“Ni una menos”: el grito de una multitud

Miles de personas volvieron a salir a la calle para exigir medidas contra la violencia machista y los femicidios. La multitudinaria marcha fue del Congreso a la Plaza de Mayo bajo el lema “Vivas nos Queremos”. Piden que se aplique en su totalidad, y con un presupuesto acorde, la Ley 26.485.

Eugenia Muzio

Lomas de Zamora, junio 4 (AUNO).- “Marcho hoy porque no quiero ser una menos mañana”, decía el cartel que sostenía una adolescente que junto a otra comenzaron a caminar cuando las interminables columnas de gente tomaron rumbo. Ellas marcharon. Marcharon cantando, haciendo ruido, saltando, levantando banderas, con las caras pintadas, encolumnadas, con niños, con sus parejas, con sus amigas, sus hermanas… con todas las mujeres que, a un año del primer desgarrador bramido de “Basta de femicidios”, volvieron con más fuerzas a gritar.

Desde antes de las 17, las filas de manifestantes circulaban hacia el punto de encuentro. La Avenida de Mayo veía pasar parte de este desfile que terminaba al final de la calle en Plaza Congreso donde la muchedumbre se volvía homogénea. “Vamos al Congreso para que vean que militamos por la identidad”, gritaba, mientras marchaba, una agrupación de travestis que sostenía fotos de sus compañeras asesinadas.

Otra vez, la plaza se llenó de incontables carteles e imágenes de víctimas que no pudieron alzar sus voces contra la violencia que las calló. “Esta es Karen, la asesinó su novio a los 16 años de un tiro en la cara. Yo vengo por ella, por mí, por mi hija, por todas.” explicó una mujer, vecina de la joven que sostenía su foto. Según estadísticas de La Casa del Encuentro, entre el 1 de junio del año pasado y el 31 de mayo último hubo 275 femicidios: un promedio de tres mujeres asesinadas cada cuatro días. Y lo que es aún peor, en el período 2014-2015 el número fue de 277, es decir, que el descenso fue levísimo.

Otras pueden llamarse “sobrevivientes”, como Mercedes Lema, quien con su dolor y bronca levantaba el nombre de su abusador y pedía justicia. “Matías Caccavo militaba conmigo en Megafón, en la Facultad de Sociales de la UBA: me violó en 2013 y sigue abusando de otras chicas”, contó y agregó: “Queremos que se implemente el protocolo contra la violencia de género en la universidad, queremos que otras chicas se sientan contenidas y juntas luchemos por esto”.

Pasadas las 17, la postal se volvió multicolor. Estaban todos, o casi todos. El Frente de Izquierda, con Nicolás del Caño a la cabeza; el Frente Renovador, el Fpv, la Juventud Radical, las lesbianas, las travestis, Las Rojas, agrupaciones brasileras, colegios, universidades, la Tupac Amarú , entre otros e independientes que se manifestaron con sus carteles tan caseros y potentes. Todos pedían un cambio, sin embargo el PRO no se movilizó.

“Quiero elegir las manos que me acaricien”, “Los celos no son amor”, decían más cartulinas. Los cánticos ya eran música de fondo y el arengue no paraba: ansiaban por marchar. “Vení macrista, vení a escuchar, mueren mujeres por aborto ilegal”, cantaba el colectivo de mujeres Mumala sosteniendo globos negros de los que colgaban carteles con nombres de víctimas.

Antes que comenzaran a marchar, se arma un hueco en medio de la multitud. Cuatro mujeres vestidas de rojo y negro se colocan almohadones en el vientre, atados a hilos, sostenidos por un hombre vestido de negro enmascarado que las mantiene tirantes. Comienzan a frotarse el estomago, a observarse en el espejo preocupadas, a mirar a los espectadores con cara de sufrimiento. De repente forcejean hasta arrancarse el falso embarazo y dejan ver el cartel de “asesina” que tenían debajo. Finalmente se desligan del enmascarado gritándole “¡basta!”, éste cae al suelo y ellas levantan consignas: “Yo decido”, “Vivas nos queremos”, “Aborto legal”.

Llegadas las 18, de a poco, el gentío fue avanzando. En el camino, los comerciantes no desaprovecharon la oportunidad: remeras a 100 pesos, banderas y latas de cerveza a 30, tortillas a 15, parrillas al costado de la avenida y hasta abrigos para perros con la estampa del #NiUnaMenos.

“Es un reclamo contra la violencia machista, significa que las mujeres estamos cansadas de que nos maltraten, nos maten, nos violen sólo por ser eso, mujeres”, le explica una mujer a otra, que le respondía en inglés y asentía, mientras seguían los pasos de las agrupaciones.

Marchaban convencidos, fervientes, imperativos. Por Chiara Páez, por Érica Soriano, por Laura Iglesias, por Candela Rodríguez, por Diana Sacayán; marchaban. Por todas aquellas que los medios no visibilizaron, pero que padecieron la violencia machista, y también por las que hoy lo sufren y no pueden salir de ese infierno.

A esta movilización se sumó el reclamo de libertad a Belén, la joven tucumana condenada a 8 años de prisión por haber sufrido un aborto espontáneo. Las travestis pedían por la visibilidad del transfemicidio, los universitarios por la aplicación del protocolo de violencia de género, las agrupaciones de izquierda por el aborto legal, la Tupac Amarú por la liberación de Milagro Sala. Otros por sus familiares, otros por el desmantelamiento de los centros de contención, otros por el acoso callejero, otras por sus propias experiencias. Y todos pedían por todas.

A las 19.30, comenzaron a llegar a Plaza de Mayo. “Ni Una Menos, Vivas nos queremos. El Estado es responsable”, imponía el importante cartel que colmaba la Avenida de Mayo, llevado por el colectivo de organizadoras, distinguidas por sus pañuelos verdes, que encabezaron la cola de manifestantes. El fervor no cesó en todo el recorrido, entraron cantando, bailando, algunos con antorchas en la mano.

Por el final, las periodistas Mariana Carbajal, Marta Dillon, Florencia Minici y Ximena Espeche cerraron el acto con la lectura de un documento en el que se reclamó por la falta de educación sexual en los colegios, el cierre de centros de asistencia gratuita a víctimas, los desgarradores femicidios, la discriminación y el aborto.

Una vez más, la bronca, el hastío, el miedo, el sufrimiento, de las mujeres oprimidas por una coyuntura en la que algunos se creen dueños de la vida y el cuerpo de ellas, largaron un visceral rugido por la justicia, por los derechos, por el respeto, por la igualdad, por la vida, por la libertad. Una vez más, ellas reclamaron, ellas se movilizaron, ellas se defendieron, ellas denunciaron. Ellas volvieron a la calle para que escuchen que no tiene que haber ni una menos.

AUNO-04-06-2016
MEM-AFG

*Producción multimedia: Julieta Doti

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