Bauen: obrero soy sin patrón, que esta fiebre se haga ley

La historia de lucha del hotel Bauen comenzó hace 14 años, cuando en plena crisis económica los trabajadores se hicieron cargo del hotel. Después vino la celebrada ley de expropiación. Pero la alegría duró poco: con el cambio de gobierno llegó el veto y la incertidumbre. En una entrevista con *AUNO*, Federico Tonarelli, vicepresidente de la cooperativa, repasa la historia de esta toma que hoy está en su momento “más difícil”. (*)

Emanuel Zamaro

Lomas de Zamora, mayo 24 (AUNO) – Jueves, 15:00, Federico está ocupado. Domingo, 13:00, Federico no está. Martes, 10:00, Federico está en el Congreso. Martes, 13:00, Federico sigue en el Congreso. Martes, 14:30, Federico está. Federico está ocupado, pero se hace un tiempo.

-Disculpame por esta desorganización, estamos con muchísimo laburo.
-¿Por el tema de la ley?
-No, es el laburo de todos los días.

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A cuatro cuadras del Congreso de la Nación se encuentra la Cooperativa Hotel Buenos Aires Una Empresa Nacional. Se trata de el Bauen, un hotel que fue tomado por sus trabajadores hace 14 años. En el medio hubo una ley de expropiación aprobada. Una ley de expropiación vetada. Y una pesadilla con riesgo de ser premonición: el desalojo.

Federico Tonarelli es el vicepresidente de la cooperativa. Es integrante del hotel desde hace 13 años. Ya es común que camine por Callao hasta Rivadavia para dialogar con diputados y senadores sobre la situación que atraviesa la cooperativa. Además preside la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados (FACTA), fundada hace diez años.

“La necesidad de agruparse con otras cooperativas dio como resultado la formación de una entidad de segundo grado. Ayuda a lo que es básicamente hacer más fácil todo el camino, como la búsqueda de subsidios, de créditos y fortalecer la defensa frente a algún ataque legal contra nosotros. El mismo concepto de asociarse entre trabajadores para armar una cooperativa se traslada en asociarse entre cooperativas para tener una entidad de segundo grado”, explicó Tonarelli.

“La mañana tiene otro olor porque suena el despertador
y salgo para la fábrica bien pintadito de sol”

A simple vista es un hotel común y corriente. El nombre en la entrada, banderas de distintos países, piso de madera, unas mesas y sillas afuera para quien quiera tomar un café sintiendo el aire. Pero no. No es un hotel común y corriente. Es, quizá, el más emblemático de nuestro país. Lo sabe la sociedad. Lo saben ellos: los trabajadores.

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“Ser parte de esto es muy importante. Es una experiencia muy enriquecedora. Nada comparable a lo que es trabajar en relación de dependencia: acá uno gestiona junto con sus compañeros. Se decide todo democráticamente. Es una experiencia de ruptura cultural muy importante. Estoy muy contento con eso”.

“Porque el barrio se movió la esperanza creció,
como una florcita agreste nuestro corazón se abrió”

¿Ustedes le dan un valor importante a la cultura?
Sí. La cooperativa tiene una política cultural muy importante. En los momentos más difíciles eso también se pone sobre la mesa y se evalúa si todas las actividades que son políticas y de reclamo se pueden hacer en combinación con actividades culturales.

Y eso se vio reflejado el 19 de abril, cuando estaba programada la orden de desalojo.
Para ese día estaba pautado un acto muy importante con la actuación de artistas. Hacemos habitualmente eso. A la gente que no se le pudo avisar que se había suspendido por el clima la recibimos y se hizo alguna actividad más chica. Habría unas 200 personas. Las recibimos en la recepción donde se preparó algo de comida y se pasó en una pantalla gigante una serie de documentales de empresas recuperadas. Siempre se mecha lo político y lo gremial con lo cultural.

“Y nos mandaron patrullas queriendo desalojar,
y toditos nos quedamos varias noches a aguantar”

La jueza María Paula Hualde había dictado la fecha en la que echarían a los trabajadores del hotel. Seguramente a todos se les vino a la cabeza las imágenes de uniformes azules, cascos y bastones. La pesadilla era cada vez más una realidad.

Pero el Bauen tiene sus propias armas para defenderse: la música, el pueblo, la alegría. Casi como versa la canción El Bichito, de Arbolito: “Las revoluciones dijo, se hacen con una sonrisa, empecemos por ahí”.

El desalojo se suspendió el mismo día por la decisión de la Cámara Comercial de Apelaciones en lo Comercial de la Ciudad de Buenos Aires. La resistencia pasó a ser un festejo puertas adentro. “Últimamente no hemos tenido problemas con la Policía, pero sabemos que están pendientes de cómo evoluciona la cosa jurídicamente para poder actuar. En la madrugada del 20 de abril iba a haber un operativo policial intentando desalojar. Todavía no pasó nada, pero estamos muy pendientes de esto”. Las palabras de Tonarelli son como un suspiro por salvarse de una situación complicada, pero sabe que no se pueden relajar.

