A 180 años de la usurpación de Malvinas*

Se cumplen 180 años de la apropiación de las Islas Malvinas por parte de Inglaterra. Fue el 3 de enero de 1833. La controvertida conducta de Vernet, que fue mandado por el gobierno unitario de entonces como comandante del archipiélago, habría facilitado la ocupación.

Horacio Raúl Campos

Lomas de Zamora, ene 02 (AUNO) – El 10 de junio de 1829 el Gobierno de Buenos Aires designa por decreto a Luis María Vernet comandante político y militar en Malvinas.

En ese año gobernaba en forma interina el unitario Martín Rodríguez como fruto del golpe de Estado que había dado junto al general Juan ‘Espada sin cabeza’ Lavalle contra Manuel Dorrego, quien fue fusilado.

El mito de la historia le atribuye a Vernet, que había nacido en el norte de Alemania en una familia de origen francés y fallecido en San Isidro en1871, haber sido el primer gobernador de las Islas Malvinas. En realidad, el nombre oficial del cargo era ‘Comandante político y militar’.

Después de la Revolución de Mayo los españoles que ocupaban las islas las abandonan en 1811 y es posible que a raíz de la Guerra por la Independencia recién se haya resuelto designar a un comisionado en 1820. El cargo recayó en el marino David Jewett, un corsario norteamericano radicado en Buenos Aires.

Además de la lógica predisposición política a tomar posesión de un territorio que pertenecía y pertenece a la Argentina, la decisión de nombrar comisionados o comandantes militares se debía también a razones geopolíticas y económicas porque en el decreto de designación de Vernet firmado también por el secretario de Gobierno, Salvador María del Carril, (ideólogo del golpe contra Dorrego) dice en el artículo tercero: “El Comandante político y militar hará observar por la población de dichas islas, las leyes de la República y cuidará en sus costas de la ejecución de los reglamentos sobre pesca de anfibios”.

“Hechos inmediatos emprendidos por Vernet demostraron que su elección no se ajustaba a las necesidades y objetivos propuestos por el Gobierno. No estuvo a la altura de las circunstancias. No era un colonizador, ni un político ni un militar, tampoco comprendió la acción colonialista de norteamericanos e ingleses”, escribe J. R. Lallemant (1983).

Destaca ese historiador que el primer error de Vernet está relacionado con la lengua. Es el primero que a las Islas Malvinas las denomina ‘Falkland’. Luego hará lo que harán muchos gobiernos argentinos. Hace una estimación geológica de las tierras y las divide en categorías y subcategorías para adjudicárselas totalmente a extranjeros: norteamericanos, ingleses, alemanes, escoceses y holandeses.

“Entre esas adjudicaciones comete un error mayor: una la otorga a William Langdon, oficial de la marina británica, quien de inmediato dio comunicación al ministerio británico respectivo, ya que se trataba de un agente del servicio activo de inteligencia y capitán del buque Thomas Laurie”, advierte ese mismo historiador.

Grandes ganancias

Las andanzas de Vernet continuaron porque en una carta que le manda el 21 de junio de 1829 al cónsul general inglés en Buenos Aires, Woodbine Parish, le propone una sociedad para la explotación de las Malvinas: “Yo creo que si Vd. Entrara en el negocio obtendría grandes ganancias lo mismo que yo. Le ofrezco una parte de mis empresas en las Islas Falkland, que no sea mayor que la mitad ni menor de la cuarta parte”. Un entreguista.

Luego le da más muestras de su acrecentada genuflexión para que al británico no le quedasen dudas: “Vd. puede hacer más que nadie por su prosperidad, puesto que no tiene más que puntualizar a su gobierno las ventajas que obtendrían sus barcos de guerra que dan la vuelta al Cabo de Hornos con tocar en las islas en vez de hacerlo en los puertos de Brasil”, escribe Ricardo Caillet-Bois (1952).

No estoy seguro de que Vernet no comprendía el accionar colonialistas de las potencias o que su conducta se debía a “errores”, como dice Lallemant. Y en otra carta del 29 de junio de 1831 citada por este escritor le dice Vernet a Langdon: “Le he concedido con placer un sector de tierra a perpetuidad de diez millas cuadradas, una cuarta parte del beneficio derivado de todas las enajenaciones de tierras realizadas después de ese período y una tercera parte del producido de todas las ventas de tierras hechas con anterioridad al 1 de enero de 1833”. ¡Era una forma de insertarnos en el mundo!

Vernet no tenía embarcaciones armadas para perseguir a los depredadores y parece ser que ante esa carencia esperaba en el puerto a los infractores. Pero arregla con los infractores para que sigan pescando mientras durase el juicio que le había iniciado a uno de ellos en Buenos Aires y de paso comparte beneficios. Una conducta muy conocida.

¡Cómo no se iban a perder las Malvinas! El gobierno unitario de facto tuvo una gran responsabilidad en haber mandado a una persona de esas características porque sembró la semilla que dio lugar a la usurpación británica de 1833.

David Jewett

Jewett había nacido en North Parish, Nueva Inglaterra, el 17 de junio de 1772, escribe el argentino José Antonio da Fonseca Figueira, en David Jewett, una biografía para la historia de las Malvinas (1985). Todos los historiadores coinciden en que este comisionado fue el primero que izó la Bandera Argentina en las Islas, en noviembre de 1820.

Había llegado a Buenos Aires el 22 de junio de 1815 a bordo de un bergantín de su propiedad de 440 toneladas de desplazamiento, 180 hombre de tripulación y 20 cañones, entre otro armamento del navío.

Fue designado comisionado de Malvinas en el contexto del año ’20. Un tiempo llamado por la historiografía oficial en forma deficiente como de la ‘anarquía’. En realidad, es cuando comienzan las guerras entre unitarios y federales, cuando los caudillos del litoral llegan a Buenos Aires, cuando los porteños llaman desesperadamente a Rosas para que ponga ‘orden’ con sus Colorados del Monte y San Martín prepara su misión a Perú.

Ese mismo ex marino y escritor escribe que Jewett partió en la nave del Estado ‘Heroína’ hacia fines de marzo de 1820 a Malvinas y en el trayecto hubo motines y enfermos de escorbuto, que llegó a Puerto Soledad el 27 de octubre de ese año y que el 6 de noviembre siguiente hizo un acto con parada militar e izamiento de la Bandera Argentina en presencia de ciudadanos norteamericanos y británicos, todos balleneros y loberos que estaban allí con sus respectivas embarcaciones. El hecho tuvo repercusión mediática local, en Europa y Estados Unidos.

“La corona británica, que recién reconocería nuestra independencia en 1825, y que aún hoy esgrime pretensiones de soberanía sobre ese territorio, sobre el que pesa una ocupación de facto desde el 3 de enero de 1833, no formuló reclamos ante nuestros gobernantes ni objeto el acto posesorio registrado en Puerto Soledad, ni registró reclamaciones a los representantes diplomáticos destacados en Gran Bretaña”, advierte Da Fonseca Figueira.

Jewett, en tanto, termina su misión allí en 1821 y extrañamente luego sirve a la marina de Brasil y luego combate contra la Argentina.

*Nota publicada con el título “La controvertida intervención de Vernet”, en la Revista El Cruce, número 20, año 4, marzo 2012, páginas 40-41. La publicación es editada por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y ese número estuvo dedicado a Malvinas.
AUNO 02-01-13
HRC