Por Gabriel Santana y Sara Benítez
Lomas de Zamora, mayo 16 (AUNO).- En plena cuarentena por el brote de coronavirus no se vislumbra en un futuro cercano la vuelta de los recitales en vivo, principal fuente de ingresos en la industria musical y especialmente del sector independiente. Son tiempos de músicos cantando frente a cámaras, aumento del consumo de streaming, bandas uniéndose para generar contenidos y hacer reclamos colectivos. También, de la aparición de medidas de emergencia.
La crítica situación perjudica no sólo a artistas, sino también a managers, sonidistas, clubes y una larga cadena de personas que intervienen en la actividad. Según relevamientos emplea a 500 mil trabajadores.
“Somos jornaleros que si no trabajamos no cobramos y no tenemos ningún tipo de respaldo, y eso se ve en toda la cadena de trabajo”, explicó a AUNO Cecilia Díaz, manager de la banda Acorazado Potemkin. El grupo tenía prevista una serie de presentaciones de su último lanzamiento, Piel, reprogramadas con fechas “en lápiz” ante la incertidumbre de cuándo será posible la vuelta de los conciertos.
“Si bien la actividad musical es muy heterogénea, porque hay gente que da clases y tiene otros trabajos, las personas que trabajan de tocar en vivo están siendo muy golpeadas”, advirtió a este medio Juan Vázquez, vocalista de Ardilla y presidente de la Unión de Músicos Independientes (UMI). “Conozco músicos con situaciones muy complicadas como la cuestión alimentaria y otros menos complicados, con giras suspendidas. Nuestro sector va a ser el último en normalizarse”, vaticinó.
Precariedad laboral
Mientras tanto, la pandemia dejó al descubierto la precariedad laboral en el sector. Al pensar en el futuro, Díaz planteó que debería “existir alguna forma contractual que mejore la condición de todos«. “Incluso cuando hay contratos con gobiernos son con una gran precarización. La música es como cualquier otro sector que se ve golpeado por la informalidad”, agregó.
El presidente del Instituto Nacional de la Música (Inamu), Diego Boris, sostuvo que la pandemia “interrumpió» el trabajo que empezaron con la parte dos de la Ley de la Música”, que tiene como objetivo lograr una mayor formalidad en la actividad y había quedado postergada cuando se sancionó en 2012.
“Debemos agudizar el ingenio para pasar la coyuntura, pero entendiendo de que esta situación en algún momento va a pasar y nos tiene que servir para asumir que este tipo de situaciones colectivas nos hace generar soluciones colectivas. Nadie se salva solo”, concluyó Boris.
Medidas de emergencia
El INAMU lanzó dos convocatorias de fomento solidario de 10 mil pesos cada una. La primera ya tuvo 500 beneficiarios y estaba destinada a aquellos que quedaron excluidos del cobro del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) del Anses, como los monotributistas C y D. Mientras que la segunda se está desarrollando.
“Se inscribieron 3 mil músicos, a esos hay que restarles a aquellos que no cumplían con los requisitos y ahora los consejos regionales están eligiendo mil beneficiarios”, detalló Boris.
Además, el organismo anunció la creación del Fondo Musical Solidario, para recibir donaciones de efectivo. “Claramente no es una convocatoria artística, es una medida de emergencia que afrontamos con los recursos del instituto para contener a la mayor cantidad de músicos posibles”, puntualizó a esta agencia.
Antes de que se declarara la cuarentena, el Inamu lanzó una encuesta de vulnerabilidad para sus registrados para medir el impacto que podría tener la medida adoptada por el Gobierno.
Por otra parte, inició una campaña con diferente organizaciones para que se pase más música nacional en los medios de comunicación y así, en este tiempo de gran restricción económica, aliviar los bolsillos de los compositores nacionales. Esto también está contemplado en un comunicado de la Federación Argentina de Músicos Independientes (FAMI), que solicita al Enacom la plena aplicación del artículo 65 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Es el que establece que las radios deben programar un 30 por ciento de música nacional y que, de ese porcentaje, la mitad tiene que ser independiente.
