La situación del hospital zonal general de agudos Arturo Oñativia “es crítica por la falta de profesionales”, afirmó la jefa del área de servicio social, María Rosa Álvarez, quien destacó particularmente la ausencia de pediatras con lo que calificó como “difíciles condiciones de trabajo”.
Ubicado en el centro de un barrio de casa bajas en la localidad de Rafael Calzada, en Almirante Brown, el hospital Oñativia abrió sus puertas en 1996 durante la gobernación de Eduardo Duhalde. Desde entonces, funciona como uno de los principales centros de salud pública del segundo cordón del Conurbano.
El lugar cuenta con 157 camas divididas en cuatro áreas (obstetricia, dos de adultos y uno de cuidados intensivos), pero la disponibilidad de internaciones se encuentra “al límite” debido a que el hospital trabaja a “cama caliente” (que continuamente se renueva con pacientes).
Sin embargo, a la superpoblación de enfermos se le suma el éxodo de médicos como consecuencia de la falta de actualización salarial y las condiciones de trabajo adversas, que son algunos de los motivos por los que evitan prestar sus servicios en hospitales públicos.
Según Álvarez, “falta personal en general y este es un reclamo que se escucha en todos los hospitales”, y su vínculo con el salario básico tiene que ver con que del 30 por ciento de incremento que los médicos reclamaron, el Ejecutivo provincial les otorgó el 20, es decir con un 10 por ciento de “defasaje del mínimo necesario para el sector.
MÁS QUE UN HOSPITAL
El Oñativia no sólo vela por la salud de sus pacientes, sino también actúa como espacio de contención y hogar al que recurren vecinos y personas que viven en la calle a quienes el hospital aloja con el objetivo de “restituirles derechos vulnerados”.
“En el Estado no hay un programa para gente en situación de calle, salvo los ‘dormis’ (espacio donde se los aloja), pero a la noche. Tenemos pacientes sociales, ‘crotitos’, internados en clínica de adultos”, afirmó Álvarez.
Esta situación se repite en muchos hospitales, inclusive “hay pacientes que vienen si DNI y se lo tenemos que sacar, y todo eso lleva tiempo”, añadió.
En este sentido, la jefa del sector de servicio social destacó que son las voluntarias, mujeres de la iglesia que trabajan ad honorem, “las que van al registro civil”, con notas de la oficina y “plata que les da la cooperadora para pagar el trámite”.
Álvarez destacó que las situaciones de violencia, abuso y pobreza son moneda corriente y definió a la oficina de asistencia social “como un sector muy vulnerable”, al que acuden personas con todo tipo de problemáticas, entre las que se encuentran “las dificultades para lograr el acceso a la salud”.
La pelea por la provisión de insumos a tiempo se suma al conjunto de dificultades que sufren los pacientes y que esa oficina intenta solucionar.
Si bien hay insumos para urgencias y emergencias, otros faltan y lo que la provincia no manda, “la Nación te lo va dando”, contó Álvarez.
“Por ahí hay hospitales que reciben por decisión política más que otros y el resto hay que remarla. Cuesta que los pacientes consigan las cosas”, concluyó.
DR-AFD
AUNO-22-04-10