Lomas de Zamora, abril 18 (AUNO).- Cinco pueblos de distintas regiones del país. Seis mil kilómetros de asfalto, ripio y tierra. Tres amigos. Un Renault 12 del 74. Todo confluye en un proyecto: “Raíces”, un documental que retrata la situación de pequeños poblados a punto de desaparecer por la emigración de sus habitantes.
Según estimaciones de la ONG Recuperación Social de Poblados Nacionales que Desaparecen (Responde), hay alrededor de 600 comunidades rurales en riesgo a causa del despoblamiento.
Bernardo Schnitzler es uno de los jóvenes documentalistas que integran el equipo “Raíces” explicó a AUNO los objetivos del proyecto, la realidad que encontraron en los pueblos y las vivencias que tuvieron durante la travesía. Calificó al proyecto como un “documental 2.0”, ya que fueron publicando imágenes, videos y crónicas del viaje a través de redes sociales y del sitio www.proyectoraices.com.ar.
“Por medio de las plataformas tecnológicas —continuó— la gente tiene un seguimiento del viaje, algo que humaniza mucho el proyecto. No es sólo un backstage bobo de tres nabos que se fueron en auto a recorrer el país. Nuestra intención es preparar al potencial espectador del documental para que llegue más informado, que se vaya identificando con nuestro viaje.”
La idea no pretende ser un repaso nostálgico, sino que está realizado en perspectivas de futuro, de mostrar cuáles son las posibilidades reales para que el lugar se desarrolle.
*—¿Cómo nació el proyecto Raíces? *
—Junto con Guido Ferro y Federico Schirmer teníamos ganas de poner en práctica nuestros conocimientos en Comunicación Social y Periodismo a través de un proyecto social que, a su vez, nos diera la posibilidad de viajar. Arrancamos con la idea de hacer un documental sobre el tren, el desperdicio de la infraestructura ferroviaria del país y las consecuencias que tenía el desmantelamiento del ferrocarril en los pueblos. Nos contactamos con la ONG Responde y ahí nos enteramos de que los poblados que están desapareciendo no sólo lo hacen por la falta del tren. Entonces se nos ocurrió mostrar la realidad de la gente que quedó en los pueblos, que en su mayoría son los que no tuvieron la oportunidad de irse o que también quedaron muy arraigados al lugar y no quisieron abandonarlo.
- ¿Cuándo deciden iniciar el documental? *
—En enero nos juntamos a ultimar los detalles y sólo nos faltaba el transporte. Queríamos hacerlo en tren, pero nos enteramos que para ir a Tucumán hay que reservar el pasaje con dos meses de anticipación. Lo más conveniente era tener un auto que lo pudiéramos hacer mierda. Ahí es donde aparece el “bólido dorado”: uno de los chicos habló con su abuela y le pidió el Renault 12 del 74. Fue todo bastante improvisado. Armamos un grupo de trabajo en poco tiempo, algo que fue un desafío muy lindo. Y empezamos el viaje el 20 de febrero.
*—¿Cuáles son los objetivos del proyecto? *
—El primero es trasladar el tema de la desaparición de los pueblos a la opinión pública. Lograr que sea tratado con una visión a largo plazo, porque en estos lugares no se puede pensar en soluciones inmediatas. No te van a dar votos, no te va a dar rentabilidad económica. Son formas de vida que tienen que ser respetadas. Además, tienen un potencial increíble: paisajes, recursos naturales, gente.
- ¿Qué lugares eligieron para retratar la situación? *
—Hay alrededor de 600 pueblos en riesgo de desaparición. Al no poder recorrer todos, seleccionamos uno por cada zona del país. Una vez finalizado el documental, van a ser cinco los lugares que mostraremos. Hasta ahora visitamos cuatro, el restante lo haremos en mayo. Para ahora elegimos a Andalhualá (339 habitantes), en Catamarca; Carmensa (900 habitantes), en Mendoza; Charra Ruca (130 habitantes), en Neuquén; y Ramón Biaus (223 habitantes), en Buenos Aires. Ahora estamos analizando qué poblado recorrer en Misiones. Aproximadamente, el documental estará finalizado en agosto
- ¿Por qué desaparecen los pueblos? *
—Hay diversas razones. El desmantelamiento de la red ferroviaria fue un gran golpe, pero no el único. La falta de oportunidades laborales y de estudio para los jóvenes. Las obras de infraestructura necesarias nunca se realizaron. Por ejemplo, en Ramón Biaus no hay caminos asfaltados, por lo que para llegar hay que sortear 22 caminos de tierra. Y cuando sí se hicieron obras, se hicieron mal. En Carmensa se perdió mucha capacidad productiva por la sodificación del suelo, que fue causada por una represa mal planificada que desvió un río de agua salada y perjudicó al pueblo.
*—¿Qué esperaban antes de llegar a los pueblos y con qué se encontraron? *
—Nos enteramos de realidades muy duras. Tuvimos vivencias lindas, malas, de todo. No esperábamos hacer amigos, pero hoy podemos decir que en cada pueblo dejamos amigos. Tenían una visión de la realidad espectacular que nos sirvió mucha para retratar la vida en estos lugares que están a punto de desaparecer. Gente que sigue para adelante a pesar de que todo está negro. Vimos mucho potencial desaprovechado. Lamentablemente, las oportunidades están en las ciudades.
—¿Qué características se repetían en los pueblos?
—En los cuatro lugares conocimos gente con ganas de emprender, que está arraigada al pueblo y quiere salir adelante. Pero también vimos mucho conformismo. Conformes de nada, que reciben migajas y con eso están tranquilos. Algunos pueblos tuvieron una época de esplendor, otros no. Los que sí habían disfrutado de años gloriosos conservan la infraestructura. Es muy nostálgico ir a esos lugares y encontrar un club social enorme, una iglesia imponente y que todo esté vacío, fantasma. Plazas gigantes en las que no hay nadie. Carmensa llegó a tener más de 5 mil habitantes y hoy sólo quedan 900. Si se sigue este camino, los pueblos van a seguir desapareciendo y las ciudades van a estar cada vez más pobladas.
PT-AFD
AUNO-18-04-2011