La otra acción llevada a cabo por la institución fue el lanzamiento de “Unísono. La música va a tu casa”, programa conducido por un referente de la música que se emite los fines de semana a las 20.30 por la Televisión Pública y que en cada edición presenta ocho propuestas musicales independientes de diferentes provincias.
Reclamo a las entidades
La UMI se sumó al reclamo de FAMI hacia las entidades de gestión compartida como la Sociedad Argentina de Autores (Sadaic), la Asociación Argentina de Intérpretes (AADI) y la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas (Capif) para que adelanten las liquidaciones de los derechos de autor, intérpretes y de productores fonográficos.
El pedido es un adelanto de 5 mil pesos a las cuentas que hayan estado activas en los últimos tres años. “Además del pago de todo lo adeudado a los/as productores/as fonográficos/as independientes”, resalta el comunicado que cuenta con la adhesión de más de 60 asociaciones de músicxs independientes y más de 2 mil musicxs y bandas del país.
“Lo que se pide es algo pequeño; no es número muy grande, pero que puede ayudar a gente que la está pasando mal. Esperamos que (las entidades) estén a la altura en este momento”, enfatizó Vázquez.
De todas maneras, la preocupación generalizada por la incertidumbre de la vuelta a los escenarios persiste. Vázquez sostuvo que dan por sentado que no se va a tocar en vivo este año: “Quizás para fin de año al aire libre, pero en este momento es muy difícil pensar en recitales en lugares cerrados y lo mismo para posibles viajes de gira”. Otros, como Díaz, prefieren ser un poco más optimistas y consideran que la situación podría comenzar a normalizarse para la primavera. Pero no son más que especulaciones.
La alternativa del streaming
Con el aislamiento social preventivo se incrementaron los vivos de Instagram y la subida de materiales a plataformas como Spotify y YouTube con el fin de generar ingresos en los casos que sea posible. Sin embargo, las liquidaciones de estas plataformas son complejas porque hay diferentes métodos de cobros e intervienen las agregadoras digitales (el servicio que permite al artista subir su contenido, para que esté disponible en tiendas y plataformas de manera optimizada).
Una vez que las canciones están disponibles y empiezan las reproducciones existen diferentes parámetros para liquidar: además de las cantidades, se debe tener en cuenta que cada plataforma sigue diferentes esquemas y que no pagan lo mismo las reproducciones que se hacen en el país y las del extranjero. “Hay como un abanico de reglas, derechos de autor y es realmente complejo de comprender”, detalló la manager de Acorazado Potemkin.
Vázquez compartió el diagnóstico: “Es difuso saber que están pagando, pero tal vez éste sea el momento de recorrer ese largo camino que hay ahí”.
Al momento de repartir lo recaudado, la prioridad la tienen las agregadoras, luego las discográficas y recién después los músicos. Además, esos números finales, por lo general, no generan un gran impacto de dinero en bandas y músicos independientes. De todas maneras, es una fuente de ingreso más a las que se le dedica atención.
Otra de las formas de transmisión que creció mucho son los vivos de Instagram. “Sobreabundan los directos. En un principio estaba bueno porque es una forma de estar conectados pero te encontrás con una sobreoferta y además eso no esta monetizado”, destacó Vázquez. La empresa comunicó que podría haber novedades sobre ese aspecto en las próximas semanas.
Otra de las variantes que evalúan los artistas es hacer recitales por streaming pagos. “Ya hay algunos recitales que están cobrando entradas. Pero, desde mi punto de vista, deberíamos encontrar la forma de que sponsors se hagan cargo de los costos y de que el público pueda acceder gratis”, opinó Díaz. Además, “deben garantizar una buena calidad del sonido y del ancho de banda; así sí pueden ser una salida”, continuó.
