Los restos de Antero Daniel Esquivel, desaparecido desde 1977 en Villa Caraza, en Lanús, fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología en el Cementerio de Lomas de Zamora, a dos años de las condenas contra los cuatro represores que lo secuestraron y lo detuvieron en el centro clandestino El Vesubio durante la última dictadura militar. «Cuando pueda descansar en la parroquia, será el fin de mi búsqueda», aseguró su hermana melliza en diálogo con AUNO.
Esquivel nació en Paraguay, era catequista y miembro activo de la comunidad Virgen de Los Trabajadores, según describió el obispo lomense Desiderio Collino en 1977 al denunciar la desaparición. El joven de 32 años además fue cofundador del Equipo Pastoral Paraguayo Argentino (EPPA) y formó parte de la Juventud Obrera Católica (JOC).
Trabajaba como electricista en el barrio Villa Caraza y ayudaba a otros compatriotas a obtener su documento de identidad para poder trabajar en Argentina, de acuerdo a la reconstrucción del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
La última vez que vieron a Esquivel fue el 2 de febrero de 1977. El obispo Collino difundió su desaparición el 20 de ese mes a las comunidades de la diócesis a través de una carta, en la que rechazó “la violencia de ciertos procedimientos que no respetan ni a las personas ni a la propiedad”.
A esa alerta también se sumaron las denuncias que realizó la melliza del joven, Genoveva, que resultaron “infructuosas”, denunció el funcionario católico. Es por eso que él, junto a la hermana y otros sacerdotes, encararon una investigación con visitas a distintos lugares.
La búsqueda duró 47 años. Genoveva agradeció en diálogo con AUNO a quienes la acompañaron en ese momento y en ese sentido, destacó que la Iglesia fue un canal para poder denunciar lo que había pasado.
Explicó también que su casa fue visitada en esa época en reiteradas oportunidades por la Policía para “corroborar si la denuncia cambiaba”. Después de dos meses, y atemorizada por el accionar de las fuerzas de seguridad, ella se exilió y dejó “todo lo que tenía”, como las fotos y la documentación, pero también a su familia.
Genoveva decidió volver años después para buscar a su hermano a través de Facebook y poder reconectar con sus allegados. Así fue cómo se enteró de que el Equipo de Antropología Forense encontró los restos de su mellizo. Y al ser entrevistada este medio, supo de la condena de los asesinos.
El juicio
Lo que ocurrió con Esquivel pudo conocerse 45 años después, en 2022, durante el juicio “El Vesubio III”, en el que testigos aseguraron haberlo visto secuestrado. La investigación estableció que él fue llevado de su casa en Caraza a la Brigada de Investigaciones de Avellaneda, conocido como el centro clandestino de detención El Infierno.
El joven fue trasladado después al Vesubio, que funcionó entre marzo de 1976 hasta septiembre de 1978. La Justicia estima que por ahí pasaron más de 1.500 personas, y hay reconocidas 249 víctimas.
Los últimos momentos de Esquivel pudieron reconstruirse a partir del testimonio de tres personas, entre ellas estaba Raquel Margot de La Rosa. “Ella refirió haber sido trasladada en un vehículo con bancos largos en donde había muchas personas sentadas. Fue allí que volvió a escuchar la voz de Esquivel quien, al preguntarle por su identidad, le dijo que no hablara y que le iba a dar auxilio espiritual. En esos momentos intentó darle paz y consuelo con su mano sobre la de ella”, revelaron durante el juicio.
Hubo cuatro de los ocho acusados que fueron juzgados por privación ilegítima de la libertad, violencia y amenazas en el caso de Esquivel. Milcíades Luis Loza y Hugo Roberto Rodríguez fueron condenados a prisión perpetua, mientras que Florencio Esteban Gonceski recibió 13 años y 6 meses, y Eduardo David Lugo obtuvo 15 años de prisión.
Un profeta y un mártir popular
El 16 de febrero de 2005, los restos de Esquivel fueron encontrados junto con los de otras ocho personas. La autopsia reveló que lo asesinaron de tres disparos en órganos vitales. La identificación recién fue posible este año a partir del ADN de su hermana Genoveva.
Esquivel descansará en la comunidad donde dedicó sus años de militancia. El homenaje está previsto a realizarse en enero de 2025, en el 80° aniversario de la parroquia Nuestra Señora de Los Trabajadores de Villa Caraza. «Cuando lo deje en ese lugar, será el fin de mi búsqueda«, aseguró su hermana.
El obispo actual de la Diócesis de Avellaneda-Lanus, Marcelo Margni, consideró al joven como «un profeta por su sentido de humanidad, justicia, búsqueda de derechos y dignidad para todos». «Lo hacía de la mano de la fe que profesaba», describió en diálogo con AUNO. Pero también señaló que es «un mártir popular», por su trágico destino.
Margni subrayó que el asesinato de Esquivel pide «esclarecimiento por el nivel de injusticia y de falta de cualquier código ético que pudiera tener», ya que fue «un hecho violento, oscuro y silencioso que generó terror» en Caraza.
«Hoy su comunidad podrá volver a reencontrarse con Daniel y hacer relectura sobre estos momentos de historia de la humanidad, del país, de la iglesia, de Lanús y de Villa Caraza y Fiorito», concluyó.
AUNO-04-11-2024
NV-MB