“Miseria es un personaje chiquito, del cual me enamoré cuando escribía Cometierra. Tiene un magnetismo, una fuerza y una vitalidad que me dieron ganas de tomar ese personaje y darle voz, ponerla en primera persona y elevarla a un nivel de co-protagonista”, expresó la novelista Dolores Reyes al comienzo de su disertación en la séptima Feria Internacional del Libro de Almirante Brown (FILAB).
Reyes fue invitada al primer día de la Feria para presentar “Miseria”, la continuación de su novela Cometierra, libro que narra la historia de una muchacha que, al ingerir tierra, tiene la capacidad de ver a los muertos. Así, la protagonista descubre que su papá había matado a golpes a su mamá, a la vez que comienza a usar esa habilidad para ayudar a encontrar los cuerpos de niñas y mujeres víctimas de femicidios.
La segunda parte de Cometierra llegó para expandir este universo literario, que refleja las desigualdades, expone los maltratos y cuenta lo que miles de mujeres padecen a diario. “Miseria” es la cuñada de Cometierra, y quien, en esta nueva historia, la convence de volver a usar su habilidad para ayudar a niñas y adultas.
La escritora explicó que su segunda novela “termina siendo de a dos voces entre dos amigas”, algo que le interesaba transitar porque considera que “no hay tanta literatura de amigas mujeres”. Además, contó que continuar la saga le permitió “seguir desarrollando casos que había abierto y cerrado”, como sucede con “la Florensia” y con “la seño Ana”. “Cuando terminé Cometierra me di cuenta que había historias a las que tenía ganas de volver”, subrayó.
Un éxito Conurbano
Desde que publicó Cometierra (Sigilo, 2019) hasta que salió Miseria (Alfaguara, 2023) pasaron 4 años. La primera obra, el debut de Dolores en el mundo novelístico, fue todo un éxito. Considerada lectura “obligada”, la historia fue aclamada como uno de los mejores libros del año por el diario The New York Times, vendió 50 mil ejemplares en América Latina y España, y ya se tradujo a 15 idiomas.
Dolores vive en el Conurbano; es de Tres de Febrero, partido ubicado en la localidad de Caseros. Allí también es donde está ambientada la primera de sus novelas, escenario clave para abordar “el tema de los prejuicios” hacia los habitantes de las zonas alejadas de los grandes centros urbanos.
“A nosotros, los habitantes del Conurbano, nos dicen ‘los patas sucias’, ‘los que están todo el día descalzos con las patas en la tierra’, y yo quiero tomar eso y resignificarlo como algo positivo”, expresó la novelista, que en ese sentido, explicó: “Estamos siempre en contacto con la tierra, es un principio de conocimiento importantísimo, es el sostén de la vida y es también ese elemento que recibe a los cuerpos cuando ya no la tienen más”.
La historia de Miseria comienza con Cometierra, Walter y su pareja en un nuevo escenario: Liniers, lugar al que llegan para escapar del barrio en el que vivían porque “la violencia se les venía encima”. Ya en la ciudad, la joven con el don se entera que muchas chicas de allí están desaparecidas, al mismo tiempo que descubre una banda criminal que explota mujeres. Ambas situaciones la llevan a involucrarse para dar respuesta a lo que estaba sucediendo.
“Hay un montón de preguntas que de alguna forma me respondo escribiendo”, comentó Dolores en relación a las situaciones que decide plasmar en sus obras, enfatizando en que puso la mirada en organizaciones que buscan mujeres, como Madres del Dolor y Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. “Son las que yo veía cuando era chica buscando a sus hijos en la tierra, no como una metáfora, sino como una materialidad absoluta”, reflexionó.
Cometierra, Dolores Reyes y las víctimas de violencia machista
Cometierra hizo que víctimas de violencia de género y familiares de mujeres desaparecidas y asesinadas, como allegados de Lola Chomnalez y Natalia Melmann, se acercaran a Dolores para agradecerle por poner en papel y darle visibilidad a la cruda realidad que a muchas les toca atravesar.
Consultada por AUNO sobre la adopción del libro por parte del movimiento feminista, de mujeres y diversidades, la autora respondió: “Me sigue sorprendiendo y me impacta muchísimo”. Luego, agregó: “Yo milito desde los 14 años y escribí un montón de panfletos, pero no quería que mi voz y mi experiencia se colaran en el libro porque se rompe toda la trama”.
No obstante, la novelista adjudicó la apropiación de la obra a que “hay una necesidad absolutamente humana de saber qué les pasó (a las mujeres desaparecidas y asesinadas), cómo terminaron sus vidas, dónde están: una necesidad de justicia”.
“Soy muy cuidadosa a la hora de mostrar la violencia. Jamás haría un espectáculo de los cuerpos muertos. Uso mucha técnica, mucha poética y no hago un regodeo”, afirmó la autora de 45 años sobre la construcción de los crímenes que presenta en ambas novelas.
Luego contó que aún la asombra la “caladura” popular que tuvieron las obras, que vecinos, comerciantes barriales y hasta amigos de su hija le digan “dice la patrona de mi mamá si le firmás el libro”, y cuestionó: “Pasan un montón de cosas, entonces a mí lo que me sorprende es que no haya más gente narrando desde el Conurbano”.
Cometierra: la serie y cómo encontró su “habilidad”
El éxito y la consecuente repercusión de Cometierra y Miseria hizo que productores se interesaran en llevar la historia a la pantalla chica, en formato de serie. Así lo reveló Reyes exclusivamente a las y los presentes en la FILAB: “Están por empezar a filmar en muy poquito tiempo” lo que será la primera novela audiovisual de su mundo.
“Es muy impresionante cómo algo que empieza en un pequeño espacio de taller, una idea, algo chiquitito, personal, puede llegar a un Word, después a la materialidad de un libro y luego a algo más terrible, como lo es una serie”, continuó, con cierto asombro la autora.
Hacia el final de la presentación, un niño de aproximadamente 12 años, que estuvo atento a toda la charla, tomó el micrófono y, sin vueltas, preguntó a Dolores cómo se le ocurrió que a su personaje se le despertara la habilidad de la adivinación como consecuencia de comer tierra.
“Se me vino la imagen de una nena de siete años comiendo tierra en un cementerio, porque soy fan de los cementerios” respondió, también sin vueltas. Luego, añadió que “fue tirar un poco de ficción” y pensó: “¿Qué le puede pasar comiendo tierra si está en contacto con otros muertos?”.
Ahí apareció la idea: “la experiencia y la historia de una persona pasa la tierra, igual que pasa la carne, los huesos, la sangre, el pelo, las uñas, y queda depositado en esa tierra. Ella lo que hace es incorporarlo, cerrar los ojos y tener una visión y transmitírselo a quienes estén buscando a la mujer desaparecida”, concluyó.
MC-MEM
9-6-2023