Lomas de Zamora, abril 22 (AUNO).- ¿Qué es la literatura épico-fantástica?, ¿es de evasión o es un mero prejuicio de canon literario? El joven escritor Pablo Nieto, autor de la novela recientemente publicada “La Fortaleza Oscura”, respondió a estos interrogantes luego de la presentación oficial de su libro, en una de las salas del Shopping Boulevard de Adrogué colmada de alumnos, compañeros y público en general. La novela, publicada con el prestigioso sello de la editorial Minotauro, es un sinfín de aventuras y redescubrimientos en un mundo imaginario, donde la prosa de Nieto es ágil y dinámica para cualquier lector hispanohablante.
Vindica los videojuegos y los dibujitos animados como vehículos para despertar la vocación de crear mundos increíbles a través de la escritura. Afirma que el escritor tiene que responder con “dedicación y alegría” a los lectores y cuenta peculiaridades sobre la literatura épico-fantástica, con las que defiende al género como el resurgimiento de la épica clásica. Para él, “La Fortaleza Oscura es un mundo que nada sabe de nuestro mundo y que es distinto del nuestro, pero parecido en muchos aspectos”.
—¿Cómo fue tu primer acercamiento a la literatura?
—Las primeras novelas que leí, que me atraparon y que sigo recordando hasta el día de hoy, son las de aventura. Viaje al Centro de la Tierra, de Julio Verne; los cuentos de Sherlock Holmes; y por supuesto la literatura de (JRR) Tolkien, en especial El Señor de los Anillos y El Hobbit. Antes de leer específicamente novelas, leí unos libros que son para público infantil, juvenil, que la dinámica era tomar decisiones para resolver conflictos a medida que se avanzaba con la lectura (_Elige tu propia aventura_). La historia te podía salir mal, te podía salir bien. Podías lograr el objetivo como no lograrlo. Fue de gran importancia para mi vocación literaria conocer otras cosas, como también lo fueron algunas series de dibujos japoneses y algunos videojuegos, que plantean un mundo imaginario, quizá similar a como lo plantea la literatura de Tolkien. Estas series y juegos fueron absolutamente determinantes para que yo pueda crear un mundo imaginario, donde pasasen hechos interesantes: mitos, leyendas, guerras. Un mundo que funciona autónomamente, un mundo que nada sabe de nuestro mundo y que es distinto de nuestro mundo, pero parecido en muchos aspectos.
—En tu motivación para escribir estás proponiendo otros lenguajes que te inspiraron. ¿Cuáles son esas series y videojuegos que motivaron tu vocación de escritor?
—Lo que pasó fue que aquellos videojuegos y aquellos dibujos animados japoneses me permitieron la posibilidad de soñar con la creación del mundo de mi novela y me dieron ese impulso, esa fuerza motivadora. Pero, claro, no me enseñaron el oficio de escribir. Aprenderlo fue un paso posterior. Me puse a leer más asiduamente y, sobre la marcha, aprender el oficio. Los dibujos japoneses que son más inolvidables para mí son: Caballeros del Zodíaco, una historia acerca de un grupo de jóvenes en donde hay duelos a muerte, donde hay una intertextualidad fuertísima con la tradición de las artes marciales. Dentro de la serie, cada duelo era absolutamente único. Así, mi concepción sobre los duelos y las batallas se construyeron.
—Me comentaste que también había otra serie que fue significativa…
—Sí, la otra serie es Dragon Ball, un hit transgeneracional del que no solamente tomé el gusto por los duelos, sino además el sentido del humor. Y en la medida que pude traté de incorporarlo al género épico-fantástico, que capaz no se hizo para el humor. En el Poema del Mío Cid, por ejemplo, hay alguno que otro fragmento con humor.
—¿Y con respecto a los videojuegos?
