Lomas de Zamora, mayo 24 (AUNO) – La tristeza es una constante en la vida de Silvia Pérez Vilor desde aquel 4 de agosto en el que la Policía le notificó que habían encontrado el cuerpo de Anahí Benítez, su hija de 16 años, a tan solo siete cuadras de su casa de Lomas de Zamora y seis días después de que denunciara su desaparición.
Esa pérdida es lo que la motiva en su búsqueda de encontrar respuestas. “Duele mucho, pero seguiré hasta donde pueda”, dice con firmeza. Silvia quiere saber por qué la Policía cometió tantos errores a la hora de hallar el rastro de la joven y por qué la Justicia se demora tanto en dictar una sentencia.
“A nueve meses de lo que pasó puedo decir que nada cambió”.
En el cuerpo y en la voz de Silvia se hace notar la impotencia. Pero recurre a su fuerza, se cruza de brazos, eleva el tono y se hace oír. Su prioridad hoy es que se haga justicia. “Ninguno es un perejil, como dicen”, asegura.
“Lo que quiero es que se resuelva el caso, que paguen todos los que fueron culpables. Estoy convencida de que son más de esos dos que están encerrados“. Por el femicidio hay dos detenidos. Uno es Marcos Bazán, de 34 años, quien fue apresado luego de que el perro Bruno siguiera el rastro de Anahí hasta su vivienda, además de que el animal identificó su olor en el lugar del hallazgo del cuerpo, a 300 metros de su casa, ubicada dentro de la Reserva Santa Catalina, a pasos de la estación de tren. El otro es Marcelo Villalba, de 40, que fue demorado por tener el celular de la estudiante —al que, según sus palabras, había encontrado en la calle— y que luego fue imputado en el crimen por haberse cotejado su ADN y confirmado que había violado a la estudiante.
¿Tuviste la oportunidad de cruzarte, de estar cara a cara con los dos detenidos?
Los vi en una audiencia. Villalba tenía una actitud totalmente indiferente, miraba siempre un punto fijo. Estaba inexpresivo. A Bazán, por el contrario, lo noté muy altivo, desafiante. Pero cuando se le preguntó si quería decir algo, se dirigió al juez con una voz muy suave y dijo que no la conocía, que no sabía nada, que era una gran injusticia. No coincidía con su actitud anterior. No me motivó la más mínima confianza su palabra. Que puedan o no tener participación en el hecho se verá, pero ninguno es ajeno al hecho.
En las primeras horas después de ser detenido, los familiares y amigos de Bazán iniciaron una campaña con fuerte presencia mediática para pedir por su libertad porque dicen que es inocente. ¿Qué te pareció eso?
Te puedo asegurar que ninguno es un perejil, como dicen. Esa es una movida muy extraña. De repente, 20 o 30 personas publicaban en Facebook un cartel que decía ‘Yo estuve con Bazán’. ¿Qué, estuviste con toda la humanidad esa semana? Es como que estuvo las 24 horas con alguien. Aparte existe un tema:* trabajé en el hospital Gandulfo con la mamá de él*. La conocía de vista, nada más. Con una diferencia: ella pertenecía al sindicato y yo no. Muchos de los que fueron a manifestar a Tribunales son del sindicato, que van por un apoyo político, pero en realidad no tienen ni idea de lo que están defendiendo. De todas maneras, me estoy manejando en el marco de las teorías, porque todavía no está el juicio. Si Bazán es inocente, le pediría disculpas y el Estado lo tendrá que resarcir, no sé cómo se maneja esto. Pero para mí no lo es.
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Sin embargo, sospecha y sabe, según pruebas que están en la causa pero que se presentarán más adelante, que son más los involucrados en el asesinato.
“Hay más gente implicada. Lo dije siempre y el avance de la causa me está dando la razón. No puedo contar detalles pero sí que existen más involucrados y no solamente de manera directa, sino cómplices y encubridores: la logística misma de un secuestro de seis días te lo exige. Hay personas que vieron y que no dijeron nada, otros que mintieron, que encubrieron, hay gente que se hizo la tonta. Hay pruebas de más acusados, de vínculos, de conexiones, de otros lugares, de un vehículo y otras cosas. Todo eso está en la causa y se va a saber el día del juicio. Son varios. Los que dieron falso testimonio también son muchos. Gente que habló y que se contradijo con los mismos detenidos, o entre ellos. El que miente después no se acuerda de lo que dijo, así que el día del juicio probablemente no se acuerde. Pero yo sí me acuerdo: cuando alguien dijo ‘sí, Bazán estuvo en mi casa de 4 a 6’ y yo vi en las cámaras de seguridad a Bazán entrando a la reserva a las 4:30 de ese mismo día. Hubo mucho ocultamiento. Espero que todas esas personas que de alguna manera formaron parte de esto caigan también. Porque si sé que alguien está cometiendo un delito y me hago el tonto, también soy culpable”.
¿Hay autoridades o policías involucrados en estas maniobras de entorpecimiento de la causa?
La denuncia de la desaparición la hice en la comisaría 9° de Parque Barón, que es la que me corresponde por domicilio. Todos los que intervinieron están desde diciembre presos por tráfico de drogas y trata de personas. Eso es responsabilidad del Estado. De hecho hay dos expedientes de sumario interno abiertos por la búsqueda. Me tuvieron horas preguntándome si me había peleado con ella o si tenía un problema familiar. Me cansé de explicar que nunca se hubiera ido sola. A la hora que no volvió a mi casa estaba pensando que le había pasado algo, porque yo sé quién era. *Hay vecinos que declararon que en la noche del sábado (día de la desaparición) en la casa de Bazán hubo ruidos extrañ*os, gritos, movimientos y la Policía que estaba en ese momento no le hizo caso. Hay sospechas sobre las fuerzas.
