Investigadoras sociales y una veterana de Malvinas reflexionaron sobre los discursos, la memoria colectiva y las perspectivas que existen sobre la participación de las mujeres en la Guerra de Malvinas, en una conferencia virtual que apuntó a la visibilización de sus roles en el enfrentamiento bélico, que aún no son reconocidos.
La veterana y enfermera profesional de la Fuerza Aérea Stella Maris Botta, la analista del discurso e investigadora post doctoral del CONICET en el Centro de Estudios del Lenguaje en Sociedad de la UNSAM Paula Salerno, y la investigadora de la Universidad Nacional de Córdoba y del Laboratorio de Investigación en Ciencias Humanas de la UNSAM, Helen Otero, fueron las expositoras del encuentro.
Salerno explicó que la “desmalvinización” consistió en la “implementación de un olvido voluntario de la guerra” ya que «se pensaba que si se recordaba y homenajeaba la guerra, los militares podrían volver a tomar el poder”. En ese sentido, las mujeres que participaron en el enfrentamiento aparecieron en los medios a partir de 2014, cuando se publicó el libro Mujeres Invisibles de Alicia Panero, que trata sobre la participación femenina en la Guerra de Malvinas.
Además, con la publicación del libro Crónicas de un olvido de Alicia Reynoso en 2017 empezaron a aparecer “no sólo los discursos sobre las mujeres, sino las voces de ellas”, y comenzaron a entrevistarlas algunos diarios y a aparecer en producciones audiovisuales. «Lo que parece importante es destacar las voces individuales; no la voz del discurso mediático, sino la voz de lo que ellas vivieron”, destacó la investigadora.
La experiencia de las veteranas
La veterana Stella Maris Botta ejercía como cabo principal en el Área Material Córdoba. Cuando inició la guerra el jefe del escuadrón llamó para preguntarles a los ocho que estaban allí en ese momento quién quería ir a Comodoro Rivadavia. “Cuando le dije ‘yo, señor comodoro’ mi corazón explotaba, porque era algo que yo había soñado toda mi vida, poder servir a mi Patria era un honor”, aseguró.
“Cuando ellos nos vieron a nosotras decían ‘¿mujeres?, ¿dónde estamos?, ¿quiénes son?’”, recordaba Botta, los varones en Malvinas no sabían que habían mujeres pudiendo participar en la guerra. La veterana comentó que lo primero que hacían los jóvenes soldados era pedirles por favor si podían ser comunicados con sus mamás, para poder decirles que estaban bien. Entonces, ella trataba de conseguir el número y llevarlo a Comunicaciones para que puedan hablar con sus familias. “Hacíamos un poquito de madres y de hermanas también, porque ellos estaban muy desesperados, con la mirada perdida, y tratábamos de ser fuertes nosotras también”, manifestó la enfermera.
De regreso las cosas no fueron como ella esperaba: lamentó que el “único problema” fue que cuando volvieron “se hizo el silencio” y «la sociedad no tenía ni idea de lo que había pasado, no sintió la guerra, porque de Comodoro Rivadavia para arriba estaban con el Mundial (de fútbol de 1982), pensando en el fútbol”.
Otero, comunicadora social e investigadora de la Universidad Nacional de Córdoba afirmó que hay “actores en las márgenes” que son “protagonistas que fueron escasamente abordados por los estudios académicos y también por los medios” y de esa manera “se dejan de lado grupos minoritarios, por ejemplo la comunidad judía, personas trans, pueblos originarios y mujeres”.
La investigadora explicó que las luchas por la Guerra de Malvinas “no albergan una memoria única y permanente”, y por eso cree importante pensar en “capilaridad de memorias”, porque “el relato androcéntrico ha dejado afuera por los últimos cuarenta años a los relatos de las mujeres”.
Para cerrar su exposición, Otero presentó algunos detalles sobre su tesis sobre las aspirantes navales para estudiar enfermería entre 1980 y 1982. La comunicadora comentó que “muchas de ellas eran menores de edad”, pero al comenzar la guerra participaron “por haber jurado a la bandera; no fueron de manera voluntaria parte de ellas, sino que el Estado dictador dispuso ponerlas en contacto con heridos de guerra”, siendo que no eran enfermeras profesionales. Además, Otero denunció que algunas de ellas “sufrieron violencias psíquicas y físicas, que son sucesos impunes”.
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CR-SAM