En el Bicentenario todavía hay hombres y mujeres que representan a organizaciones empresariales que hablan con nostalgia del ‘Centenario’, que relatan a 1910 como un momento dorado, pleno de justicia y de paz, mientras que una más que abundante bibliografía e investigaciones sistemáticas refutan con precisión aquella subimación de ese momento de la historia.
“Cuando el campo dice patria piensa con nostalgia [destacado de FL] en aquel magnífico granero del mundo capaz de alimentar a la humanidad entera, hoy convertido en presa de la voracidad fiscal y la falta de políticas adecuadas”, vociferó Hugo Biolcati, el presidente de la Sociedad Rural Argentina, en la fría mañana del 1 de agosto del año pasado, en ocasión de inaugurar una nueva muestra anual.
Tiene toda la razón del mundo Biolcati. Ese magnífico granero, que era de ellos, alimentaba a la humanidad entera. Lo trágico es que no alimentase a su propio pueblo.
Paralelo a la nostalgia por una supuesta edad dorada que habría tenido lugar hacia 1910 en la Argentina funciona la maniobra fundamental según la cual ese sector de la economía se apropia del concepto ‘Patria’ en un doble sentido: En forma simbólica y en la política y la economía.
“La Patria cumple 200 años y, más allá de cuestiones protocolares, debemos honrarla con gestos y con hechos concretos. Porque la Patria es depositaria y consecuencia de todo lo que hicimos, de todo lo que haremos; de generación, en generación”, había señalado Biolcati en aquel momento.
Otra muestra cabal de que la ‘Patria’, que aquí funciona como sinónimo de ‘estancia’ o ‘granero del mundo’ o ‘campo’, ha sido consecuencia del hacer de ellos y de paso se deja de lado en forma sutil a los demás y por eso ellos se sienten con exclusividad los dueños de la ‘Patria’, porque el único que puede decir ‘patria’ es el campo.
Esa mitología, puesta de relieve también en expresiones artísticas, se completa y forma una trinidad: “A la patria la hizo el campo, el ejército y la iglesia católica”.
En aquel filoso invierno del año pasado, el empresario rural no se privó de mencionar un breve catálogo de celebridades: “Pienso en Manuel Belgrano, en José de San Martín, en Domingo Faustino Sarmiento, en Juan Bautista Alberdi. Hombres que le dieron a la Patria todo, sin pedirle nada. Hombres que fundaron y construyeron esta Nación sin necesitar superpoderes. Que murieron en la dignidad de su pobreza, sin tener que presentar declaraciones juradas”.
Una perla discursiva. En primer lugar es una forma idílica de contar la historia de la Argentina. Todos sabemos que San Martín y Belgrano hacían y deshacían porque sencillamente sostenían una guerra y que cuando tuvieron que mandar a fusilar lo hicieron sin titubear.
Recuérdese el fusilamiento de Juan Francisco Borges, caudillo de Santiago del Estero, entre tantos otros, por orden de Belgrano.
Piénsese también en los fusilamientos llevados adelante por la Junta Revolucionaria de 1810 y en el recorte de recursos desde el Estado contra San Martín, que provocó que tuviera que transferirle el mando a Bolívar para que este terminase la guerra de la Independencia.
De Alberdi sabemos que es un brillante intelectual y uno de los principales refutadotes de Sarmiento y Mitre, muy especialmente en sus escritos de madurez.
¿Y Sarmiento, ese enojado prócer que cuelga de las paredes de escuelas argentinas, excelente prosista y mal Presidente? Que justifica el exterminio de gauchos e indios en su principal libro Facundo, escrito en un diario chileno en 1845.
[Nota del editor: Sarmiento era el director de guerra cuando el ejército de Mitre invadió La Rioja y tenía plenos superpoderes al momento de mandar a degollar a ese “inveterado pícaro” de Peñaloza y a toda su Montonera, en ocasión de esa invasión ocurrida en la década del ’60 del siglo XIX]
Ello se inscribe en el contexto del deporte de falsificar la historia de la Argentina, de sus luchas; de sus marchas y contramarchas; y de las acciones terroristas por parte del Estado en estos dos siglos para imponer modelos económicos. Nunca se dirá nada de las tropas indígenas o de los batallones de negros que fueron al frente contra los españoles. ¡Que era una forma de hacer patria!
¿Y por qué será que el campo piensa con nostalgia en la época del granero del mundo? ¿Qué ocurría en aquella ocasión para que la gente con campo lagrimee por esa edad dorada? Realmente era una etapa dorada para ellos, pero no para los ‘Otros’.
AUNO 24-05-10
FL-HRC