Carolina se aguantaba ir al baño en la escuela, porque tenía que ir al baño de varones o al de discapacitados y ella no se sentía ni varón ni era discapacitada. Pero la educación pública le dio su revancha. Con murales, muestras de fotos y afiches, los pasillos de la Media 5 de Longchamps le ganaron la batalla a una cultura binaria, que limita y etiqueta. Y la inauguración de un baño inclusivo, sin distinción de género, fue un hito emocionante.
La identidad sexual fue tema tabú, pero esto ya es historia pasada para la escuela secundaria de Rivadavia 1851. “Darse permiso para ser, de eso se trata”, resume Leonardo Lafflitto, el director.
Carolina Ibarra era exalumna cuando vio el sendero de deconstrucción que recorría en la escuela. Entonces se comunicó a través de las redes sociales y contó su experiencia.
Cuando estudiaba ahí, no podía ir al baño en el recreo como todes les alumnes. Tenía que esperar entre horas el permiso de los profesores, para escaparse de una cultura que la condicionaba.
Su vivencia disipó las dudas sobre la idea de abrir un baño inclusivo. La institución eligió tomar los riesgos. Entonces Carolina volvió a la escuela para cortar la cinta de inauguración de este baño individual que se puede usar sin distinción de géneros.
“Un símbolo de una construcción institucional que habilita a pensarte, a repensarte y a emanciparte”, define el director de la Media 5.
Si bien el camino nunca fue fácil, se tornó más rebuscado en un contexto donde las opiniones sobre la ESI y los avances de género se encuentran a flor de piel y las redes sociales se vuelven un frente de ataque. Pese a las críticas que recibió la escuela por Twitter, las familias de la institución acompañaron el proyecto.
De la escuela a casa y de casa a la escuela, en un ida y vuelta que contagió a toda la comunidad educativa. Les estudiantes fueron el motor principal. Se abrieron a participar activamente de los encuentros y debates. Escucharon las historias y plantearon sus inquietudes.
“El poder mirar al otro, comprender al otro y lo que siente el otro, es lo que abrió un poco el juego para que los chicos pudieran ponerse en la piel de los demás”, explica Roxana Meren, del equipo de orientación escolar.
Las muestras de fotos y la instalación en las paredes de botiquines con mensajes sobre estas problemáticas, fueron algunas de las actividades que llevaron adelante les alumnes durante el año. Un trayecto que tuvo un punto culminante en la intervención artística sobre las puertas del baño, con frases como “El sexo no te define”, “Ni varón, ni mujer, yo decido que ser”.
La Media 5 entendió que este “repensarte” los incluía ellos como institución. Fue así, que desde el inicio del ciclo lectivo, fueron en busca de su propia identidad y no dudaron, de que lado de la mecha encontrarse. Desde la eliminación de la distinción de género de los registros, hasta la inauguración de un baño sin etiquetas, la secundaria de Longchamps lo planteó como un “resarcimiento que le da la educación pública” a les ex alumnes que sufrieron.
Como dice el director: “Carolina tuvo que pasar por todo esto, pero esto no pasa nunca más”.