Desde hace poco más de cinco años está al frente del ministerio más joven en la estructura del Estado nacional, el de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Esa cartera, con un nombre inédito, es la que más expectativas despierta en el marco de un proyecto de desarrollo autónomo. Lino Barañao doctor en Química, investigador de carrera, formó parte del equipo que en 2002 logró el nacimiento de la primera ternera clonada de Iberoamérica, alterada genéticamente para la producción en leche de hormona de crecimiento humana. Desde su flamante sede, en el Polo Científico Tecnológico de Palermo, un “edificio inteligente” donde trabajan de investigadores de distintas disciplinas, Barañao responde las preguntas de El Cruce. Anuncia la creación de una Agencia de Divulgación Científica o “popularización de la ciencia”; la inminente llegada de una supercomputadora para modelado científico que estará conectada con todo el país; la promoción de biorefinerías para el desarrollo de energías alternativas; y la construcción de un centro latinoamericano de innovación interdisciplinaria, en la Ciudad Universitaria, para capacitar a investigadores de toda la región. Además, espera celebrar en breve la llegada del científico repatriado número mil.
-¿La innovación productiva constituye el aspecto más novedoso de su ministerio?
-Sí, de alguna forma es el más novedoso porque es el único ministerio que conocemos que tiene esta nomenclatura. Por innovación productiva entendemos la aplicación del conocimiento para mejora r la competitividad de empresas que existen o crear nuevas empresas con la idea de que esto se traduzca en la creación de puestos de trabajo de calidad. Ese es el rol que cumple la ciencia en los países desarrollados y creemos que es factible que se produzca en Argentina, primero, porque tenemos recursos humanos altamente capacitados; y por otro, porque el sector productivo que es capaz de absorber esa tecnología y adquirir una escala que le permita ser exportador a nivel mundial. Lo vemos por ejemplo en la industria farmacéutica, con la aplicación de tecnología, donde tenemos varios proyectos de empresas nacionales que están incorporando tecnología de punta, con la colaboración muy estrecha con organismos nacionales, como las universidades, el INTI, el Conicet. Y eso les permite posicionarse de otra manera en los mercados mundiales . En la industria farmacéutica, con la caída de las patentes, hay una lucha feroz para ver quien produce al menor precio pero con la máxima calidad. Ahí creemos que Argentina puede ser un jugador importante. Otro sector es el metalúrgico, donde las nuevas aleaciones, producto de la aplicación de nuevas tecnologías también va a permitir generar productos competitivos, no solo para la industria automotriz sino para material quirúrgico.
-Es decir que la innovación puede tener un alto impacto económico
-Sí, la idea es que más allá del aspecto cultural que históricamente tuvo la ciencia, tenga un impacto en la economía. No es lo mismo sembrar más campos que, de última, se puede cubrir empleando más máquinas o poniendo a trabajar más horas las mismas máquinas, que crear nuevas empresas, lo que implica generar nuevas fuentes de trabajo para profesionales y también para personal no calificado. Creemos que la Argentina tiene que diversificar su matriz productiva, que todavía está muy centrada en la explotación de sus recursos naturales, y puede hacerlo generando actividades en sectores que ya son importantes desde el punto de vista del impacto en el producto bruto, como el sector del software, que viene creciendo más rápidamente, y no solo en cuanto a volumen de exportaciones: es el que tiene los mejores salarios promedio. Ese es el modelo productivo que creemos que puede generarse a partir de la gestión de la ciencia, el modelo donde se tracciona un mejor nivel educativo, porque se necesitan más ingenieros, más computadores, más químicos, más biólogos, y estos profesionales siempre van a tener trabajo de calidad. Este es un proceso que requiere un cambio cultural, porque si no tenemos el número de ingenieros, de químicos, de computadores que el país necesita, dificilmente podamos desarrollar este nuevo modelo.