“Lo que estamos viendo por streaming es un cantante con una guitarra en un formato acústico o con un set eléctrico pero solo, que está bueno, pero no refleja el espíritu de una banda”, argumentó Díaz y planteó que “estaría bueno, cuando no haya aislamiento, pensar en una banda reunida tocando”.
El rock sigue sonando
El brote del Covid-19 no sólo incentivó la creatividad para la composición. También alentó la proliferación de herramientas de difusión. Así fue que nació «Siempre Hay Rock», una red conformada por más de una decena de bandas con una web a la que se suben playlists, curadas por los integrantes, y que envía un newsletter con promociones de merchandising, invitaciones a futuros shows y sorteos.
“Nació siendo una unión de bandas amigas, que compartimos escena, o que nos conocemos de laburar. Como no sabemos cuándo ni cómo vamos a volver a los escenarios necesitábamos ensayar algunas salidas, estar activos, reunir al público y mantener una actividad al menos digital”, sostuvo Díaz, ideóloga de la iniciativa junto con Lulo Esain, baterista de Acorazado Potemkin. La red la completan El Mató a un Policía Motorizado, Cadena Perpetua, La Mono, Baltasar Comotto, Palo Pandolfo, Las Ligas Menores, Andrea Alvarez, Bestia Bebé, Valle de Muñecas, Andando Descalzo, Riel, Pyramides, Francisco Bochatón y Pelea de Gallos.
“No podíamos quedarnos quietos y nos parecía que era necesario mostrarnos juntos, porque en momentos así es necesario estar unidos y el rock tiene ese espíritu», subrayó la manager. “Hasta el momento la evaluación es positiva, estamos contentos”, afirmó y destacó que la iniciativa recibió el apoyo de Mega 98.3.
En cuanto a la respuesta del público, cada banda conoce sus métricas. Desde Acorazado, notaron picos de suba, ganaron algunos seguidores en Spotify, y también se activó mucho YouTube. “Está bueno que sea así porque en general la gente se prende a escuchar Spotify cuando hay lanzamientos y cuando hay un show cerca. De esta forma mantenemos ese interés”, consideró.
La vida austera de Sofía Viola
Sofía Viola tuvo que interrumpir su vida nómade. Sus viajes a Colombia, Ecuador y una gira por Estados Unidos se suspendieron y están pospuestos para ninguna fecha. Su último show fue en Escalada, un par de días antes de que comience a regir el aislamiento. “Lo viví con mucha intensidad porque justo fue el día en que se planteó la cuarentena. Fue un concierto desde otro lugar, con la incertidumbre de no saber qué iba a pasar”, recuerda.
Sus primeras semanas fueron duras porque “es una persona de mucha calle” y trató de canalizar esa energía en componer. “Compuse un montón de canciones, pero ahora me calmé y logré hacer foco en lo que nunca puedo hacer como despertarme temprano y hacer yoga.»
Con el correr de los días comprendió que el arduo trabajo de los últimos dos años la dejó en una situación de privilegio: «Me agarró en casa con mi familia, volví a habitar mi cuarto. Estoy gozando del privilegio de no tener que pagar un alquiler, no tener hijos, deudas y ningún tipo cargo de conciencia”.
Sin embargo, su alrededor no le es indiferente: “Es una conquista encontrarle este lado positivo a esta situación de mierda, porque por otro lado me aquejan y me atormentan todas las personas que no tienen un techo, para comer ni una seguridad. A muchos los agarró con la mano en la alcancía”.
“Antes de la pandemia grabé todo el material para lanzamientos para todo el año”. El primero fue el 24 de marzo, la canción «Pim Pum Pam!» en colaboración con el chileno Tata Barahona. Luego fue el turno de “Todo el amor” junto a Perotá Chingó. Y el último, el Día del Trabajador, “Marcha del 1° de Mayo” con el colombiano Edson Velandia. “Y así va a seguir todo el año junto a diferentes artistas del mapa”, cuenta Viola.
