Tristeza. Porque su carrera futbolística duró muy poco y se cortó abruptamente cuando apenas habían transcurrido poco menos de tres años como profesional.
Satisfacción. Porque en ese lapso de tiempo consiguió una serie de logros deportivos que le posibilitaron cumplir el sueño de ayudar a su familia.
Dolor. Porque se vio reflejado al ver la muerte del jugador del Sevilla, Antonio Puerta y sintió que podría haber estado él en ese lugar.
Esperanza. Porque es joven y tiene fe que en algún momento volverá a jugar.
Marcelo Bravo, nacido en Lomas de Zamora, habla y sus palabras generan todas esas sensaciones. El ex mediocampista de Vélez Sarsfield tiene sólo 22 años. En menos de tres años de carrera, salió campeón en su club, ganó un Sudamericano Sub 20 y fue sparring de la Selección que dirigía Marcelo Bielsa. Debido a una cardiopatía no pudo seguir jugando. Primero probó como entrenador de las infantiles de Argentino de Lomas, el club de su infancia. Y ahora se desempeña como entrenador en las divisiones inferiores del club de Liniers. Pero no se resigna. Todavía tiene la esperanza de que la ciencia le haga un guiño que le permita volver a las canchas.
* -¿Cómo es su vida después de haber dejado el fútbol?*
-Estoy trabajando en las inferiores de Vélez, con Cuarta, Quinta y Sexta división, mi idea es empezar a aprender el trabajo de entrenador. Me ayudan mucho, tanto el club como todos los técnicos. Con Vélez sólo tengo palabras de agradecimiento, se portaron de diez conmigo. Desde el primer día se pusieron a disposición de mi familia para los estudios médicos, me renovaron el contrato, no me dejaron tirado.
- -¿Qué sintió en el momento en que se enteró que debía dejar de entrenarse?*
-Llegué un lunes al entrenamiento. Me acuerdo que habíamos goleado el día anterior 6-0 a Gimnasia y había jugado muy bien, hasta había hecho un gol. Estábamos todos contentos. De pronto vino Miguel (Russo), me dijo que tenía que hablar conmigo y me llevó al vestuario de los técnicos. Ahí estaban los médicos del club y me explicaron que había unos estudios que no habían salido bien, no se sabía bien qué pasaba pero me aconsejaron parar por precaución. Obviamente me sorprendió. Un día antes había corrido como nunca.
* -¿Cuáles fueron sus primeras sensaciones?*
-Me puse mal, se me llenaron los ojos de lágrimas. No sabía qué hacer. Miguel llamó a mis viejos, los esperé a que llegaran a la Villa Olímpica —el predio donde se entrena Vélez— y les explicaron lo mismo que a mí. El viaje de vuelta a mi casa fue terrible, no caía. Llegué y me tiré a llorar en mi pieza. Fue muy duro, igual debía esperar y hacerme otros estudios, pero estaba muy mal.
-¿Todavía estaba latente la posibilidad de poder seguir?
-Sí. Pero después de un tiempo se hicieron estudios más complejos en Estados Unidos y los cardiólogos decidieron que era imposible que siguiera jugando porque tenía una cardiopatía que no me permitía hacer rendimiento de alta intensidad. Podía seguir con una vida tranquila, pero sin hacer deportes. Yo siempre pensé que había algo que estaba fallando, que no podía ser que estuviera enfermo.
-¿Pensó en seguir jugando sin tener en cuenta las consecuencias? -Sí, miles de veces. Me acuerdo que los primeros meses hablé con mi viejo y le dije que iba a seguir jugando igual. No me importaba lo que me pasara. Y él, como me veía tan mal, me seguía, me decía que me quedara tranquilo que iba a jugar, que si había que firmar algo lo iba a firmar. Después, a medida que fueron pasando los días, hablé bien con los médicos, me explicaron cómo era la enfermedad y entendí que la vida está antes que el fútbol y, más allá de lo que me dolía dejar el fútbol, tenía que seguir.
-¿Cómo logró salir?
-Fue duro, pero no salí solo, salí con mi familia. Me ofrecieron un montón de psicólogos, me llamó el de la Selección, el de Vélez, pero yo decidí seguir así. Me costó, durante varios meses no fui el mismo Marcelo que era antes. Estaba tirado, pero hoy en día ya lo tengo asumido, estoy en otras tareas. Igual, por más que me digan que no puedo jugar, siempre tengo esa mínima esperanza que quizás, en unos años, como es la tecnología ahora, salga algo para poder enfrentar la enfermedad y pueda volver.
* -Hace poco en España murió un jugador por una situación similar (Antonio Puerta, del Sevilla). ¿Cómo vivió ese momento?*
-Me impactó y me dolió mucho porque fue por una enfermedad muy parecida. Vi el reflejo de lo que me podía haber pasado a mí. Lo primero que se me cruzó por la cabeza es que en ese momento podría haber estado yo tirado ahí y no él. Si hubiese seguido jugando, tranquilamente me podría haber pasado a mí primero.
* -¿Qué fue lo mejor que le dejó el fútbol?*
-Sin duda que el hecho de poder ayudar a mi familia. Ese era mi gran sueño. Vengo de una familia muy humilde y hoy en día, por lo menos, les pude comprar una casa a mis viejos. Cuando era chico les costaba mucho darme la plata para ir a entrenarme, a veces no teníamos para comer. Yo quería llegar a Primera y darle a mis viejos todo lo que no teníamos. Esto es lo que hoy en día me duele más que otra cosa, porque quería asegurarle la vida a mi familia para siempre.
* -¿Cambió mucho su vida desde que debió dejar?*
-Cambió todo. Vos jugás en Primera y te llaman para hacerte reportajes, vas de un lado al otro, la gente te conoce por la calle. Además, en lo económico: yo gané mi primer partido en Vélez y cuando llegué al vestuario tenía cuatro lucas de premio. No lo podía creer. Tanta plata por 90 minutos.
* -Su primer sueño era poder ayudar económicamente a su familia y lo cumplió. ¿Cuál es su sueño para el futuro?*
-Y… No pierdo las esperanzas de volver a jugar. Tengo 22 años, soy joven. Quizás en algunos años, con todos los avances que hay, pueda volver. Ese sería mi gran sueño. Pero bueno, está todo en manos de Dios y él sabrá lo que hace.
AUNO 07-11-07 MV-MFV