-En relación con el software, hace unos días anunciaron ustedes el desarrollo de un software para el registro de datos genéticos para la investigación de delitos. ¿Ya está a nivel de ser aplicado?
-Vamos a hacer la licitación de los servicios necesarios para su implementación. Este es un convenio que se firmó con el Ministerio de seguridad y va a permitir contar con una información organizada respecto de los participantes de un acto delictivo. Nos va a permitir saber si el que robó en una casa es el mismo que robo en otra o si se detiene a alguien se lo puede identificar con alguien que cometió delitos previos. Esto no afecta el derecho a la privacidad de la información genética, que es un derecho reconocido ampliamente, sino que permite dar una prueba a la reincidencia en caso de delitos.
-La construcción del Polo Científico Tecnológico en las ex Bodegas Giol, esa idea de concentrar actividades en un edificio ¿se basa en un modelo internacional o es una propuesta que han desarrollada aquí?
-Es una propuesta original, porque no hay otro lugar en el mundo donde se concentre en el mismo espacio la administración de la ciencia, la investigación científica y la divulgación, que es la característica de este polo. Va a ser sede de tres instituciones clave en la gestión, como es el ministerio, la Agencia de Promoción Científica y Tecnológica, que ya está funcionando aquí, y en una segunda etapa, se muda el Conicet. Ya están funcionando los institutos internacionales de innovación interdisciplinaria, que tienen como característica tener un socio internacional: tenemos el Instituto Max Planck (de Alemania), un centro de investigaciones de Francia, Universidades de Italia, cada una participando de distintas disciplinas, en un ámbito único. Otro lugar donde hay investigadores en diseño, trabajando junto con endocrinólogos o economistas, todo eso con un piso de diferencia. Y lo bueno es que como hay un solo comedor, hay que juntarse a charlar entre ellos de cada una de sus disciplinas. También está prevista la construcción de un auditorio para 300 personas, con un sistema de comunicación que va a permitir que conferencias que den investigadores puedan ser vistas en todo el país, que haya actos culturales, funciones de cine, de teatro, abiertos a la comunidad y gratuitos. Y ahí va a funcionar una nueva agencia que estamos creando también que es una agencia de popularización de la ciencia, que tiene como objetivo generar contenidos audiovisuales para televisión, para museos y para educación en ciencia.
-¿Cuáles son las ventajas de crear un polo científico interdisciplinario, de concentrar actividades diversas en mismo sitio?
-La idea es que se potencien entre sí, porque eso es lo que ha ocurrido históricamente, los mayores hallazgos de la ciencia se producen cuando hay gente de distintas disciplinas trabajando en forma conjunta tratando de resolver un problema complejo, hablando el uno con el otro. El caso más concreto es el de la cirugía para la miopía mediante rayo láser. Eso lo descubrieron una oftalmóloga que estaba casada con un ingeniero que hacía microchips. En una cena, él le comentó que estaba trabajando con un aparato que le permitía tallar con una precisión de micrones y ella pesó que eso le serviría para operar un ojo. Así surgió la cirugía láser. Entonces, como no es frecuente que haya matrimonios interdisciplinarios, tratamos de juntarlos en un ámbito un poquito más amplio.
-Y tal vez se fomenten matrimonios interdisciplinarios también…
-También, no sería mala idea.
-Usted ha anunciado que el polo tecnológico va a contar con una supercomputadora que aplicará técnicas de modelado. ¿Podría explicar su finalidad?
