(AUNO) .- La vida cotidiana de los habitantes de la ciudad jujeña de Tilcara, ubicada en el centro de la Puna, cambió radicalmente hace 12 meses. En aquel momento, el Proyecto de Integración y Rescate de la Cultura Andina (Pirca) y la Fundación Acoandina comenzaban a hacer realidad el aprovechamiento de la energía solar en la ciudad.
La idea comenzó hace un año, cuando el coordinador de Pirca, Armando Álvarez, pensó en poder aprovechar las ventajas que la región de la Puna tiene: escasas precipitaciones y más tiempo de luz solar. “Siempre me interesé en temas de energías alternativas por los problemas que tiene la Puna en ese tema, y decidí ponerme en contacto con amigos para saber qué hacer y cómo hacerlo”, explicó Alvarez.
A partir de ese momento, los integrantes de Pirca se pusieron en contacto con una ONG de Alemania que desde hacía seis años estaban impulsando distintas formas de energía alternativa. “Nos contactamos gracias a un matrimonio oriundo de Alemania que se enamoró de esta geografía y se radicó aquí”, recordó el coordinador de Pirca. Luego, llegaron los técnicos desde Europa y ayudaron al grupo de jujeños a ponerse al tanto en materia de energía solar.
Asimismo, Álvarez destacó que “los integrantes de la organización alemana no cobran la patente por el uso y fabricación de los aparatos; ellos sólo traen el conocimiento para que luego pueda ser aplicado”. Como resultado, Pirca y la Fundación Acoadina crearon una pequeña fábrica donde ocho personas pusieron en práctica lo transmitido por los técnicos.
Allí, producen hornos, sistemas de calentamiento de agua, de calefacción “#8220;utilizada en escuelas”#8220;, de riego “#8220;que permitió cultivar papas, tomates, cebolla y zanahoria”#8220;, de bombeo solar “#8220;a través del cual se extrae agua de las napas freáticas de la Puna”#8220;. Los insumos y la mano de obra son argentinos.
Están también las cocinas parabólicas, que fueron perfeccionadas por los jujeños en base al modelo que habían creado los alemanes: tienen menor peso y una más rápida cocción. Además, fabrican las cocinas comunitarias “Sheffer”, que alcanzan temperaturas de 800 a 900 grados, y que poseen un práctico sistema de cocción para comedores comunitarios para unas 100 personas. Estos equipos ya se usan en pequeñas comunidades de la Puna como San Francisco, Misa Rumi, Casa Colorada y Cabreria.
Todo esto se vende a particulares, escuelas u organizaciones del país, aunque Pirca concentra su atención en el Noroeste, por las necesidades que atraviesa, y porque es allí donde se presentan las mejores condiciones geográficas para este tipo de tecnología. “Tratamos de no poner tanto énfasis en lo económico, aunque sabemos que es imprescindible, y es así que vendimos aparatos a cambio de productos agropecuarios, a manera de trueque”, indicó el coordinador.
En este marco, una encuesta publicada por la agrupación Greenpeace señala que “el 59 por ciento de la población adhiere a la idea de que el Gobierno debería priorizar el uso de las energías renovables como la eólica y solar” en detrimento de las llamadas energías sucias o no renovables.
AUNO. 31.01.05 EAP