(AUNO-Educación*).- Faltan pocos días para que comiencen las evaluaciones y dos especialistas dedicados al área de la educación explicaron a AUNO sus posiciones sobre el tema. El pedagogo Alfredo van Gelderen sostuvo que “la resolución es buena y prometedora; es un punto de partida”, aunque advirtió que se debe tener “cuidado” con la aplicación; en cambio, para el licenciado en Ciencias de la Educación Carlos Melone “la prueba es un disparate, y más aún que ésta se promedie”.
Autor de numerosos libros y ensayos sobre su especialidad, Van Gelderen opinó que “el planteo es adecuado porque no se puede seguir con un sistema donde no esté presente el esfuerzo”, aunque “hay que poner especial atención en el método de aplicación porque hay una devaluación del valor del saber”. Para el miembro de número de la Academia Nacional de Educación, el problema es “comenzar, perseverar y mantener los criterios que se acerquen a una pedagogía del esfuerzo”. “No se aprende nada sin un esfuerzo”, sentenció.
Desde la decisión del Consejo Federal de Educación de implementar una evaluación sobre los contenidos estudiados en el ciclo, los alumnos realizan marchas y manifestaciones con el argumento de que no fueron preparados para ello. “Esto no puede ser de un día para el otro”, esgrimen, y advierten sobre el temor a ser “bochados” en la última parte del año.
Por su parte, Van Gelderen recordó: “Ahora se habla de improvisación y de sorpresa en los colegios. Yo tengo en mis apuntes lo que dije en la reunión de colegios de la provincia de Buenos Aires, en la organización de los colegios privados, en mayo, donde refiriéndome al tema de las pruebas integradoras expedí a los directivos que “#732;no esperen que les bajen noticias e información, porque si este año va a terminar con exámenes integradores tenemos que estar en junio trabajando con pruebitas integradoras con los alumnos”#8482;”,
“Antes había examen de todas las materias en forma oral con los temas troncales de cada año y ahora no puede ser que unas pruebas integradoras en los tres años finales de la educación secundaria puedan conmocionar el funcionamiento del sistema”, afirmó.
Asimismo, Van Gelderen dijo que parte del problema de la educación actual en la Argentina tiene que ver con que los docentes están viviendo “etapas de un desprestigio social enorme”.
En una visión opuesta, el docente y licenciado en Ciencias de la Educación Carlos Melone, aseguró que “no estoy de acuerdo porque el examen carece de seriedad”.
“La notificación del examen llegó, aproximadamente, el ocho de noviembre, y esto debería estar desde principio de año porque las evaluaciones deben formar parte de un proceso que comience en marzo y finalice en diciembre”, remarcó Melone, y agregó: “Venir a meter en el medio un examen integrador revela la falta de seriedad de los equipos técnicos de la provincia de Buenos Aires”.
“No pueden venir de la cúpula del Ministerio y decir: “#732;la solución es evaluar de esta manera”#8482;, ellos no están en el contexto, no saben las características del desarrollo de la disciplina”, resaltó el licenciado.
Docente en la Universidad de Lomas de Zamora, donde es titular de la cátedra de Política Educativa en la Facultad de Ciencias Sociales, Carlos Melone vive desde muy cerca la cuestión de la “temida” evaluación integradora porque también dicta clases en el polimodal, donde habla con los alumnos de cómo será el examen, abriendo así un espacio para escuchar los temores y dudas que presentan los chicos.
“La evaluación es un tema más ético que técnico porque se abre un juicio sobre el conocimiento de otro donde juega una multitud de subjetividades personales del evaluador pero también del evaluado, de las cosas que le pasan como individuo”, comentó Melone, también docente en la Universidad de San Martín.
Melone confesó que “los docentes tenemos que hacer una autocrítica en torno a calidad de la enseñanza que proporciona el polimodal, que es impresentable. Y se nota en el examen de ingreso de la facultad, donde ante los requerimiento que para la universidad son básicos fracasan el 80 por ciento de los alumnos”.
Para el especialista, el examen “no tiene nada que ver con la calidad ni con el mejoramiento de las condiciones de los chicos en el aprendizaje, no sirve como solución de apuro porque la improvisación genera un clima de reacomodamiento en las instituciones escolares que nada tiene que ver con una discusión pedagógica seria”. “Ahora todos empiezan a jugar a las matemáticas para ver si cierra o no el promedio y cuándo eso pasa, se pierde de vista la tarea de enseñar”, sentenció Melone.
- Agencia Universitaria de Noticias y Opinión.