¿Y la Justicia por qué todavía no fijó una fecha para el juicio?
Si hay pruebas y pericias que están atrasadas, se puede dilatar, porque es improcedente llegar a un juicio sin tener la instrucción terminada. Hay pericias de agosto que todavía están sin hacer. El 13 se encontró el teléfono de Anahí y hoy está sin desbloquear todavía. Debe ser el único teléfono en la Argentina que no se pudo desbloquear. Lo llevaron a la AFI (Agencia Federal de Inteligencia), a la UTN (Universidad Tecnológica Nacional) y ahora a Mercedes: alguien que sabe me comentó que es el primer lugar donde lo deberían haber llevado, porque hay varios sistemas de desbloqueo.
¿Tuviste la posibilidad de plantear estos reclamos sobre el retraso de la causa ante alguna autoridad que pueda darte respuestas?
La causa está avanzando, lo único que no lo hacen son las pericias. Tuve una charla con Vidal (María Eugenia, gobernadora de Buenos Aires) y le planteé ese tema. Me ofreció toda la ayuda provincial, nacional e internacional para hacer todas las pericias informáticas, científicas y las que hubiera que hacer. Las respuestas que recibí en ese momento fueron favorables. Pero hasta hoy no he visto que se haya aplicado nada. Me dicen que para tal pericia hay que pedir un turno que no sé para cuándo será, que para tal otra no hay insumos, que tal aparato se rompió, que tal otra va a tardar porque está la gente de vacaciones. Yo quería una excepción, por la gravedad y por el paso del tiempo. Que en un caso tan importante que no está todavía resuelto en su totalidad se atrasen o se pierdan pruebas por la lentitud de las pericias me pareció una injusticia más.
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Silvia había pedido que la entrevista para hablar de Anahí no fuera en su casa porque le traía recuerdos. Sin embargo, no puede evitar acordarse de ella cuando, de frente a una ventana de un aula de la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, observa sobre el horizonte el predio de más de 700 hectáreas donde fue hallado semienterrado el cuerpo de su hija.
“Quiero cambiar esa Reserva. Sabían que el chip de Anahí se activó por última vez ahí, esperaba que por lo menos voltearan las catorce casas que hay allí dentro para ver lo que pasaba. Desde que mi hija fue encontrada ahí nada cambió: sigue siendo un escondrijo, un lugar peligroso. Uno se adentra unos metros y se quiere escapar de ahí, parece un bosque de cuento de terror. Eso propicia delitos. Propondría hacer una reserva chiquita, de unas 20 a 30 hectáreas, que pueda ser de paseo o recreación y vigilarla. El resto se podría desmontar, hacer casas y continuar con el barrio que lo circunda”, analiza.
¿Cómo se te hace presente Anahí en tu cotidianidad?
El día a día es horrible. Es muy duro vivir: es más que morirte. No está dentro de mis convicciones hacer eso y seguiré hasta donde mi cuerpo aguante. Pero te aseguro que no es nada fácil – dice Silvia, mientras se lanza hacia atrás en la silla, se saca los anteojos y se refriega apenas los ojos, vidriosos por las lágrimas que intenta contener.
Antes de que me pasara esto, cuando veía casos similares, la verdad es que lo sentía mucho. Creía que me podía poner en el lugar de la madre por ser madre pero no, es imposible. Es una sensación que no la podés entender si no la experimentás. Es un dolor que supera todo, te traspasa, y es de mayor o menor intensidad de acuerdo al estado mental en que uno esté. Si te arrancaran la carne a jirones no te dolería tanto. Después de una cosa así jamás volverás a estar bien: jamás vas a poder ser feliz y disfrutar. Vivo porque sé que es lo que mi hija hubiese querido. Pero si vos me preguntas qué quiero hacer, te digo que me quiero acostar en la cama, tomar una pastilla y dormir. Y cuando me despierte, tomar otra y no despertar nunca. Porque duele mucho cuando estás despierto; cuando estás dormido es como que te olvidas.
¿Cómo analizás la situación de las mujeres en la actualidad con respecto a la violencia que se ejerce contra ellas?
No se puede hablar de violencia de género y femicidio sin hablar del contexto. Hay violencia en todos los aspectos. Se está formando una sociedad muy peligrosa, donde todo vale, donde nada importa. Creo que la mujer es el hilo que se corta por lo más delgado: es la más vulnerable, el chico también. Hay una falta de entorno, de educación, de respeto: ese caldo de cultivo que después genera la violencia hacia las mujeres y a todo nivel. Como sociedad somos responsables de cada femicidio porque no educamos, no cuidamos, no prevenimos.
Anahí fue un caso especial por cómo era ella, por lo que dejó mientras vivió, por el amor que ella inspiraba. Pero quiero que sea recordada con todas las que pasaron por lo mismo: con cariño, reconocimiento y el dolor que en este caso se suele tener, con mucha impotencia por no haberla encontrado pero también con la seguridad de que voy a hacer todo lo posible para que el que tuvo una responsabilidad lo pague. Si quedé yo es para decirlo y para tratar de que eso cambie. Trato de que no sea desde el rencor, sino desde la voluntad de que no vuelva a pasar. Más allá de los homenajes que le puedan hacer a mi hija, que me parecen lindos, creo que lo mejor que podemos hacer por ella es que haya justicia.
AUNO 24-05-2018
LAM-AFG