(AUNO) El crecimiento sostenido de los asentamientos populares en la Argentina no hace más que reflejar el fracaso de las políticas habitacionales que durante años se aplicaron desde el Estado Nacional. Un nuevo modelo social para la construcción de viviendas, que incluya la participación y el empleo de sus futuros ocupantes, debe ser el paradigma por cual debieran canalizarse los esfuerzos gubernamentales destinados a la erradicación de las villas miserias del país, según propone una investigación realizada por arquitectos y urbanistas santafesinos.
El trabajo fue llevado a cabo por profesionales y docentes de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), y en él se indicó que, en Argentina, en los últimos diez años sólo se construyeron cuatro viviendas por cada mil habitantes, lo cual incrementó el déficit habitacional, que en la actualidad alcanza al 80 por ciento de los sectores de menores recursos. Así, los estratos populares quedan excluidos del acceso a una vivienda y de los servicios sociales y sanitarios básicos.
En declaraciones a la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión, el arquitecto Aldo López, que tuvo a su cargo la dirección de este proyecto, explicó que “en la lucha por la apropiación del espacio urbano, los sectores populares quedan marginados y ocupan los lugares donde no existen condiciones mínimas de infraestructura. De esta forma, se deteriora la calidad habitacional y de vida en general”.
Y agregó a su vez que cuando “no puede accederse al agua potable o un buen servicio cloacal, la salud se deteriora en todos los niveles . Si una ciudad tiene a un 30 por ciento de sus habitantes bajo estas condiciones se debe asumir como un lugar pobre. Tenemos varias localidades del país con estas características, En estos casos, hay que tomar medidas urgentes contra la exclusión social y comenzar a planificar con el objetivo de resolver la problemática de vivienda que exista en un determinado lugar”.
Los especialistas que realizaron el estudio afirman que “una planificación adecuada” debe involucrar a los distintos actores sociales y no limitarse a instrumentar unas cuantas medidas dictadas por los organismos oficiales. En ese sentido, consideran imprescindible tener en cuenta las necesidades y las elecciones de los sujetos involucrados.
“Para diseñar un plan habitacional hay tener en cuenta la opinión de la gente, atender sus necesidades e inquietudes. No se puede trasplantar familias enteras de una casa a la otra como si fueran cosas. En los barrios donde las viviendas son todas iguales existen problemas de adaptación, las personas no se adaptan y terminan volviendo a la villa. De esta forma se malgastan también los recursos oficiales”, señaló López.
También consideró que un nuevo modelo de planificación habitacional debería contemplar la participación, el desarrollo. Y además el empleo de los sujetos involucrados. De esta forma resolverían sus problemas de vivienda y ganarían práctica laboral en el ámbito de la construcción. Esto contribuiría, según las conclusiones de la investigación, a crear “otra concepción en materia de vivienda”.
“La visión de la vivienda como un producto repetitivo proviene de la revolución industrial, cuando los industriales necesitaban alojar en casas a los trabajadores que emigraban desde zonas rurales. Este trabajo propone una mirada más individual. Además de participar en el diseño de su hogar, el sujeto adquiere práctica que puede resultarle útil para su inserción laboral”, remarcó López.
Esta participación dependerá además de la tecnologías que se utilicen para construir: los ladrillos de bloque, la madera y el hormigón pueden ser utilizados por cualquier persona y esto facilitaría la toma de decisiones sobre la edificación.
Los autores de este trabajo propusieron a las autoridades de la ciudad de Santa Fe, (afectada por la inundación ocurrida en mayo) reconstruir las viviendas destruidas de los barrios afectados por el aquel siniestro de acuerdo con este paradigma pero la respuesta oficial todavía no se definió.
“Tras lo ocurrido en Santa Fe tenemos la oportunidad única de fijar las bases de una nueva política pública sobre vivienda . A los gobernantes les cuesta salir de la visión tradicional. Creemos que cualquier proyecto de erradicación debe apoyarse sobre la participación, el desarrollo y el empleo. De lo contrario, se continuarán invirtiendo recursos en forma inadecuada y el problema del déficit habitacional en el país quedará irresuelto”, concluyó.
AUNO 5-8-03 LC mar