Ofrecen viajes para visitar una comunidad wichi

Una asociación ofrece viajes a una comunidad wichí, en el Chaco salteño, para que los visitantes se incorporen a la vida cotidiana y conozcan las costumbres de los habitantes.

Pasear por el monte y respirar el aire que corre por las alturas de los cerros salteños, elaborar artesanías en madera, sentarse a la mesa con descendientes de pobladores originarios y dormir bajo el cielo estrellado, son algunas de las posibilidades que ofrece la Asociación Kajtús, como una forma diferente de hacer turismo y colaborar a la vez, con la economía de familias wichí, del Chaco salteño, en el departamento de General San Martín, cerca del límite con Formosa.

El proyecto es autogestionado desde 1999 por un grupo de familias wichí de la comunidad Misión Chaqueña Algarrobal que conformaron de hecho la asociación. Pero la idea nació seis años antes desde dentro de la comunidad y ante la necesidad de generar propuestas para mejorar su situación económica. Así, con el apoyo inicial de las secretarías de Cultura y Turismo de la Nación, se comenzaron a desarrollar los viajes de intercambio cultural, desde la perspectiva e ingerencia de los pobladores originarios.

“No se querían micros llegando por todos lados ni más de un grupo de 15 o 20 personas por mes, y tampoco trabajar con agencias de turismo sino que llegaran con los transportes que entran habitualmente al lugar” contó Eleonora Roncoroni, quien junto a su marido Roberto Díaz es la encargada de organizar los viajes.

Con la convivencia “se propone valorar la diversidad cultural como una riqueza de la humanidad y fomentar las relaciones interculturales, a partir de un vinculo que construyan las personas entre sí, sin ningún tipo de mediación”, sostuvo la mujer.

Y es que “no hay nada preparado ex profeso –aclaró—. El visitante se
incorpora a la rutina de la comunidad. No es que al llegar, empieza un
despliegue de cosas, la gente sigue su rutina diaria y el visitante se incorpora a las actividades, siempre guiadas. Se cuentan historias sobre los sitios, se cocina y come todos juntos”.

La propuesta turística escapa a los tradicionales paquetes de las agencias de turismo en hoteles calificados con estrellas. En el monte salteño, las habitaciones son reemplazadas por carpas, las camas por bolsas de dormir (que son llevadas por los turistas) y los baños de inmersión por baldes con agua y jabón. Además, en los meses de verano la temperatura es intensa. “No es para cualquiera, hay que ir preparado para eso”, advirtió.

Para facilitar la convivencia, los organizadores distribuyen una guía con una serie de recomendaciones, entre ellas, algunas relacionadas con la forma de expresarse y de dirigirse a los lugareños. “El castellano es su segunda lengua por lo que hay que hablarles despacio y sin utilizar un lenguaje académico”.

Además, incluyen un glosario y expresiones en fonética para que los visitantes aprendan términos que hacen a una comunicación más amena. Y es que, según la organizadora de los viajes, “valoran que la gente sepa algunas palabras en su idioma porque están acostumbrados al desprecio y la discriminación”.

Así, entre música y ritos, la convivencia es atravesada por el respeto en un lugar donde —aclaró la mujer— “el que manda es el monte, luego los wichí y último nosotros”.

“La gente se lleva un antes y un después. En cada pequeña acción que puede ser pelar una papa o hacer un collar, hay una carga de sabiduría y cultura que ellos comparten y que para quien no es de ahí es una experiencia extraordinaria. Unos descubren muchos saberes en acciones simples, pero que tienen atrás, mucha experiencia”, aseguró Roncoroni.

Se calcula que en el país hay entre 800 mil y 2,2 millones de aborígenes, quienes padecen de marginación y de pobreza. Y las 400 familias de la comunidad wichí de esa región afectada por el narcotráfico no quedaron exentos de esa realidad. “Hay mucha pobreza, pero hay una elección de vivir así. Muchos emigraron y dejaron su cultura, los que se quedaron se quedaron porque eligen quedarse y vivir de una forma en la que el horizonte no es tener, tener y tener, sino la familia, los afectos, la espiritualidad”, describió.

Tras el viaje de convivencia muchos de los visitantes vuelven a Misión Chaqueña como voluntarios y desarrollan diferentes charlas, talleres y asesorías relacionados con asuntos legales, computación, cocina, costura, electricidad, música, y teatro y desarrollo de microemprendimientos, entre otros temas. El paquete de turismo responsable tiene un costo de 650 pesos y el próximo viaje tendrá lugar del 14 al 22 de octubre. El precio incluye pensión completa, pasajes de ida y vuelta, estadía y actividades recreativas.

Asociación Kajtús
asocacionkajtus@yahoo.com.ar
www.geocities.com/asociacionkajtus
15 5659- 7772
15 6203- 1826

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