-Hay fenómenos que son muy complejos, por ejemplo, interpretar las ondas sísmicas para saber si hay o no petróleo en la profundidad, o hacer radares que sean más eficientes. En ambos casos el fenómeno se manifiesta a través de ondas, sísmicas o electromagnéticas. Pero la construcción de esos aparatos no se puede hacer por ensayo y error, son cosas carísimas. Entonces lo que se hace es introducir todas las variables en una computadora, que es capaz de generar alternativas y a partir de eso construye modelos, los testea y luego sabe de qué manera construir un radar o interpretar los resultados de un estudio sísmico para saber si hay o no petróleo. Otro ejemplo: históricamente, para descubrir un nuevo fármaco, había que probar miles de compuestos, para ver cuál mataba la bacteria y no mataba a la rata, y luego probar que no era tóxico para el ser humano. Ahora, gracias al avance en los estudios de los genes, podemos saber cuáles son los blancos para que actúe un antibiótico , tenemos los modelos en la computadora, y luego probar distintos compuestos, que también están modelados para saber cual es el más eficaz. Hay experimentos que ya se hacen en el país. Se están estudiando drogas para tratar la tuberculosis, que no solo es una enfermedad que continúa sino que están apareciendo formas resistentes a las drogas tradicionales. Esta computadora va a llegar en breve, y va a haber un centro de Arsat, en Benavídez que va a conectar por fibra óptica al resto del país, así que va a ser usable por investigadores de todas las provincias.
-¿A qué apunta el trabajo conjunto que van a desarrollar con YPF?
-Apunta a crear una empresa que comercialice, no el petróleo, sino tecnología para obtener el petróleo o para producir energía a través de fuentes renovables. Es un modelo que existe a nivel mundial, de hecho, las empresas más exitosas o más rentables son justamente las que se dedican a brindar servicios para la industria petrolera, y no tanto a vender petróleo, sobre todo porque hay una tendencia mundial a que los estados sean los que se apropien de los yacimientos y por lo tanto controlan esa renta. Entonces, más allá de tener una empresa petrolera nacional como es YPF, que ha sido recuperada, la idea es generar una compañía a partir de una asociación de YPF y el Conicet. YPF, con el conocimiento que tiene de la actividad petrolera, de la capacidad operativa, y el Conicet, brindando los ingenieros, los químicos y los computadores que van a hacer los desarrollos que luego va a poder ser comercializados a nivel internacional y no solo van a potenciar a la petrolera nacional sino que van a ser una fuente de ingreso de divisas a través de la venta de servicios.
-¿Cuáles serían esos servicios?
-Por ejemplo, servicios para explotar yacimientos no convencionales, de los cuales Argentina cuenta con reservas muy importantes. A medida que tengamos una tecnología propia, mucho más competitiva para explotar el shale oil el shale gas en yacimientos como Vaca Muerta, a partir de la experiencia que podamos hacer en el país, vamos a poder brindar un servicio de asesoramiento a otros países. También hay otras fuentes de energía que a futuro van a ser relevantes y que deben aprovechadas en forma conjunta. Está claro que no hay ninguna forma de energía que por sí misma pueda abastecer las demandas de la humanidad en los próximos decenios. Por lo tanto, hay que diversificar la matriz energética, y esto exige el desarrollo de tecnologías propias. Estas tecnologías tienen que ser nacionales no solo para evitar la fuga de divisas por el pago de royalties sino, por el contrario, de ingresar divisas por venta de conocimiento.
-Justamente, el país parece un poco atrasado respecto a otros respecto del desarrollo d e energías alternativas. ¿Cuál es su opinión?
-Sí, es una actividad incipiente. Tenemos parques eólicos, energía nuclear, en la cual el país tiene una trayectoria muy grande. En materia de energías alternativas estamos haciendo un gran evento de bioeconomía, cuyo eje central son las biorefinerías y el uso de biomasa, componentes que habitualmente se desechan en la agricultura o en la industria para producir energía. Esto va a permitir industrializar la ruralidad, como pretende la Presidenta, ya que estas empresas son intensivas en tecnología y permiten incrementar en forma relativamente rápida la producción energética en zonas que no tienen otra alternativa.
-No debe ser fácil despertar vocaciones en los jóvenes estudiantes para seguir carreras científicas. ¿El ministerio tiene alguna estrategia para lograrlo?
