Otra vez el trueque

La crisis económica y laboral reinstaló el trueque en muchos barrios de Lomas de Zamora, donde cada vez más gente se reúne para desprenderse de sus pertenencias “suntuarias” y cambiarlas por artículos de primera necesidad.

Paula Costanzo y Rodrigo Núñez

“Campera de mujer talle L. Cambio por un kilo de yerba, edulcorante, cuatro paquetes de fideos y un arroz.”

“Top en perfecto estado por dos gaseosas, un Casancrem y una bananita Dolca.”

Las publicaciones en el grupo de la red social Facebook “Trueque Plaza Santa Marta, Lomas de Zamora” muestran las urgencias de estos tiempos neoliberales: los productos hoy considerados suntuarios se cambian por artículos de primera necesidad.

Marcelo se quedó sin trabajo hace seis meses. Llega a la plaza con una bolsa donde guarda un pantalón talle 42 que ya no usa. Al rato, aparece el hombre canoso con el que había arreglado para encontrarse. Se saludan simpáticamente y hacen el intercambio: el jean por dos gaseosas Manaos que le van a servir para sumar a la fiesta de cumpleaños de su hija.

Su placard se vacía, al igual que su bolsillo.

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El trueque se lleva a cabo durante toda la semana en la plaza de Santa Marta, aunque los viernes y los sábados son los días con más concurrencia. Además de intercambiar, las personas tienen la posibilidad de vender. Así, en el punto de encuentro hay jeans por 100 pesos y polleras por 50. Y por el mismo precio, una señora se ofrece a pintar uñas en las mesas de cemento del lugar.

Para lxs concurrentes, no hay diferencia entre principio y fin de mes. En diálogo con El Cruce, Melody Cipes, administradora de un grupo de Facebook que organiza el trueque en Santa Marta, afirmó: “La situación de cada unx es tan complicada que vivimos a fin de mes todos los días. La plata no alcanza nunca y por eso es tan importante organizarnos de esta forma”.

Yo truequeo, nosotros truequeamos

El viernes es espectacular. La primavera y el sol invitan a hacer actividades mucho más gratificantes que tirar una manta en el pasto para intentar canjear una pertenencia por un paquete de arroz. La plaza, acostumbrada a la diversión y el esparcimiento de lxs chicxs del barrio, está repleta de gente, principalmente mujeres, que tratan de vender o intercambiar productos. Una de ellas es Elena, una feriante que intenta sacarle provecho a la mercadería que le sobra por la caída del consumo. “*Todo hace falta: azúcar, leche, aceite… todo está muy caro*. Una viene acá y siempre algo vende o truequea”.

Trueque es sinónimo de 2001, año del estallido de la paridad entre el peso y el dólar. La situación genera bronca, confusión y algunxs no encuentran explicación de por qué están ahí.

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Dos vendedoras discuten: una dice que es toda culpa del presidente Mauricio Macri y otra está segura que fue la “pesada herencia” del kirchnerismo. La gran mayoría de los truequeros coincide en que la situación se instaló y agravó en los últimos meses.

Así lo ve Viviana Rodríguez, vecina de la zona, que cuenta que los trueques empezaron con el gobierno de Cambiemos, tras los aumentos constantes en el transporte y en los productos de la canasta básica. Incluso, dice que por la crisis las personas prefieren consumir la mercadería “antes que cambiarla”.

Hacia Fiorito desde todo el conurbano

El trueque se expande, las reglas varían. La plaza de Santa Marta** no es el único lugar de Lomas de Zamora donde las políticas neoliberales de Macri llevaron a las personas a reunirse para conseguir alimentos. En la localidad de Fiorito, lxs vecinxs eligieron como punto de encuentro la plaza de Recondo y Camino Negro, ubicada a un costado de la Unidad de Pronta Atención (UPA).

De jueves a sábados, el espacio recibe a más de 700 personas, que no sólo provienen de Fiorito, sino también de los partidos de Ezeiza, Florencio Varela y Moreno. Es mucha gente y es difícil mantener una organización frente a necesidades económicas tan urgentes.

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Sin embargo, el trueque en UPA es una excepción. El grupo de Facebook tiene reglas estrictas: no se puede vender, los productos permitidos son más limitados (está prohibido hacer trueque por alcohol, animales o cigarrillos), hay normas de respeto claras y códigos de intercambio explicitados apenas unx se hace miembrx, como las formas de negociación o los puntos de encuentro.

“En el grupo son 724 mil personas y se canjea bastante por ahí. Se arregla un punto de encuentro y horario para reunirse. La gente se lleva un cartelito con el nombre de usuario y dice cómo va a estar vestida. Pero también hay muchas personas grandes que no tienen Facebook, entonces van y tiran la manta”, explica Emilse.

La crisis asfixia, los recursos escasean y cada vez más gente se agolpa en los barrios del conurbano para llevar un aceite a su casa o un par de botines para sus hijxs. A Marcelo le llama la atención que lleguen cada vez más personas en auto a la Plaza de Santa Marta para truequear y vender: “Es gente que antes no estaba tan mal económicamente, pero *la necesidad no discrimina clase social*”.

PC-RN-GDF

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