—Hay uno particularmente que se llama Ishar, de una compañía francesa. Con ese juego, pude sumergirme en un mundo, que no era mi mundo enteramente imaginario, donde yo conducía a un grupo de aventureros a lo largo de un recorrido y (mientras tanto) tenían que ir aprendiendo acerca del mundo que habitaban, prepararse para las batallas, resolver enigmas, misterios… También, puedo nombrar el Warcraft 2, donde se cuenta una guerra épica entre humanos y orcos, y recordar el juego Golden Axe, que también se hacían en un contexto épico fantástico. Y para terminar, un gran juego francés Another World (por su nombre norteamericano), que si bien no es de fantasía es de ciencia ficción, que transcurre en un mundo donde un científico de nuestro mundo es transportado a ese mundo imaginario, porque un experimento le salió mal. Con todos estos elementos, comenzó a surgir el sueño de “La Fortaleza Oscura”.
—Ahora bien, ¿cuál es el posicionamiento de la literatura épico-fantástica en el marco del campo literario argentino? ¿Está visto como un género menor?
—(Piensa) Hay un hecho. Hoy en día, la épica fantástica en formato de narrativa como la de Tolkien no logró pisar la “Academia”, al menos que yo sepa. Yo pasé por la facultad de Filosofía y Letras (de la UBA), sigo siendo aún estudiante, y hasta donde sé, autores como Tolkien no son leídos. En algún punto es un género que sigue cargando con el estigma de ser de literatura de evasión o un género menor por ser leído por la juventud. Por supuesto, son motes que se le ponen y con los que yo no coincido. Creo que hoy, la épica fantástica es heredera de la épica en su sentido puro, la que pertenece a todos los pueblos. Y en nuestro caso, tenemos una fuerte presencia de la épica griega, con la La Ilíada, la Odisea, Argonautas. Los romanos, con La Eneida. En la épica medieval, con el cid, con la Canción de Roland, con El Paraíso Perdido. Creo que en nuestro país hay muchas ganas de leer el género. Me sorprendí muchísimo cuando diez años atrás descubrí los libros de Liliana Bodoc y mi libro recién estaba en gestación. Yo tenía miedo que mi novela no encontrase un público. Descubrir sus libros y que ellos perteneciesen a la épica fantástica fue una sorpresa increíble. Entonces dije: “¡Hay ganas de leer el género!” Ella es mi inspiración en el contexto local.
—¿Cuál es el vínculo, esa energía que tiene que existir entre el lector y el escritor?
—En el fondo, la escritura, como el teatro o el cine, es un acto de comunicación. Y como tal, se completa y tiene sentido solamente cuando ese acto de comunicación se cierra, es decir, cuando llega al otro (el lector). Por esa razón, la escritura no está en lo que pasa por la cabeza del escritor, sino en lo que pasa por la cabeza del lector y el encuentro que el lector tiene con esos personajes y esa historia. Por eso le doy tanta importancia a lo que el lector tiene que decirme. Lo escucho con mucha atención, le doy mi propia devolución, contesto con mucha alegría y con mucha dedicación cada comentario que me llega del libro, sea por mail, por Facebook o personalmente. Ese es el sentido de la lectura, lo que le pasa al lector cuando lee el libro.
—¿Cómo cerramos esta entrevista?
—Quizás con una especie de mensaje para todos los que estén escribiendo algo, lo que fuere del género que fuese. Por supuesto, más si escriben épica fantástica. El camino (de la creación literaria) es árido y largo, pero la clave es la perseverancia y una importante cuota de honestidad con uno mismo. Me ha pasado de estar sentido al escribir y decir: “Lo dejo así, se entiende”. Pero para que no se desmerezca la novela que uno escribe, uno no solamente tiene que lograr que se entienda, sino también generar una experiencia grata de lectura. Para eso, hay que ganarle el partido al idioma, a la lengua española. Si uno persiste, la publicación en algún momento llega.
_La Fortaleza Oscura cuenta con una página en Facebook, donde el autor se comunica directamente con sus lectores: https://www.facebook.com/lafortalezaoscura. _
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AUNO-23-04-12