada, los 18 concentrados, los veintipico del plantel. Cada uno y un lapso impecable, de fútbol completo, decorado con lo que fue una goleada impresionante en la final frente a San Lorenzo.
Jorge Almirón, el técnico, llegó hace cinco meses y optó por no quebrar el sistema que habían propuesto sus predecesores: un par de refuerzos, algunos retoques para plasmar su idea, pregonando más la posesión, y listo. Y funcionó. Tan bien funcionó que, de principio a fin, construyó una campaña que lo catapultó al duelo decisivo. En el Estadio Monumental dio la talla y dio la vuelta olímpica, como hace nueve años lo había hecho en la Bombonera, siendo un auténtico merecido campeón.
AUNO 30-05-16
MRQ-MFV
*El autor es periodista recibido en la UNLZ y fue redactor de la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión.
