Miguel Angel Chaves Zambrano, médico de terapia intensiva del Hospital de Clínicas y especialista en Bioética, sostiene que la relación entre médicos y pacientes sigue siendo asimétrica, ya que “está afectada por las leyes de mercado”.
El experto, en una entevista con AUNO, sostuco que los profesionales deben “propiciar decisiones compartidas (con los pacientes) y no consentidas . “Se debe respetar al individuo como persona a la hora de permitir que sea él quien tome una decisión”, afirmó.
El médico afirmó que se debe contemplar “la voluntad del paciente”, lo que implica “aceptar o rechazar el tratamiento”. Pero aclaró que “cuando se decide no hacer un tratamiento no significa que el médico se deshace del paciente. No implica el abandono”.
—¿Cuál es el estado actual de la relación médico-paciente?
—Al principio, la relación entre médico y paciente estaba teñida de una visión paternalista de la medicina, donde el médico era el que tenía el conocimiento y era el que decidía. Lamentablemente en la actualidad la relación médico-paciente continúa siendo asimétrica, pero en otros términos. El poder en las decisiones no está hoy ni del lado del paciente, ni del lado del médico.
—¿Quién tiene ese poder?
—Está sin dudas en las condiciones económicas y el acceso a la salud. Esto gobierna el accionar del médico y condiciona al paciente a la hora de ser atendido. No todas las personas tienen las mismas condiciones de igualdad, no todas cuentan con los mismos recursos ante la enfermedad.
—¿Cómo influye esta problemática a la hora de atender enfermedades?
—El núcleo de relación médico-paciente se ve atravesado hoy por las leyes del mercado. La medicina moderna participa en el juego de oferta y demanda. La enfermedad se convirtió en un objeto de ganancia. El paciente ya no es paciente sino cliente y las reglas que definen la práctica médica son reglas de mercado, destinadas a generar bienes materiales, resultados cuantificables.
—¿Cómo repercute esto en la salud de las personas?
—El proceso de curación se burocratiza. Las lógicas de mercado atacan directamente a la profesión, que es un arte. Al entrar en juego estos intereses mercantilistas, tanto médico como paciente pierden su lugar, se desvirtúan en un nefasto proceso administrativo-legal.
* —¿De qué se trata este proceso?*
—Paulatinamente, se ha ido equiparando la consulta con un médico con un trámite. Un entrar y salir de un consultorio donde no entran en juego factores como el tiempo y la correcta dedicación. ¿Usted sabe cuál es su médico de cabecera? ¿Lo vio usted alguna vez? Probablemente si, pero seguramente usted tenga más claro cuál es su obra social; e incluso lleve consigo a todas partes el carnet que lo identifica como usuario. De eso se trata la mercantilización. De la toma de poder por parte de empresas dedicadas a la salud.
* —Ante esta situación ¿Cuál es el camino al momento de tomar decisiones? ¿Cómo se protege a las personas enfermas?*
—Uno tiene la obligación moral de que los individuos coparticipen de la toma de decisiones en la medicina. Hay que dar la oportunidad. No está en nuestras manos sanear las condiciones desiguales de salud del país.
—¿Se puede superar esta desigualdad?
—Sí. Se logra diciendo la verdad. El mejor camino para resolver este problema es la información. Hacer partícipes de la realidad y de la verdad a cada individuo a través de la información. Lo que no se debe hacer es resguardarse en las condiciones de inequidad que existen para hacer un ejercicio inadecuado del poder.
- —Entonces, ¿Cuál sería el estado ideal de la relación médico-paciente a la hora de tomar una decisión de tratamiento?*
—Se trata de propiciar decisiones compartidas y no consentidas. El médico debe ser un profesional preparado, adecuado, informado, que sepa depurar la información del paciente con respecto a su estado de salud y que logre hacer confluir en tomas de decisiones que sean las mejores para el paciente. Es necesario respetar al individuo como persona a la hora de permitir que sea él quien tome una decisión.
—Entonces, ¿Se deja la decisión en sus manos?
—Sí. Para ello, primero hay que hacer es asegurarse que una persona sea competente para tomar decisiones. Esto significa que el paciente en cuestión, decidiría, con una información garantizada, lo que normalmente decidirían todos.
—¿Cómo funciona la toma de decisiones en la medicina?
—No debe ser el paciente acatando la voluntad del médico sino participando conjuntamente de la decisión. Los médicos deberíamos tener la capacidad de garantizar que se realicen los estudios para que el paciente decida de la manera en que nosotros deseamos que lo haga, teniendo la claridad de ideas suficiente para respetar si el paciente dice que no.
—¿Puede un paciente rechazar el tratamiento?
—Por supuesto. La voluntad del paciente implica aceptar o rechazar el tratamiento. El rechazo contiene una serie de probabilidades que incluso pueden llevar a la muerte, pero que no incluyen que al paciente se lo debe desproteger. Cuando se decide no hacer un tratamiento no significa que el médico se deshace del paciente. Es el rechazo a un tratamiento, no al cuidado integral de la persona. No implica el abandono. Hay que seguir cuidándolo.
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