Mientras tanto, aunque se considera «artista del vivo», también suele hacer presentaciones en Instagram. “Es algo que venía haciendo desde antes, porque por momentos se vuelve una necesidad compartir”, cuenta y afirma que sigue “todo un ritual como si fuera a salir a un escenario”. Estos “conciertos” no le generan ingresos. Analiza la posibilidad de, en un futuro, dejar su número de cuenta para que la gente pueda hacer aportes.
Lo que esta cuarentena le dejó en claro es que no quiere volver a su anterior ritmo de vida: “No quiero una agenda llena y no tener un domingo para ir a la casa de mi papá a comer un pescado”.
“Mis pretensiones son muy austeras: sólo gasto en comida e impuestos.Mi lujo puede ser una yerba orgánica. Y si con la música no alcanza, con mi vieja nos pondremos a cocinar y saldré a vender viandas por el barrio con mi bicicleta.»
Las clases virtuales de Guillermo Capocci
Guillermo Capocci es músico y docente del Conservatorio Julián Aguirre, de Banfield. Sus shows y giras se suspendieron. Continúa con sus clases de forma virtual.
«Preparo videos y mando contenidos y los estudiantes me los devuelven», cuenta sobre la nueva dinámica del conservatorio. Con sus alumnos particulares hace clases por videollamada de WhatsApp: «Es entretenido y funciona bien».
De todas maneras, su entrada de dinero bajó. “Tengo horas en el Estado, en el terciario, que no son el grueso de mi ingreso, pero tengo un piso que me ayuda bastante. Mis alumnos que venían a casa me depositan al CBU el valor de la clase o queda pendiente para cuando nos reencontremos”, dice No puede contar con lo que juntaba de sus shows: “Suelo tocar semanalmente un promedio de dos veces por semana o tres”.
“Está complicada la subsistencia económica, como la de todos, pero tampoco uno gasta mucho, estoy anclado acá y no consumo mucho”, explica.
Por otra parte, el encierro lo está aprovechando para conectarse con aspectos musicales y personales: “Que no suene desubicado, porque lo que está pasando es súper desgraciado, pero a muchos de nosotros nos pasa que estamos aprovechando un tiempo que en la vorágine de la actividad no tenés. No diría que estoy componiendo, pero sí haciendo búsquedas interpretativas, que no deja de ser un trabajo creativo”.
Divina Argentina sugiere más apoyo a la autogestión
Divina Argentina, banda oriunda de la Lavallol, iba a presentar su último trabajo, “En el oscuro galpón de los rezos”, el 4 de abril en La Trastienda. “Se reprogramó para mayo y tampoco se pudo hacer. Ahora no tenemos fecha”, se lamenta Rody Valsecchi, cantante del grupo. Ahora sólo espera que “vuelva la paz”, aunque supone que “nada será como antes”.
Mientras tanto, desde sus redes, los integrantes de la banda comparten canciones que graban cada uno desde su casa. “Creo que es un buen momento para empezar a agarrarle la vuelta y aprovechar la tecnología”, reflexiona Valsecchi, y cuenta que “piensan constantemente en llevarles algo nuevo” a sus seguidores. Por ejemplo, el cover de «Pabellón Séptimo» o el especial que subieron a YouTube con la historia de la banda con testimonios y fragmentos de shows históricos.
Mientras continúe la cuarentena el panorama económico pinta duro. Rody no confía en las ayudas económicas oficiales, aunque aclara que no las fue a buscar. “Ayuda recibimos de los amigos y familiares de siempre, hicimos mucho esfuerzo para llevar adelante nuestros proyectos”, dice el cantante. A futuro anhela un mayor apoyo del público a los proyectos autogestivos, como es el caso de esta banda con más de diez años de trayectoria.
AUNO-16-05-2020
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