“El músico es una persona que tiene un mensaje para dar con su instrumento»

El vibrafonista Julián Rulo, egresado del conservatorio Julián Aguirre, está escribiendo el primer libro latinoamericano sobre este instrumento poco común. «Mi idea es transmitir todo lo que conozco», asegura el músico que integra el quinteto Las Cacerolas y el Cosmos.

Adrián Sotelo

Lomas de Zamora, julio 12 (AUNO).-“Queremos combatir la idea de que la música clásica es aburridísima”, reflexiona Julián Rulo, integrante del quinteto Las Cacerolas y el Cosmos, que realiza un ciclo demusica en escuelas del distrito. El suyo no es el instrumento más popular como pueden serlo la guitarra o el piano, es más, mucha gente ni siquiera sabe bien de qué se habla cuando se habla del vibrafón.

Por eso, este egresado del conservatorio Julián Aguirre de Banfield está escribiendo el primer libro latinoamericano sobre este instrumento de percusión que exige disciplina, que se toca parado y que es muy grande y difícil de transportar.

El libro no es su única actividad. Además de ser profesor de música, es parte del quinteto Las Cacerolas y el Cosmos que se formó en zona sur a fines de 2010 con Julián en vibrafón, Matías Wilson en bandoneón y piano, Agustín Uzal en flauta y fagot, Marco Fazzari en percusión y Marcos Zvinys en violín.

Este grupo instrumental no sólo ofrece conciertos donde tocan composiciones propias y de compositores clásicos europeos como Mussorgsky y Stravinsky, sino que también lleva a cabo un espectáculo en escuelas pensado para que los chicos descubran el valor de la música y de la profesión del músico.

– ¿Por qué elegiste el vibrafón?

– En realidad nadie lo elige. Porque no es conocido. La mayoría no empieza desde cero a tocarlo sino que antes fueron pianistas o percusionistas. Yo empecé como baterista, después me incorporé en percusión clásica donde había timbales, tambores y vi placas, o sea, xilofón. Hace siete años atrás, cuando empecé a estudiar placas, empecé con marimba, que salía como 15 mil pesos y el vibrafón salía seis mil. Mi familia me dijo que me compraría el más barato. Son parecidos pero la marimba no tiene lo que sí tiene el vibrafón: un pedal de sustain, que lo tocás con la pierna y se baja una franela que hace que las notas queden sostenidas en el tiempo y en el aire. Regular lo que tocás con tu cuerpo es mucho más difícil que tocar la marimba.

– ¿El cuerpo tiene más importancia en el vibrafón que en otros instrumentos?

– Seas vibrafonista o flautista, el instrumento principal, además del objeto, claro, es nuestro cuerpo. Si lo forzás por mala postura o porque practicás 1.500 veces un ejercicio y no sabés por qué, el cuerpo se resiente. Esto provoca lesiones, tendinitis o malestares en el cuerpo. Si uno no cuida eso, no puede estudiar ni tocar. Entonces, si bien el vibrafonista tiene que estar parado y tener mucha conciencia del cuerpo, todo músico tiene que hacer ejercicios de estiramiento antes y después de tocar y mientras toca darse cuenta de cómo está su cuerpo. Tiene que percibir que no es lo mismo tocar una nota todo doblado que tocarla como lo pide el cuerpo.

– ¿Y cómo se te ocurrió escribir el libro sobre el vibrafón?

– Mi idea es transmitir todo lo que conozco: disciplina, postura, por qué agarrar las baquetas así y no de otra manera, cómo tocar, distintas posiciones técnicas, cómo puede ser una buena rutina. Incluyo siete obras originales mías, donde propongo las técnicas de las cuales habla el libro y obviamente consejos para que el vibrafonista se enfrente al instrumento de una manera amigable. Creo que es necesario un material amigo que te diga: “esto es así, también puede funcionar de otra manera pero fijate qué es lo que le pasa a tu cuerpo”. Entonces no digo: “Tenés que practicar 15 minutos porque así lo dice el libro”. No. Yo lo practico así, a mí me salió así y a mí me pasa esto con mi cuerpo. Yo te aconsejo esto. Pero no todo tiene que ser como dice el libro.

– ¿Ya sabés cómo lo vas a editar?

– Todavía estoy viendo si con alguna editorial o si lo vendo por Internet pero mi plan es distribuirlo en toda la Argentina para que todo vibrafonista lo pueda tener. Mi idea no es hacerme rico con el libro. Lo que quiero es que todo el mundo obtenga información. Hay mucha gente celosa que guarda el conocimiento y no lo suelta. No existe ningún otro libro latinoamericano sobre este instrumento.

– Con Las Cacerolas y el Cosmos están llevando su música a colegios, ¿por qué?

– Como artista siento que tenemos que estar en las escuelas cuando los chicos empiezan a ver la música desde otro punto de vista. Podemos generar un cambio. El mensaje nuestro es que el músico no es el hippie que está en la esquina tomando una cerveza y agarra la guitarra de vez en cuando. Es una persona que tiene un mensaje para dar con su instrimento. Lo planteamos en un espectáculo que se puede hacer en primario y en secundario, donde volcamos todo nuestro conocimiento musical para que los chicos interpreten la música como un juego, como un lenguaje más, como lo son la escritura y el habla. Nosotros contamos que somos músicos y que es nuestra forma de vida.

– ¿En qué consiste el espectáculo?

– Somos cinco músicos que mostramos música. Yo soy el orador, saco un instrumento y les cuento todo a los chicos que ven cómo los instrumentos suenan al mismo tiempo y también por separado. Hacemos una actividad donde ellos tocan con nosotros y se sienten parte del grupo, los hacemos dirigir con señas básicas: si vos querés que suenen los cinco instrumentos, tenés que poner la mano así. Si vos no querés que suenen, los atrapás. Si querés que suenen más fuerte, subís la mano. Si querés más suave, bajás la mano. Es un espectáculo para 70 pibes al mismo tiempo.

– ¿Cuál es la respuesta de los chicos?

– La pasan de diez. Las maestras se quedan con la boca abierta al ver a los nenes dirigir cinco músicos que obviamente estamos entrenados. Yo también soy profesor de escuela y vi espectáculos de otra gente donde se nota cuando no hubo ensayo o lo armaron en tres segundos. Nosotros si no ensayamos, si no suena, no salimos a mostrar. Toda la mitad de 2012 probamos el espectáculo sin salir a ninguna escuela. Llamábamos a nenes que conocíamos nosotros, le mostrábamos el espectáculo en la sala de ensayo y veíamos si respondían. Se probó un montón de veces antes de salir a hacer el espectáculo. Cuando funcionó, lo empezamos a mostrar en las escuelas.

– ¿Por qué eligen tocar música europea en las escuelas?

– Porque salimos de conservatorios de música clásica. A veces tocamos algún ritmo de chacarera con el bandoneón pero queremos combatir la idea de que la música clásica es aburridísima. Si te parece aburrida es porque el músico la está interpretando de una manera aburrida. Hay diferencia entre escuchar, entre ver y entre escuchar y ver al mismo tiempo. Si yo te invito a una clase abierta de lo que hacemos nosotros, vas a ver cinco personas híper concentradas pero al mismo tiempo hay intercambio de juego y mirada, interacción con el público. Es una fiesta. Nos divertimos, la pasamos bárbaro y te das cuenta. No vas a prestar atención a si es música clásica. Es música. Y estuvo buenísimo.

12-07-13
AS-AG-EV

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