(AUNO*) Si bien el sistema que permite destilar agua a bajo costo recibió diversos premios en concursos científicos –ferias de ciencias de Córdoba y tercer lugar en el Premio Junior del Agua, organizado por la Asociación Argentina de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente (AIDIS)-, aún no obtuvo el apoyo económico como para encarar la etapa de producción, calculado en alrededor de mil pesos.
El joven que desarrolló el método, con el apoyo de un profesor de Tecnología del Instituto “René Favaloro”, de Laboulaye, Marcos Salvay, se inspiró en la realidad de su ciudad, en el sur de Córdoba, donde el acceso al agua es un problema, y cree que sería ideal para “abastecer a las villas de emergencia y los lugares más carenciados, donde se vive en extremas condiciones”.
Arrancó cuando era mucho más pequeño, en el año 2000, en el marco de un trabajo para demostrar conocimientos en energías alternativas, y después de tres años, culminó el desarrollo final.
El proyecto contempla el abastecimiento de agua potable en viviendas a partir de tres premisas básicas: de sencilla construcción, de barato desarrollo y ecológico. Como uno de los mayores problemas de la región de Laboulaye es, además de la falta de agua la contaminación que presenta en base a sales, minerales y químicos, apuntó a su purificación a partir de la utilización del sol.
De esta manera, el agua colocada en recipientes se calienta pro la acción del sol, lo que inicia por un lado el proceso de evaporación y por el otro, su condensación la torna apta para consumirla. Utilizando este método a partir de un metro cuadrado de destilador, Clara calculó que por día se pueden conseguir “dos litros de agua potable”, lo que alcanzaría para el consumo de una familia, ya que el resto de las actividades, como la higiene o el riego, sí puede realizarse con el agua de las napas.
El destilador, que debe ser colocado en un sector con una fuerte exposición externa, está conformado por una cubierta transparente que permite en paso de los rayos solares; una bandeja oscura que recibe los rayos; un aislante térmico que evite fugas de calor; una caja que contenga todo el procedimiento y canales colectores del agua.
Tras este proceso, Clara aseguró que el agua supera “las condiciones mínimas” requeridas por la Cadena Alimentaria Argentina y la Organización Mundial de la Salud.
La destilación, según explicó en su trabajo, “es uno de los métodos más eficaces de obtención de agua para consumo”. También señaló que “el aprovechamiento de la energía solar ofrece la posibilidad de obtener agua para el consumo a muy bajo costo, ya que la demanda de energía es en forma de calor de bajo grado, por lo que la tecnología a aplicar es muy accesible”.
Si bien Clara siempre se mostró confiado en el éxito de su desarrollo, la presentación de su trabajo, el año pasado, en el concurso organizado por la AIDIS/WEF, le demostró que estaba por el buen camino, ya que recibió el tercer puesto y quedó a un paso de obtener el premio principal, consistente en un viaje a Suecia para participar de un evento internacional.
Pese a estos méritos, ahora choca con la necesidad de fondos que permitan la adaptación a una vivienda, tras haber desarrollado diversos modelos a escala. Según su cálculo, como el dispositivo tendría una vida útil de 20 años y un costo de mil pesos, en ese período se podrían obtener 244.800 litros, a un costo de 0.004 pesos la unidad.
Al justificar su investigación, Clara resaltó que “un amplio sector de la población carece de agua apta para el consumo, especialmente en los lugares donde se asientan las familias de más bajos recursos. Gran parte del agua que se consume en estos sectores se encuentra contaminada, por lo cual, continuamente se producen enfermedades y muertes”.
“El objetivo principal del proyecto es hallar una solución a la dificultad de acceso a las fuentes de agua potable por parte de grupos familiares de bajos recursos”, añadió.
AUNO 23-3-04 mar
Un estudiante de 18 años diseñó un método para obtener agua potable de manera económica en zonas de riesgo
El método desarrollado después de tres años de trabajo por Carlos Clara, estudiante de una escuela pública de la ciudad cordobesa de Laboulaye, permite avanzar en una solución para un problema grave de muchas zonas del país: la obtención de agua potable