La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación señalizó el chalet de la Masacre de Monte Grande como Sitio de la Memoria tras cumplirse 45 años del hecho. El acto se realizó el sábado pasado y contó con la participación de autoridades nacionales y locales, organismos de Derechos Humanos, familiares y allegados de víctimas del Terrorismo de Estado.
Esta jornada de señalización, que contó con la presencia del secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti; la directora nacional de Espacios y Sitios de la Memoria, Lorena Battistiol Colayago; y el subsecretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, Matías Moreno; hizo efectivo un reclamo que vecinos y militantes de DD.HH de Esteban Echeverría venían impulsando desde hace varios años.
Pietragalla Corti resaltó que el cartel correspondiente a este señalamiento “es el primero que se hace con foto” y, en diálogo con AUNO, añadió que desde su cartera tienen “el proyecto de expropiación de esta casa para ser presentado en el Congreso” porque la propiedad “tiene que ser parte del pueblo y de los organismos de Derechos Humanos”.
La denominación del inmueble como Sitio de la Memoria responde a un pedido presentado por el Colectivo de Educación por la Memoria, Verdad y Justicia de Esteban Echeverría ante la secretaría de Derechos Humanos de la Nación y la Dirección de Sitios y Espacios de la Memoria en mayo de 2019. Esta misma organización fue pionera en rescatar lo sucedido aquel 24 de mayo de 1977, a través de un acto de colocación de baldosas conmemorativas realizado en el 2017, 40° aniversario de la Masacre.
En su discurso, Matías Moreno, subsecretario de DDHH. bonaerense apuntó: “A 47 años del incio del Terrorismo de Estado, el mejor homenaje a estos compañeros y a los 30.000 es seguir trabajando por una Patria mucho más justa y más solidaria” y precisó: “Debemos cumplimentar nuestro deber como ciudadanos en la transmisión de la memoria para que nunca más vuelva a asolar una dictadura cívico militar en nuestro país”.
El acto también contó con discursos de familiares de algunas de las víctimas, como el caso de Manuel Sgroi, hijo de Mario Sgroi, quien se desempeñaba como obrero fabril y Secretario de la sección Buenos Aires de la Organización Comunista del Poder Obrero (OCPO) al momento de su secuestro, el 4 de abril de 1977.
Frente al cartel, Manuel relató: “Me tocó vivir la vida sin mi padre y lo sentí más aún cuando fui padre y pude entender más su lucha. Una lucha que buscaba lo mejor para mi hermana, para mí y mi familia. Vernos crecer en un mundo en libertad y más justo”.
En relación a la implementación de acciones con fin de preservar la Memoria, la Verdad y la Justicia, Manuel contó que tiene un negocio y que “todavía hay gente que me dice que con los militares estábamos mejor y hay que matarlos y cosas así”, pero que su consuelo “es que con gente como ustedes y entre todos, ese pensamiento va a cambiar”.
La búsqueda de testimonios
Rodolfo Yanzón, abogado argentino que defiende las causas de ciudadanos alemanes víctimas del Terrorismo de Estado en nuestro país, contó a AUNO su experiencia de trabajo sobre el caso de Elisabeth Käsemann, una de las víctimas de la Masacre, quien era de origen alemán y por cuyo caso la fiscalía y el tribunal de Núremberg accedió a pedir órdenes de detención a varios militares argentinos, entre ellos Emilio Eduardo Massera, Jorge Rafael Videla y el Jefe de Campo del Vesubio, Pedro Durán Sáenz.
“El trabajo fue buscar justicia en una época en que en la Argentina había impunidad”, señaló Yanzón, y agregó que piensa “en la solidaridad de todos los compañeros y compañeras alemanas que desde allá ayudaron a bancar esta lucha, que finalmente dio como resultado la reapertura de los juicios en Argentina”.
En ese sentido, es importante destacar que, en el caso de la Masacre de Monte Grande la instalación del cartel es de suma importancia porque, más allá del impacto político y social de memoria para el barrio y la ciudad, es una gran oportunidad para la recolección de nuevos testimonios.
Pablo Llonto, abogado en causas de lesa humanidad y representante de algunos familiares víctimas de la Masacre, explicó a AUNO: “Las señalizaciones dejan pruebas por el impacto que generan en el barrio”, ya que hay personas que “por primera vez empiezan a ver algo que no habían visto antes o se empiezan a dar cuenta de algo”.
Según Llonto, desde la investigación de la causa están buscando a “ex colimbas, pibes de 18 años que tuvieron que hacer el servicio militar obligatorio y estuvieron en el operativo, ya sea manejando el camión o llevando la radio. Necesitamos que nos ayuden a encontrar la pista de lo que nos falta: los autores directos” con el objetivo de “poder detenerlos y llevarlos ante la justicia”.
Eduardo Kiernan es un sobreviviente del ex Centro Clandestino de Detención El Vesubio y asumió “el compromiso de testimoniar” en el momento que se auto consagró con “el triste privilegio de haber estado con ellos y haber salido en libertad” el mismo día que trasladaron a las 16 víctimas al chalet donde luego serían asesinadas.
Silvia Saladino, integrante de la Comisión de Vesubio y Puente 12, acompaña la apreciación de Kiernan e invita a que nuevos testigos puedan aportar datos que posibiliten el esclarecimiento de la Masacre: “Todavía no sabemos quienes eran los dueños de la propiedad en ese entonces y facilitaron la casa para el hecho”.
Desde esta organización, convocan a que toda persona que tenga algún dato que aporte a la causa se contacte con la Comisión a través de su redes sociales (Facebook e Instagram) o vía mail a la dirección comisionvesubioypuente12@gmail.com
29-6-2022
LZ-MF-MEM