Constituyen cooperativas en el gremio de la construcción

Una cooperativa de trabajadores desocupados se afirma en el rubro de la construcción como modelo autogestivo. Forma parte de las veinticinco que se organizaron en una federación para participar de licitaciones y obtener obras que dan trabajo a 500 personas. También capacita en oficios como albañilería, electricidad y plomería.

Por Elisabet Drago

(AUNO-Tercer Sector*) Cuando a fines de 2001 la institucionalidad del país se desmoronaba y arrasaba con los pocos focos de productividad que quedaban en pie, las cooperativas de trabajadores se consolidaron como modelo de economía social autogestiva capaz de enfrentar la desocupación y el abandono patronal. Un ejemplo es la cooperativa de la construcción “Jorge Canelles”, que lleva el nombre en homenaje al gremialista que tuvo activa participación durante el Cordobazo, y que comenzó a funcionar por esos tiempos en que miles de trabajadores quedaron a la deriva.
Empezaron siendo unos pocos. Albañiles, pintores, ayudantes, que habiendo trabajado en importantes obras públicas y privadas, habían quedado fuera del circuito laboral. Hoy, organizados en la Federación de Cooperativas de la Construcción, llegan a quinientos.
“La Federación se formó para concentrar a todas las cooperativas que ya son como veinticinco “#8220;asegura Horacio Lira, presidente de la cooperativa- y para trabajar con el Gobierno de la Ciudad y el Instituto de la Vivienda” quienes llaman a licitación para la realización de obras y eligen el mejor presupuesto. “Como ahora hay una apertura hacia las cooperativas, nos están dando a nosotros mucho trabajo”, asegura.
Barrios como Piedrabuena de Villa Lugano y las Villas 5, 11, 14 y 21, están siendo urbanizadas por esta cooperativa. “Estamos colocando ramales de cloacas, edificando viviendas, y capacitando a los chicos de la villa enseñándoles el oficio”, contó Lira. De los materiales y del costo de la mano de obra se hace cargo el Instituto de la Vivienda.
La diferencia que pesa a la hora de contratar a los trabajadores de la cooperativa- según Lira- es el costo, que oscila en un 60 o 70 por ciento más bajo que el precio ofrecido por cualquier empresa constructora. Esto se debe a que estas entidades están exentas de pagar IVA por un periodo de dos años. “Es un incentivo para que comiencen a funcionar”, valora, y además “compramos los materiales a proveedores mayoristas para bajar costos”.
Los trabajadores de las cooperativas de construcción reciben por mes un ingreso promedio de 1000 pesos y, a su vez, tienen una ayuda social que proviene de los excedentes de las ganancias, por ejemplo, becas para los hijos, ayuda para terminar la vivienda propia o para la compra de algún producto familiar.
“La cooperativa no tiene sólo albañiles y pintores. También la forman mujeres que se ocupan de las capacitaciones y de temas relacionados a la seguridad e higiene”, explica Lira. La entidad ofrece talleres y cursos de plomería, carpintería y electricidad con la finalidad de incorporar a los jóvenes y transmitirles el conocimiento del oficio. Pero no sólo impulsa la capacitación a aquellas personas que no tienen trabajo, sino que después de un período de adaptación esas mismas personas comienzan a integrar la cooperativa.
Pasaron cuatro años de la debacle y las cooperativas siguen creciendo. Los cursos, abiertos a la comunidad, se dictan en diferentes lugares porque todavía no tienen un espacio físico; pero igualmente “seguimos dando trabajo y reconstruyendo una política social que le permite a los obreros estar contenidos en el aspecto laboral”, asegura. En poco tiempo más, la Federación de Cooperativas de la Construcción lanzará un sitio en la web donde se podrá consultar la base de datos de las cooperativas y se podrán ver imágenes de los trabajos realizados.
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Como contactarse:
Cooperativa de Trabajo de la Construcción “#732;Jorge Canelles”#8482;
Teléfono: 15558523587 / 42263486.
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Agencia Universitaria de Noticias y Opinión
*Revista Tercer Sector

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