Si los hinchas de Los Andes tuvieran elegir tres figuras en lo que va del torneo de la Primera B, estarían seguro el Luis “Negrito” Monge y Guillermo Pereira. Pero en el podio se metería Máximo Levi, un defensor que mostró condiciones técnicas y, sobre todo,* agallas para buscar la pelota.*
Tantas, que en el partido en Lomas con Argentino de Quilmes terminó expulsado por ir fuerte (demasiado) contra un rival, cuando el partido, que terminó 4 a 0, estaba totalmente resuelto.
Pero el lunes, en el triunfo de visitante contra UAI Urquiza, fue su día. No solo porque metió el gol de la victoria, sino porque protagonizó una jugada entre arrojada y “extravagante” de las que se ven poco.
En el segundo tiempo del partido en Villa Lynch, recuperó una pelota cerca del área propia y a ras de piso, cuerpo a tierra, la cabeceó hacia adelante. Los hinchas más fanáticos de la abnegación al filo del peligro físico dijeron que Levi había “trabado con la cabeza”. Aunque dio más la impresión de ser un intento de pase, o el rechazo posible en esas circunstancias.
El árbitro y el jugador rival que tenía más cerca se quedaron un instante quietos, como si lo que acababa de hacer el jugador de Los Andes formara parte de otro juego.
Fue así:
A la épica de una tarde solo hace falta agregarle más. A Los Andes le habían empatado el partido, faltaban cinco minutos y de pronto llegó un cambio de frente para Diego Galeano, héroe del ascenso de 2014, que la controló como lo hacen los dioses, al menos los marplatenses. Maniobraba entre dos defensores, hubo un rechazo corto, apareció Levi y pum: bombazo al ángulo y a festejar el primer triunfo de visitante.
Los Andes está ahí de la punta de la Primera B. Se armó para eso. El hashtag que usa el club en las redes es #Volvemos. El sábado, contra Fénix, una nueva batalla.