La consigna era sencilla. Durante una hora, apagar las luces y desenchufar los artefactos eléctricos para demostrar e incentivar el compromiso de la sociedad en la lucha contra el calentamiento global. La llamada “Hora del Planeta” transcurrió el fin de semana en ciudades de 38 países, con Buenos Aires en la lista. Pero más allá de las buenas intenciones, la amplia difusión de la movida en los medios y el apoyo oficial, los resultados de la escala local de la iniciativa fueron magros. El sábado, de 20 a 21, Capital Federal brilló de más.
Esa noche, la imagen del Obelisco a oscuras simbolizó la participación formal de la Ciudad en la campaña mundial, que mediante un apagón buscaba llamar la atención sobre las consecuencias del cambio climático.
Sin embargo, a pesar del fuerte trabajo de concientización de la Fundación Vida Silvestre, organizadora de la fase local de la iniciativa, la iniciativa no tuvo suficiente recepción entre la población. Según informó a AUNO-Tercer Sector la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico, en Buenos Aires “en la noche del 29 no se registró ningún tipo de variación, ni en el consumo ni el despacho de energía eléctrica”.
En otras latitudes la campaña tuvo mayor aceptación. En la australiana Canberra, por ejemplo, el consumo de energía eléctrica disminuyó un 11,4 por ciento y se calcula que participó el 73 por ciento de la población. En todo ese país, el 58 por ciento de los adultos se sumó a la iniciativa.
Además de particulares, la movida contemplaba la participación de empresas. En ese rubro, el contraste entre las ocho argentinas inscriptas y las 2 mil australianas puede leerse como otro indicio de que en el país la propuesta no tuvo suficiente eco.
Lo mismo puede inferirse si se coteja el número de distritos participantes: mientras que en Argentina adhirieron de forma oficial Buenos Aires y Tierra del Fuego, el número resulta pequeño al compararlo con las 150 ciudades canadienses que participaron de la campaña.
En el sitio web oficial del evento se inscribieron casi 300 mil personas “de los seis continentes” y más de 20 mil empresas, aunque desde el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus iniciales en inglés), organizador del “evento más grande del mundo”, calculan que participaron más de 30 millones de personas.
En Argentina, la WWF está representada por Vida Silvestre. Su coordinador del programa de Cambio Climático, Juan Casabello, explicó a AUNO-Tercer Sector que “el objetivo de la campaña es concientizar a la población sobre el cambio climático, ser conscientes de que casi todas nuestras acciones tienen un impacto en el medio ambiente”, aunque subrayó que “las medidas concretas para atenuar esta problemática deben venir del Gobierno”.
Por eso “la expectativa principal era sumar a Buenos Aires a la iniciativa”, manifestó Casabello, aunque “debido a que la administración todavía es nueva y no tiene una meta fija en este sentido, conseguimos que se sume pero no se logró un compromiso formal de reducción del volumen de energía”.
De todas formas, la iniciativa no se agota en el apagón del sábado 29. “Además de apagar la luz, se pide el reemplazo definitivo de lámparas fluorescentes por las de bajo consumo y acciones que reduzcan su consumo diario. Las empresas asociadas, además, identificarán métodos de largo plazo para reducir el uso de energía”, se lee en el sitio web de la Fundación Vida Silvestre.
Las otras ciudades latinoamericanas que participaron de la iniciativa fueron Caracas, Montevideo, Curitiba, Santa Cruz de la Sierra y Ciudad de México, y en todo el mundo sumaron 380 en 38 países.
La movida tiene su precedente en el apagón de 2007 en Sidney, Australia. En aquella ocasión se logró, durante una hora, disminuir un 10,2 por ciento el consumo de energía eléctrica y se logró el apoyo de 2 millones de personas. Los buenos resultados obtenidos impulsaron la realización del evento a escala planetaria.
Los dos tornados que en marzo asolaron partidos del Gran Buenos Aires dan cuenta de que la aceleración del cambio climático es un hecho y sus consecuencias amenazan a toda la vida de nuestro planeta. La propuesta de la WWF es precisa: “Para cambiar el curso actual del cambio climático es necesario actuar ahora”.