-Este es un tema que nos preocupa particularmente. Porque para que este modelo productivo basado en el conocimiento sea factible necesitamos una dotación de ingenieros, de químicos, de computadores que el país hoy no está produciendo al ritmo adecuado. Por eso encaramos una tarea de promoción de las carreras científicas. Algunas de las tareas están hechas en coordinación con el Ministerio de Educación, visitando escuelas donde los científicos van y cuentan lo que hacen. Además, el año pasado se lanzó un canal de televisión, Tec TV, que tiene como objetivo promover un cambio de la imagen que tiene el investigador entre los jóvenes para que se interesen en esas carreras; volcar a jóvenes emprendedores a la industria del software, divulgar conocimientos científicos y también promover la conducta innovadora en las pymes. Porque para un empresario, un aviso (institucional) en el diario puede no ser atractivo, pero si ve a un potencial competidor o alguien del mismo rubro que accede a un instrumento de financiamiento, que ha logrado innovaciones competitivas, se va a interesar y probablemente logre acceder al apoyo que tiene disponible y no siempre es usado efectivamente. Este canal es una herramienta muy importante y acá también somos innovadores. Es el único ministerio de ciencia del mundo que tiene un canal asociado.
-¿A qué ritmo marcha la repatriación de científicos? ¿Continúa o ya se cumplió?
-No, es un proceso continuo que pasó por distintas etapas. Primero se repatriaron investigadores que se habían ido por motivos políticos, luego por causas económicas. Y ahora lo que estamos haciendo es restablecer ese círculo virtuoso por el cual los jóvenes científicos se forman en el exterior y luego regresan. Lo que ocurría en otras épocas es que debido a la calidad de nuestros egresados, muchos de ellos eran retenidos en el exterior porque no tenían posibilidades de insertarse en el país. Entonces lo que hacemos ahora es garantizar que todo aquel científico que se forma en Argentina, luego sale el ministerio a buscar que se reinserte de manera productiva en el país. Esto a través de varios instrumentos que hemos desarrollado especialmente: proveemos no solo subsidios para el pasaje, sino también un contrato para que tengan un trabajo estable aquí, subsidios para que investiguen e incluso plata para que puedan acondicionar un laboratorio. Este año esperamos contar con el repatriado número mil.
-¿Cuántos han regresado ya?
-Unos 947.
-*¿Qué otras metas tiene para este año?*
En primer lugar, el Plan Nacional de Ciencias y Tecnología, que se lanzó el 11 de marzo, Argentina innova 2020, que plantea una cantidad de objetivos en materia de desarrollo, no solo de disciplinas como se hacía habitualmente sino de núcleos socioproductivos, mostrando cómo el desarrollo científico tecnológico va a contribuir al desarrollo de economías de distintos puntos del país. Es una manera innovadora de plantear la planificación científica. Hay varias iniciativas de envergadura como un gran proyecto de estudio sobre el Mar Argentino, no solo desde el punto de vista de la biodiversidad sino desde el aspecto geológico y el potencial que tiene para distintos tipos de explotaciones, y que es una manera de reafirmar nuestra soberanía desde el punto de vista científico. Este es un proyecto que va a exigir la coordinación entre muchas áreas de gobierno. En materia de infraestructura, estamos inaugurando varios centros de investigación en todo el país, algunos particularmente relevantes y de alto nivel, como el futuro centro latinoamericano de innovación interdisciplinaria, en la Ciudad Universitaria, en un edificio diseñado por el famoso arquitecto Rafael Vignoli, que ha hecho obras en universidades a nivel mundial y que donó este diseño porque él es egresado de la Facultad de Arquitectura de la UBA.
-¿Qué característicaS va a tener?
-Va a ser un edificio emblemático, que no va a ser solo para la ciudad de Buenos Aires la mitad de su superficie va a estar destinada a albergar investigadores o estudiantes del interior del país y de Latinoamérica. Creemos que Argentina tiene que recuperar el papel señero que supo tener en materia de educación científica tecnológica en la región.
AUNO 01-05-13 EV