(AUNO-TERCER SECTOR*) Nosotros y los otros. Nosotros: los hombres y mujeres, masculinos y femeninos, heterosexuales y argentinos. Los otros: los travestis, prostitutas, villeros, bolitas, zurdos, trolos, transexuales…Los otros, excluídos por pensar, nacer en otra tierra o elegir una forma de vida distinta, fueron los protagonistas de un debate realizado en la 30ª Exposición de la Feria del Libro.
Folletos, láminas con imágenes de jóvenes reflejando derechos que no disfrutan y una propuesta para recorrer el stand junto a sus pares, formaban parte de la exposición itinerante sobre ´Los jóvenes y sus derechos´ que sirvió de soporte a la mesa redonda en la que especialistas y profesionales acordaron que la identidad como derecho humano necesita abarcar a todos por igual.
“Lo más impresionante de mi experiencia es haber encontrado las cosas de uno en alguien, es saber a quién me parezco”, expresó Horacio Pietragalla Corti con su voz entrecortada. Políl es el ejemplo más claro de no tener derecho a la propia identidad. Hace un año que conoció su verdadera historia. Sus padres, Horacio Pietragalla y Liliana Corti, fueron asesinados por la Triple A y él, que tenía solo cinco meses, fue apropiado por un militar que lo entregó a una empleada doméstica que lo crió como propio.
“Hoy yo sé quien soy, conozco mi pasado y quienes fueron mis padres, pero todavía existen 500 personas que anda por las calles sin saber cuál es su verdadero origen”,
explicó Horacio a un público compuesto en su mayoría por chicos de entre 13 y 16 años, que lo colmaron de preguntas.
Otro panelista que participó de la mesa redonda “Identidad y el género: el derecho a la inclusión” fue Alejandro Freyre, presidente de la Fundación Buenos Aires Sida (FBSA), que sin descuidar su imagen ante las cámaras de fotos, reflexionó sobre el fenómeno de exclusión que sufren los travestis. “Hoy, decir dos más dos es igual a cuatro es pensar que una travesti es prostituta. Pero si la echaron de su casa a los ocho años por vestirse distinta y fue a parar a la calle… ¿qué puede hacer esa chica o es ese chico?, ¿qué es en realidad?, ¿yo determinó quién es, o mejor se lo pregunto?”, reflexionó.
Con el lenguaje característico de los abogados, Maggi Bellottti, integrante de la Asociación de Trabajo y Estudios de la Mujer, alertó sobre el nivel de violencia que sufren mujeres, niños y niñas en situación de prostitución.
“La prostitución es una institución que contribuye a crear identidades de género porque supone el derecho de los varones sobre el cuerpo de las mujeres, las cuales
se convierten en meros objetos de goce sexual”, subrayó la abogada en un discurso donde no hubo lugar a preguntas.
“No esperaba encontrarme con chicos de tan corta edad”, comenzó su exposición el psicoanalista Juan Carlos Cosaka, intentando explicar que los capítulos abiertos en la historia de la Argentina son la causa de que la identidad como derecho fundamental
del individuo sea cierto solo en la teoría.
“ La desaparición de personas y el robo de bebés dejó secuelas que todavía persisten en la sociedad. Quitarle a las personas el derecho a su identidad produce repeticiones en la historia. Esto se observan por ejemplo en jóvenes delincuentes que matan a otros sin saber porqué o cuando el entorno social de una persona con VIH dice “#732;en algo raro andaría”#8482;, frase que en la década del 70 justificó la desaparición de personas.
Aunque el tema de la mesa redonda se centraba en el derecho a la identidad, el perfil del público permitió revisar muchos otros temas que preocupan a los jóvenes. Preguntaron, reaccionaron, despejaron dudas y terminaron hablando de la inseguridad y cómo participar y organizarse en la escuela o en el barrio.
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Revista Tercer Sector