Auge y decadencia del periodista Alfredo Barrios

En su novela “Responso”, escribe sobre los momentos posteriores al golpe del 55 contra el peronismo. El escritor santafesino revierte la fórmula civilización y barbarie, en ese contexto de violencia desatado por la dictadura de Aramburu y Rojas. Se cumplen 60 años de ese hecho.

Horacio Raúl Campos

Lomas de Zamora, junio 7 (AUNO).- Juan José Saer escribió entre diciembre del 63 y enero del 64 la novela Responso, después de haber salido al ruedo con el libro de cuentos En la zona(1960).

En esa novela, la primera de las doce que escribió, está anunciado el proyecto narrativo que desplegará. Aunque no pocas de sus metáforas ya están en la escritura borgeana, se advierte a su vez una toma de distancia fundamental de la escritura del autor de Ficciones.

En Responso, por ejemplo, Saer invierte los espacios sarmientinos de civilización y barbarie y también cambia el orden de civilizados y bárbaros de la órbita borgeana.

El amor, el bienestar, la civilización y la actividad política; la degradación, la violencia, la hipocresía, la barbarie, la venganza política y la miseria moral, al fin todos asuntos universales, se hallan corporizados en personajes claramente ubicados en Santa Fe y en localidades cercanas.

El fondo histórico básico sobre el que se mueve esa novela está claramente identificado con los momentos posteriores al golpe oligárquico del 55 contra el peronismo.

Barrios es un periodista santafesino que durante el peronismo es electo secretario general del Sindicato de Prensa, llega a conocer a Perón, logra mejoras sociales y salariales para los afiliados y está casado con Concepción, una empleada del Ministerio de Educación.

Después del 55, Barrios es desplazado del sindicato, lo muele a palos una patota de la dictadura de Aramburu y Rojas, y le intervienen el gremio. Cae en desgracia en todo sentido.

A partir de esos hechos políticos y de la violencia que cubre todo el país, el periodista comienza a degradarse: no se afeita, no se baña, se separa de Concepción, deambula mugriento por la ciudad, aumenta de peso más allá de los cien, no tiene trabajo y descree de la vuelta de Perón.

Le dice a su mujer que quiere cambiar y por eso le miente que el diario La Nación le podría abrir las puertas como corresponsal de notas agropecuarias de la zona donde vive. Para ello, le pide una máquina de escribir a Concepción, que no es de ella, sino del Ministerio de Educación.

A esa decadencia que padece Barrios, atribuida al golpe del 55, se suma un nuevo vicio: la timba. Así fue como empeña la máquina de escribir.

Pierde todo ante timberos especialistas: en el tugurio del juego había “profesionales, comerciantes, ganaderos y militares”. Es decir, los respaldos del golpe del 55 y de todas las dictaduras.

Barrios, como parte de su propia decadencia, solo, en el llano, exiliado en su propia zona, participa en la mesa de juegos con ellos y cuando pierde todo intenta robar una ficha del jugador que tenía a su lado. Lo descubren y lo muelen a trompadas.

Lluvias y tormentas

Las purificadoras lluvias épicas de setiembre de la ficción y la realidad escritas por Borges, esa visión de mundo y la mirada sobre el peronismo, en esa novela, como en otras, están totalmente invertidas.

Golpeado y sangrando a raíz de la paliza gorila, a Barrios lo abate una negra tormenta que nada tiene de épica, que es como un “coro oscuro”, una “catástrofe” y “un castigo del cielo”, todas metáforas del golpe del 55.

“Todavía hipaba de furia y miedo cuando las primeras gotas empezaron a caer desde un cielo negro, golpeándolo en el rostro ensangrentado y húmedo de sudor (…) Del cielo caían una luz enloquecida, una catástrofe de electricidad y estruendo, y unos lentos goterones de agua gruesa y fría”, escribe.(141)

Después señala que: “Ahora el fuego del cielo era amarillo, tortuoso y crepitante, y dejaba la atmósfera impregnada de un olor insoportable (…) El agua le azotaba la cara furiosamente”. (144-145)

En Borges, las lluvias que acompañan el golpe del 55 son purificadoras y saludables para la República supuestamente manoseada por el peronismo.

En Responso, el personaje central recibe tres castigos físicos: dos propinadas por patanes aduladores de Rojas y Aramburu, y otro por la tormenta eléctrica con rayos y centellas, que es una metáfora de la tortura. Son las clásicas tormentas reales en obras de Saer.

Los personajes principales, Barrios y su esposa Concepción, están ubicados en los términos correspondientes a la civilización: escriben, leen, tienen una biblioteca con libros de novelas y poesías.

Mientras que los enemigos del periodista y del peronismo son aquí los bárbaros: timberos, fanfarrones, matones, golpean en barra y pertenecen a las clases sociales que apoyan a la fusiladora del 55. ‘Golpe de gracia’, tituló Saer el capítulo en que narra la segunda paliza a Barrios.

El escritor santafesino, escasamente estudiado en las carreras de letras de las universidades nacionales, es uno de los grandes de la narrativa argentina y latinoamericana.

Bibliografía
Juan José Saer, Responso, Buenos Aires, Seix Barral, 2013.

AUNO-7-6-15
HRC-SAM

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