Lomas de Zamora, septiembre 06 (AUNO) – La Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR) dará por segundo año consecutivo un taller para discutir las problemáticas del sector en el Encuentro Nacional de Mujeres (ENM), que se realizará del 14 al 16 de octubre en Chaco. La organización afirmó que tuvo que dar “una gran batalla para ser incluidas por el movimiento de feministas de Argentina”.
La asociación, que integra la CTA y lucha por ser reconocida formalmente como sindicato de trabajadoras sexuales, tendrá su espacio en el 32º ENM en medio de la polémica dentro del movimiento feminista frente a su lucha para contar con derechos laborales, ya que hay grupos abolicionistas y punitivistas que consideran a la prostitución una de las mayores manifestaciones de la opresión del patriarcado sobre las mujeres.
Entrevistada por AUNO, la secretaria general de AMMAR, Georgina Orellano, adelantó que en los talleres desarrollarán el concepto de “puta feminista”, y debatirán el nuevo proyecto de ley que están preparando para amparar su trabajo dentro de un marco legal.
¿Cómo fue el proceso que atravesaron para llegar a tener su propio taller en la última edición de la mayor actividad anual de mujeres del país?
El 8 de marzo de 2016 hicimos una carta pública acompañada y apoyada por diferentes colectivos, como partidos políticos, organizaciones sociales, sindicatos, referentes de la Academia y compañeras feministas, llamando a la comisión organizadora para que incluya en la grilla el taller “Mujeres trabajadoras sexuales”. Antes del ENM nos llamaron para que explicáramos por qué incluirlo si ya había uno, el de “Mujeres en prostitución”.
Durante mucho tiempo habíamos participado de ENM, que respetaba nuestra autodeterminación como trabajadoras, pero después de haber tenido la experiencia de estar en espacios muy violentos, la organización decidió dejar de participar, y se invisibilizó nuestro movimiento.
Nos sentimos excluidas, como les pasó al colectivo de las compañeras lesbianas y al trans. Tuvimos que dar una gran batalla para que el movimiento de feministas de Argentina nos incluyera, y que damos, pero ahora desde adentro.
¿Por qué volvieron a participar?
Después de un proceso de discusión interna y maduración, decidimos volver porque sabemos que hay otro feminismo que también apoya la lucha de derechos laborales para las trabajadoras sexuales. Estuvimos en 2014 y 2015, pero en los talleres no se respetaba nuestra identidad autopercibida, y la agenda era totalmente abolicionista.
Queríamos que se siguiera sosteniendo el taller de mujeres en situación de prostitución, para aquellas que quieren otra alternativa al trabajo sexual, y que discutan qué políticas públicas pedirle al Estado para que les dé la posibilidad de poder incursionar en otro mercado laboral, pero también que nosotras pudiéramos tener un espacio aparte en el cual se respetara nuestra identidad y pudiéramos generar nuestra propia agenda para discutir en el encuentro, sobre todo donde hubiera respeto.
¿Cómo les fue con el primer taller? ¿Y cambió algo en ustedes después de esa primera experiencia?
Nos marcó un antes y un después como organización, AMMAR no volvió a ser lo mismo. Se desbordó la capacidad, se inscribieron unas 120 o 150 compañeras para conocer el taller, pero fueron más de 700 las que vinieron a hablar por primera vez con una trabajadora sexual, a ver cuál es nuestra lucha, qué le pedimos al Estado y cuál es la situación legal en nuestro país con las políticas antitrata que nos han afectado como trabajadoras. Nos dimos cuenta de que muchas compañeras no tiene una postura tomada sobre nuestro trabajo, que daban por hecho que ser feminista es apoyar el aborto y estar en contra de la prostitución, que es la bajada de línea que tenían desde sus espacios de militancia y académicos. Hoy, muchas abrazan esta causa.
Tener un espacio definitivo en la grilla de los talleres de los ENM es muy importante. Antes sentíamos muy lejano el slogan “El ENM somos todas”.
¿De qué se van a tratar sus talleres este año?
Este año venimos con más experiencia, sobre todo cuáles son las preguntas con las que llegan mujeres desde otros espacios. Y a diferencia del año anterior, tenemos dos puntos que creemos que van a sobresalir: uno, es dar a conocer el movimiento “Puta feminista”, el por qué nos reapropiamos de la injuria, esa palabra que es socialmente utilizada como un insulto, sacarle la carga peyorativa y negativa y transformarla en una identidad política.
Hay muchas chicas que sienten que en el único espacio de militancia donde se puede hablar de lo que pasa con la sexualidad, el placer y el deseo es con las trabajadoras sexuales, en esta sociedad machista y patriarcal. Es una agenda que muchos movimientos, partidos políticos y sindicatos dejan por fuera, y en el espacio de militancia de las trabajadoras sexuales está presente todo el tiempo, porque no tenemos una mirada estigmatizante de la sexualidad. Sí cargamos con prejuicios, como la gran mayoría de la sociedad, pero no lo hacemos un tabú, es parte de nuestra vida cotidiana todo el tiempo.
¿Y cúal es el otro tema central?
Durante todo este año estamos trabajando para conseguir un nuevo proyecto de ley. Inclusivo con cada modalidad, de legalización del trabajo sexual, y con un marco de derechos laborales. Ni abolicionismo, ni prohibicionismo, ni reglamentarismo. Acceso a derechos y garantías, sin controles sanitarios, sinó con acceso a la salud integral, como deberían tener todas las personas de la sociedad, que vendría de la mano con poder acceder a una obra social, que es lo que le demandamos al Estado.
AUNO 06-09-2017
AGF-AFG