(AUNO) El programa se denomina Actividad de Control Domiciliario Psiquiátrico Psicológico Programado en Situación de Crisis (AdoP), y depende de la Dirección de Salud Mental del Gobierno porteño. Con casi tres años de funcionamiento y cumplidos los objetivos que se había fijado en su momento, implementa permanentes ajustes al dispositivo con la finalidad de ofrecer una alternativa que potencie los recursos orientados a la asistencia ambulatoria, sistemas de internación parcial y atención domiciliaria, en procura de la conservación de los vínculos sociales, familiares y la reinserción social y laboral de los pacientes con patologías mentales.
El AdoP fue pensado como una alternativa a las modalidades tradicionales para las cuales, frente a patologías mentales graves, la internación se presentaba como única opción de tratamiento y en general por largos períodos, lo que fomentaba en muchos casos la marginación y exclusión del paciente de su entorno familiar y social.
“Las modalidades de abordaje de las patologías en general están atravesadas por concepciones culturales y de idiosincrasia y nuestra sociedad tiende a centrar su tratamiento, exclusivamente en los hospitales, en lo que llamamos una modalidad hospitalocéntrica” explicó la psicóloga Susana Chames, una de las coordinadoras del programa. “La sociedad excluye a los enfermos mentales, los asocia con el deterioro económico y de los lazos familiares y opta por recluirlos en hospitales asilares”, agregó.
El Programa se plantea como una modalidad de intervención frente a determinadas situaciones de crisis durante las cuales presta a los pacientes un control psiquiátrico, psicológico, de servicio social y de enfermería programado a domicilio durante dos meses, que es el tiempo en que la persona enferma puede recuperar la posibilidad de realizar un tratamiento ambulatorio y con el fin de evitar internaciones innecesarias.
A propósito, la licenciada Chames aclaró que “la internación, en muchos casos es la indicación correcta y apropiada, lo que se procura es evitarla en aquellas situaciones en que se la considera innecesaria” y agregó que “una vez efectuada una internación, es muy importante no prolongarla más allá de lo imprescindible, para no favorecer el aislamiento del paciente”
La atención que ofrece AdoP está prevista por un lapso en el que se estima que el paciente podrá salir de la situación de crisis y continuar un posible tratamiento en forma ambulatoria. El programa cuenta con cinco equipos que trabajan en otras tantas áras de la ciudad y cumplen una tarea interdisciplinaria: están conformados por un psiquiatra, un psicólogo, un asistente social y un enfermero, los cuales visitan al paciente en forma alternada durante cuatro días a la semana. Una vez superado el período de crisis, el equipo efectúa una “derivación asistida”. “Esto es, el acompañamiento del paciente hasta confirmar que la atención se concrete en no más de una semana después de producida la derivación”, aclaró el psiquiatra Ignacio Rubin el otro coordinador del programa.
Rubin y Chames explicaron a la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión (AUNO), de qué manera se impuso la necesidad de modificar algunos aspectos del programa en función del trabajo de campo y las experiencias recogidas en estos años.
“Si bien inicialmente estaba prevista la aplicación de este dispositivo para la franja comprendida entre los 21 y 65 años, en estos momentos ha sido ampliada y comprende desde los 15 a los 75 años”, aclaró Rubin. “Actualmente tenemos una paciente de 90 años cuyo “referente responsable adulto” es una anciana de 93, que es quién la cuida”, puso como ejemplo Chames.
Otro de los cambios que “resultó necesario realizar fue la incorporación de la figura del responsable adulto” señaló Chames, “ya que en muchos casos el paciente vive solo o su familia no reúne la condición de continencia necesaria”. En estos casos, el equipo realiza un sondeo para determinar la persona “familiar que no convive con el paciente, un amigo o vecino, que esté dispuesto a compartir la visita de los profesionales y a oficiar de interlocutor en esas oportunidades”.
Si bien en un principio los pacientes con adicciones estaban excluidos de la población beneficiaria del Programa, “en este momento tratamos de determinar cuando la adicción es primaria o secundaria con relación a comportamientos neuróticos o depresivos” aclaró Rubin y “ en el caso de que sea secundaria también tratamos a esos pacientes”, puntualizó el psiquiatra.
“Hasta el momento se han atendido alrededor de 340 pacientes y no tenemos enfermos en lista de espera” afirmó Rubin. Destacó además la rapidez con que el Programa responde a las necesidades de los ciudadanos al aclarar que “estamos en condiciones de asistir en 72 horas cualquier solicitud de visita domiciliaria”.
En efecto, en ese lapso, el profesional a cargo del tratamiento del paciente perteneciente a la Red de Servicios de Salud Mental evalúa la pertinencia de las posibilidades de los pedidos de atención del Programa ya sea que provengan de la Red de Servicios Ambulatorios de Salud Mental, del SAME, o de las salas de internación y las guardias psiquiátricas o psicológicas de los hospitales de la Ciudad.
Otra innovación que se ha incorporado al Programa ha sido la posibilidad de que los familiares de la persona que padece una crisis soliciten la asistencia de AdoP comunicándose con el servicio de Salud Mental Responde de lunes a viernes, de 8 a 20 horas al teléfono 4863-8888. Para ilustrar esta nueva alternativa, Chames relató el caso de “dos hermanitos que con el apoyo de adultos allegados solicitaron la atención de su madre que pasaba por una crisis depresiva”.
“El Programa tiene el desafío de instalarse como una alternativa válida de transformación del sistema de salud mental, y se propone conmover y superar estrategias que resultan inadecuadas en un sistema sanitario debidamente actualizado”, concluyó la psicóloga.
(AUNO) 01.07.05 GRB/EV