Clases, bailes y viajes en la tercera edad

La jubilación marca el fin de ciclo laboral en la vida de las personas y muchas buscan aprovechar mejor el nuevo tiempo libre. Así, los centros de jubilados se presentan como una alternativa a la inactividad.

Sebastián Medina

“No te esfuerces”, “dejá que lo hago yo”, “¿con este día vas a salir? Mirá si te caes”. Son sólo algunas de las tantas frases que bajo un disfraz de protección limitan las libertades de los abuelos y su derecho a vivir. Cada uno hace su vida, o al menos lo intenta, pero qué difícil es aceptar que el otro también debe hacer la suya. Y en esta lucha andan los abuelos que, cansados de mirar televisión durante horas, deciden acercarse al centro de jubilados del barrio para sentirse activos y útiles. Tan sólo en el partido de Lomas de Zamora, la Unión de Centros agrupa a 47 instituciones, a las que concurren más de mil abuelos, con una oferta de más de seis actividades físicas o recreativas.

Gran parte de los servicios que ofrecen estos centros están subvencionados por el PAMI. Representantes de la obra social afirmaron que los abuelos que realizan las actividades “toman menos medicamentos” y señalaron que “los hombres participan menos que las mujeres”. Equiparar esa cifra es un desafío a futuro.

José Rodríguez López es el presidente del Centro de Jubilados de Villa Centenario desde hace tres años. Cuando dejó de trabajar, sintió un “vacío enorme” y eso lo llevó a participar del espacio como revisor de cuentas y luego en la presidencia por pedido de sus compañeros de comisión. En diálogo con AUNO aseguró que su vida cambió desde que está “ocupado y preocupado” por el lugar.

En la actualidad, el centro tiene 800 socios y ofrece clases de tango, folklore, yoga y gimnasia, y viajes cortos y largos a precios accesibles y con comodidades de pago. También brinda servicios de enfermería, pedicuría y masoterapia subsidiados por el PAMI. Rodríguez López indicó que tanto él como sus compañeros de comisión están pensando en las actividades diarias. “Estoy más pendiente del centro que de mi casa”, dijo.

María Gutiérrez frecuenta el mismo lugar hace 20 años. Se sentía sola, decidió buscar compañía en el centro y actualmente colabora como secretaria. “Cuando uno es mayor es importante las ganas de ser, de estar vivo. Si te encerrás te vas quedando”, subrayó.

En esa búsqueda para estar mejor, las tardes de mates, los viajes, bailes y otras actividades físicas y de recreación parecen reemplazar a las ya famosas pastillas del abuelo.

Tanto Rodríguez López como Gutiérrez coincidieron en que a la gente que se acerca al centro de jubilados “le cambia el rostro”. “Llegan con una postura triste y se van soltando”, ilustró la secretaria.

Además, en el centro de Villa Centenario los abuelos juntan comida y la institución entrega el bolsón alimentario para los beneficiados con el programa Pro Bienestar del PAMI. Gutiérrez señaló que “es una gran satisfacción ayudar a aquellos que más lo necesitan”. Mientras que el presidente destacó que “los que se suman al centro tienen vocación de servicio”.

Araceli Gómez es la secretaria de “Nuestra Amistad”, un centro de jubilados de Lomas Oeste que habitualmente presta sus instalaciones para las reuniones de la Unión de Centros. Araceli llegó al centro “escapando al aburrimiento del hogar” y por amistad con una directiva. Contó que su hija le sugería que en lugar de ir a bailar al centro vaya a clases de computación, pero ella justamente le escapaba al encierro. Asimismo, expresó que “hay abuelos que, desde que vienen al centro, los médicos les bajan las dosis de medicamentos”.

El Centro de Jubilados Nuestra Amistad tiene 200 socios activos a los que les ofrece yoga, masoterapia, folklore, nutrición, taller de la memoria, enfermería y pedicuría mediante el PAMI. En forma particular hay clases de tango con un arancel de 15 pesos las dos horas. También se manejan con los viajes de turismo.

Afrontar los gastos con pocos ingresos

Los Centros de Jubilados se arreglan con escasos recursos para mantener sus puertas abiertas a la comunidad. El valor de la cuota social (aproximadamente de cinco pesos) de estas instituciones es simbólico por lo que se necesitan otras fuentes de ingresos para hacer frente a los gastos y encarar obras edilicias.

Los centros suelen hacer cenas o bailes y economizar el costo de realización de estos eventos haciéndose cargo ellos mismos del servicio de catering. Otra alternativa que algunos centros utilizan para recaudar es el alquiler de sus instalaciones para fiestas, aunque algunos prefieren no hacerlo para evitar conflictos con los vecinos por las molestias que ello podría ocasionar.

La entrada más fuerte de fondos con los cuales subsisten los centros son los viajes de turismo. Varían desde 300 a 1.000 kilómetros de distancia, con precios muy accesibles, comodidades en cuanto al pago y son abiertos a toda la comunidad. Las empresas de turismo les acercan las propuestas de viajes a los centros y le ceden entre el 5 y 7 por ciento del valor de cada viaje vendido.

  • Nota realizada para la materia de Periodismo Gráfico.

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SM-SAM

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