Las paredes de una casa representan la fortaleza de una persona, el espacio propio desde el cual mirar el mundo. La vivienda en sí es una forma de interacción con el afuera. En sintonía con el derecho a un hogar digno, la organización “Un techo para mí país” en su rama argentina alcanzó su meta anual de llegar a los “2010 Techos para el 2010”, en la construcción más grande de su historia en Buenos Aires, llevada a cabo gracias a más de un millón de pesos recaudados en su cuarta Colecta Nacional.
En la oficina de la sede central en la Ciudad de Buenos Aires, abocada a su tarea de subdirectora de Comunicaciones, Magdalena Pizarro evalúa en diálogo con AUNO-Tercer Sector que “hay mucho trabajo por hacer” y pone un listón más alto para la organización: sostiene que la meta para el próximo año es “edificar 2.500 viviendas”.
*¿Cuál fue el balance de la colecta que tuvo como consigna “2010 techos para el 2010”?*Muy positivo. Fue un salto importantísimo, ya que llegamos al objetivo que “Un techo para mí país” se propuso para este año, el de construir la casa número 2010. En la cuarta colecta nacional se recaudó 1.035.000 pesos, traducidos en la edificación de 200 casas más. Esto lo conseguimos con el aporte de la gente en la calle, con el de socios que adquirimos a través de nuestra página web y con contribuciones de empresas.
¿Cuál fue el mecanismo que se utilizó en la calle para recaudar? En los dos días que duró la colecta, unos 10 mil voluntarios salieron a la calle en simultáneo en la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba (Capital y Río Cuarto), Misiones, Neuquén y Salta. Estos jóvenes llevaban pecheras distintivas y alcancías con forma de vivienda. Se ubicaron en 600 puntos estratégicos de las provincias, y le pedían a la gente una colaboración de cinco pesos o el pequeño aporte que pudieran realizar. El microcentro porteño fue el lugar más fuerte de recaudación que tuvimos.
*¿Cuál fue el impulso para que el evento sea tan exitoso en la Ciudad?*Por un lado, los 5.000 voluntarios que difundieron la actividad por toda la Ciudad. Por otro lado, el impacto que causó la casa en el aire, una vivienda construida a 12 metros de altura que fue instalada en 9 de Julio y Juncal, la semana anterior a la colecta. Esta iniciativa, que se fue mudando por todo el país, tuvo una fuerte repercusión en los medios, lo que fomentó que las personas se acercaran al lugar ya conociéndonos. De esta forma, uno se ahorraba el paso de explicar quiénes éramos.
*¿Y a nivel general cómo se mantiene económicamente “Un techo para mí país”?*Nuestro financiamiento, hoy en día, viene en su gran mayoría de las alianzas que generamos con distintas empresas. Easy tiene el programa de vuelto en sus sucursales; Vía Bariloche nos libera pasajes sujetos a disponibilidad; Banco Hipotecario fue clave en la última colecta, ya que puso a disposición de la organización su estructura operativa para la contabilización y acreditación de lo recaudado en la cuenta que “Un techo para mí país” tiene abierta en la entidad bancaria; e Isover, empresa líder en aislamiento térmico y acústico en España y Portugal, nos donó todos esos materiales para las casas, este año.
*¿Reciben algún tipo de ayuda de organismos gubernamentales?*No. Pero a pesar de ello, nosotros decimos que no somos apolíticos, porque en realidad en nuestro trabajo lo que hacemos es política. De alguna manera buscamos influir a largo plazo en las políticas públicas. Nuestra labor es apartidaria, porque no estamos con ningún partido político en particular, pero no vemos con malos ojos el trabajo con el sector público, porque creemos que las iniciativas extendidas en el tiempo salen del Gobierno. De esta forma, buscamos articular nuestra tarea con todos los sectores: con la sociedad entera, con otras organizaciones, con las empresas y, además, con el Gobierno.
*¿Existe algún tipo de aporte económico a nivel regional?*Sí, de parte del Banco Interamericano de Desarrollo, que nos apoya en la implementación de oficinas y en consolidar comunidades capaces de superar la extrema pobreza. De estas alianzas regionales, para trazar lineamientos básicos comunes a todos los países se encarga la oficina central de “Un techo para mí país” en Chile.
