(AUNO*) Por intermedio del Programa Nacional de Biocombustibles, el organismo dependiente del Ministerio de Economía buscará darle un impulso a un tema que, si bien reunen muchos consensos, no logró avanzar en los últimos años en un marco legal que lo desarrolle.
La resolución oficial sobre el tema fue la 1156, en la que el organismo dirigido por Miguel Campos destacó que “la elaboración y el uso de estos recursos como fuente de energía renovable y alternativa a los combustibles fósiles constituye una opción para el desarrollo rural en apoyo a los emprendimientos locales de nuestro país”.
En los últimos meses, y ante el aumento del precio del petróleo, el desarrollo de combustibles surgidos a partir de productos vinculados con el campo fue definido directamente como una “necesidad”.
En este punto se lograron los consensos, infrecuentes, entre entidades ecologistas, -que desde hace décadas apuntan a lograr que desde ámbitos oficiales se fomente su uso—y quienes cuentan con una visión economicista sobre el tema, que observan la situación desde el punto de vista de una producción a menor precio.
Al mismo tiempo, y mientras una ley que genere un marco legal y condiciones de protección para su protección todavía se debate en la Cámara de Diputados tras su aprobación en el Senado, en los últimos meses Brasil y Estados Unidos avanzaron en programas de fomento a este tipo de energías.
Los biocombustibles usados en el mundo y que en el país se desarrollan a pequeña escala, surgen a partir de la mezcla de aceites vegetales con combustibles tradicionales, en una proporción de entre el 5 y el 10 por ciento, según los casos. Con su uso, según destacan los ambientalistas, se genera, no solo un alivio sobre combustibles no renovables, sino que también aparecen efectos benéficos sobre el medio ambiente, por medio de una mejor combustión.
En relación al programa, la SGPyA resaltó que estará a cargo de la Dirección de Agricultura, y que se buscará “enfatizar la utilización de biodiesel a partir de aceites vegetales o grasas animales y del bioetanol a partir de la caña de azúcar, maíz y sorgo, así como promover las inversiones privadas y públicas para el desarrollo de los biocombustibles”.
“Además de fomentar el desarrollo tecnológico para esta actividad, el Programa busca obtener los mayores beneficios desde el punto de vista ambiental en comparación con los combustibles que los dichos recursos sustituyen, previéndose un considerable incremento del uso de biocombustibles en los próximos años”, resaltó el organismo.
Además, se resaltó que el emprendimiento “surge con la intención de colaborar y apoyar a instituciones, organizaciones y entidades de bien público dedicadas a la investigación y difusión en su uso”.
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