“Y un día no dio pa’ más, el negro dijo ‘Ya fue,
a esta planta la tomamos, que sea nuestro lo que nos dé’”

21 de marzo de 2003, el hotel Bauen pasa a estar en manos de los trabajadores. 1 de diciembre de 2016, se aprueba la ley de expropiación para la Cooperativa Hotel Bauen en el Congreso de la Nación Argentina. 27 de diciembre de 2016, el presidente Mauricio Macri vetó por decreto la ley. Fueron 13 años de lucha para conseguir su deseo más anhelado. Fue menos de un mes para destruirlo.

¿Por qué creés que Mauricio Macri vetó la ley?
Decidió vetarla porque está absolutamente en contra ideológicamente de lo que representan las cooperativas de trabajo y las empresas recuperadas. Es un Gobierno pro grandes empresarios. Entonces, experiencias como la nuestra son resistidas. Es, por un lado, una cuestión ideológica claramente, y por otro lado, hay funcionarios que están detrás del negocio que hay con la venta del hotel. Si nosotros dejáramos de manejarlo, todo hace pensar que habría un negocio inmobiliario, una venta de este Bauen más el Bauen Suite que está sobre la calle Corrientes. Muy probablemente estén tratando de garantizar ese negocio porque parte del equipo de abogados de los viejos dueños del Bauen son funcionarios del macrismo.

¿Cómo quién?
Susana Espósito es una de las abogadas del equipo de ellos y representante en la comuna 6, en Caballito. Además es esposa de otro funcionario del gobierno de la Ciudad que es director de la Agencia Gubernamental de Control (Matías Álvarez Dorrego). O sea que el macrismo siempre estuvo detrás del tema Bauen. Estando en el Gobierno Nacional tienen muchas más herramientas para tratar de disolver la cooperativa.

¿Ves una diferencia clara entre este Gobierno y el anterior?
Por supuesto. El Gobierno anterior no atentaba contra los procesos como hace el macrismo, claramente. Antes teníamos algunas ventanillas del Estado que promovían políticas públicas a favor de las cooperativas de trabajo. Este Gobierno lentamente las va cerrando, las va desactivando en la idea de tratar de que el proceso este no siga creciendo y que no se haga cada vez más fuerte. La idea del Gobierno es estrangularlo para que desaparezca.

A pesar de que haya sido vetada, ¿la ley aún está siendo trabajada en el Congreso?
El tema de la expropiación está en un momento donde el Congreso debe decidir qué hacer con el veto del Presidente y eso tiene un trámite administrativo. Estamos trabajando para ver si efectivamente el Congreso vota nuevamente la ley y deja sin efecto el veto. Para eso necesitamos dos tercios de los presentes. Entonces tenemos que evaluar con mucho cuidado en cuál de las sesiones pondríamos a votación nuevamente el proyecto de ley, porque si no alcanzamos los dos tercios automáticamente perdemos esa posibilidad, y eso activaría nuevamente el desalojo. Entonces estamos trabajando eso todos los días en el Congreso.

Me imagino que vas todos los días de acá para allá.
Yo voy los martes y los miércoles normalmente al Congreso. Después el resto de los días en alguna que otra reunión, o algunos diputados se acercan acá a charlar con nosotros. Yo hoy vengo de ahí y la verdad que no sabemos ahora cuándo en el transcurso del año va a ser el mejor momento. Estamos trabajando bloque por bloque, diputado por diputado. Así que es una cuenta que vamos a hacer en estos días y definir el mejor momento. Es una situación delicada.

¿Hasta cuándo tienen tiempo para decidir el día que se vota?
Está en discusión. Algunos plantean que el tiempo límite finaliza el 30 de noviembre de este año. Otros hablan de que son 2 años, o sea que tendríamos todo el año parlamentario de 2018. Pero es una discusión que incluye a la Justicia porque estamos a la espera de ver qué falla la Cámara de Apelaciones. Si falla a favor nuestro sería este último plazo y nos daría la chance de trabajarlo en el Congreso. Si la Cámara de Apelaciones falla en contra, nos darían una nueva fecha de desalojo muy próxima. Así que, además de trabajar en el Congreso, estamos a la espera de ver qué define la Cámara de Apelaciones.

¿Cuándo van a tener la resolución de Cámara?
Los abogados calculan que pueden ser dos o tres meses de la aceptación del recurso de queja que nosotros presentamos el 18 de abril. Así que calculamos que en julio deberíamos ver una definición de parte de la Cámara.

¿Cuál considerás que es el momento más difícil que pasaron desde que sos parte?
Éste. En otros momentos siempre teníamos algún recurso judicial para tramitar. Ahora no, estamos en la última instancia.

Federico está. Federico siempre está. Ya sea en el hotel, en el Congreso, en FACTA o desde su casa: siempre está luchando por los trabajadores. Están arriesgando la última chance que les queda. “Si no se aprueba la ley vamos a estar en muchos problemas. Nos van a desalojar”. Arbolito, con su chacarera La Recuperada, una vez más le pone palabras a una exigencia popular, no solo de los trabajadores sino también del pueblo: “Vuelvo a la fábrica, vuelvo a creer, obrero soy sin patrón, ¡que esta fiebre se haga ley!”.

(*)Nota realizada para la materia Taller de Periodismo Gráfico
EZ-AFG

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