*¿Qué simbolizó la casa en el aire?*La denuncia de miles de familias y lo inalcanzable que es para mucha gente acceder a una vivienda digna. Esta casa en lo alto busca concientizar a la gente, con el mensaje de que para cambiar la realidad necesitamos el compromiso de todos ante la causa.
*¿Qué evaluación hace con respecto a las colectas anteriores?*De permanente crecimiento. Lo recaudado quintuplicó las anteriores experiencias, también porque este año tenemos tres sedes más con respecto a 2009; es decir, nos expandimos a Misiones, Neuquén y Salta.
*¿Qué sensación le genera haber llegado antes de fin de año a la meta?*Gran satisfacción, aunque desde la entidad esto nos compromete a seguir trabajando por muchas familias argentinas que comparten los mismos problemas sociales.
*¿En qué consiste el trabajo que lleva adelante en “Un techo para mí país”?*El objetivo es trabajar contra la pobreza extrema. Es una organización de jóvenes voluntarios que fomentan un modelo de intervención no asistencialista, que consta de tres etapas. La primera es la de construcción de viviendas de emergencia, donde los voluntarios junto a las familias del lugar levantan una casilla. En la segunda instancia, se empieza a trabajar en lo que es habitación social, donde se forman mesas de trabajo entre los vecinos del barrio y voluntarios, sobre servicios básicos, infraestructura y alternativas posibles.
*¿Les ofrecen planes a los vecinos?*Sí, planes de educación, como juegotecas y apoyo escolar para los chicos; planes de salud, que incluyen información sobre nutrición, charlas sobre estimulación temprana, educación sexual; cursos de capacitación en oficios, como panadería, costura, electricidad; por último, microcréditos y asesoramiento jurídico. Esto sale de las distintas necesidades que plantean los vecinos de cada barrio en el cual trabajamos.
*Y la última etapa, ¿en qué consiste?*La etapa llamada comunidad sustentable pretende que la comunidad, en conjunto con “Un techo para mí país”, gestione soluciones definitivas, construyendo barrios integrados a las redes sociales y manteniendo el capital social que el grupo haya adquirido.
*¿Cómo realizan la selección de los barrios en donde construyen las casas?*Dentro de la entidad, el área de Detección y Asignaciones visita los asentamientos y ve en cuál podría trabajar, de acuerdo a la necesidad habitacional del lugar. Luego se encuesta a todas las familias que viven allí, evaluando la calidad de vivienda en la que habitan, sus niveles educativos y temas sobre salud. Después, la encuesta vuelve a la oficina, un grupo la evalúa y hace un seguimiento a todas las familias, lo que permite la asignación de prioridades. Por último, cuando tenemos recursos para construir se les conceden las viviendas a las personas con mayores prioridades.
*¿Cuál es el costo de cada vivienda?*De unos 6.500 pesos. Cada familia paga un 10 por ciento del costo, que para muchos puede parecer simbólico, pero en realidad es una cifra que gira en torno a 650 pesos.
¿Cómo se financia a la familia?De acuerdo a cada caso particular. Hay muchas familias que hacen planes de pago y entregan cinco pesos por semana, ya que les cuesta mucho. En verdad proponemos con esto fomentar el trabajo, la cultura del ahorro y, también, el sentimiento de pertenencia. La idea de que cada familia trabaje por su casa, para que no la vea como un regalo. También, se les exige que consigan aceite negro para pintar los pilotes y, además que el fin de semana de la construcción trabajen mancomunadamente con los voluntarios.
*¿Y cuáles son los desafíos a futuro para la organización?*Varios. El primero de ellos es concretar la meta que tenemos para el próximo año a nivel constructivo, es decir, el de edificar 2.500 viviendas. El segundo desafío es crecer y seguir trabajando como hasta ahora junto a más familias, para que puedan tener un piso de madera y no tengan que estar viviendo sobre el barro. Lo paradójico es que somos una organización que busca desaparecer, ya que aspiramos a terminar con la pobreza extrema y dejar de existir, ya que nadie más demandaría nuestra labor.