“Hacer historia tiene más que ver con lo pendiente que con el pasado”

Antes de presentarse en el Coliseo de Lomas de Zamora con el ciclo _Pensar el Bicentenario_, el filósofo Darío Sztajnszrajber habló con *AUNO* sobre la importancia de “pensarnos en nuestra propia otredad” para “ver más allá de nuestros dogmas instalados”.

Fernanda Cartolano

Lomas de Zamora, septiembre 28 (AUNO).- El filósofo Darío Sztajnszrajber advirtió sobre la importancia de “repensar el Bicentenario” y “replantearnos esas categorías que todos damos por supuestos” como que “somos libres, que somos independientes, que esta es nuestra patria”, al afirmar que “en realidad son conceptos que filosóficamente pueden ser cuestionados, analizados, mostrando sus distintas perspectivas o sus contradicciones”.

Sztajnszrajber habló con AUNO antes del encuentro Pensar el Bicentenario, en el que se presenta junto al historiador Felipe Pigna, que se realizará mañana en el Teatro Coliseo de Lomas de Zamora para indagar sobre los principios fundacionales de nuestro país y reflexionar sobre las ideas de independencia, identidad y ser nacional.

Pensar el Bicentenario es un encuentro entre la filosofía y la historia que busca hacernos reflexionar acerca de los principios fundacionales de nuestra nación y cómo repercuten en el presente. Para esto, Pigna y Sztajnszrajber tuvieron la iniciativa de generar un momento en el que puedan replantearse las ideas de independencia e identidad.

-¿Cómo surgió la idea de pensar a la historia y la filosofía juntas?
-Por un lado, veníamos con Felipe trabajando con otros temas; hicimos un encuentro sobre identidad, y después sobre algunos filósofos. Así notamos que la filosofía y la historia, aunque son disciplinas parecidas, manejan lenguajes muy distintos y que siempre se están buscando mutuamente. Cuando uno estudia historia constantemente analiza qué conceptos hay allí, y cuando uno estudia filosofía está todo el tiempo contextualizando las ideas que, obviamente, no surgen de la nada y no devienen del cielo, sino que son la expresión de su tiempo. Entonces nos pareció una buena oportunidad para replantear el Bicentenario.

-¿Cuál es la visión que plantea cada uno de ese Bicentenario?
-Felipe va con una visión más de la contrahistoria de los discursos oficiales maximizados este año. Por ejemplo, la palabra revolución no apareció en los discursos oficiales; fue muy sintomático cuando el presidente (Mauricio Macri) le dijo al rey de España que empatizaba con la angustia que sintieron los padres de la patria por separarse de España, como colocándolo en ese lugar porque, muchas veces, cuando se revisita el pasado se lo hace desde el modelo de sociedad que uno quiere en el presente; y en cuanto a la filosofía, la búsqueda consiste en replantearnos esas categorías que todos damos por supuestos: que somos libres, que somos independientes, que esta es nuestra patria, y en realidad son conceptos que filosóficamente pueden ser cuestionados, analizados, mostrando sus distintas perspectivas o sus contradicciones.

-¿Por qué es necesaria una mirada filosófica de la historia?
-Es necesaria porque nosotros pensamos que hacer historia tiene más que ver con lo pendiente que con el pasado. La memoria no tiene que ver con algo lineal, no es una crónica de los acontecimientos. Necesitamos todo el tiempo replantearnos, sobre todo, aquellas categorías que se instituyen como incuestionables. ¿Cómo no va a ser necesario hacer filosofía sobre el Bicentenario, si suponemos ciertas concepciones de la libertad, de la independencia, de la patria, de la historia, de la revolución, como si fuesen únicas? En realidad, todos esos conceptos sociales son fuertemente cuestionables y puestos en perspectiva. La filosofía busca brindar otras posibilidades, además de las que se imponen como sentido común hegemónico”

-¿Qué es lo que se busca problematizar sobre la identidad y el ser nacional?
-Nos interesa problematizar la construcción esencialista que se ha hecho en la Nación de la idea de patria ligada a la metáfora del padre, como si todos proviniéramos de un mismo tronco común, ya que el encuentro busca ir hacia lo profundo de lo que nos constituye como argentinos. Esa metafísica siempre tuvo un objetivo cuasi religioso de mancomunar a todos los que, medio de casualidad, quedamos de este lado de la alambrado de la frontera, porque los Estados nacionales son un artificio moderno que fueron creados en función de decisiones políticas, económicas, militares. Pero lo que después hizo falta fue generar un imaginario y, sobre todo, un imaginario emocional de lo que hoy es la nación como parte incorporada de nuestro ser. El ser nacional es una de las metáforas más utilizadas para generar esa idea de unidad, pero que al mismo tiempo se vuelve una idea autoritaria porque establece parámetros y límites, priorizando cierta concepción de lo nacional por sobre otras, entre las distintas culturas que conforman una Nación. El crisol de razas siempre dio un argentino blanco, cristiano, moderno y capitalista. Qué loco, porque se supone que esa metáfora consiste en una mezcla que, ya de por sí, es dañina, pero más cuando el resultado que da es un tipo de argentino que, en realidad, expresa sólo una parte de nuestra Nación.

-¿Cómo creen que repercutirá en el público lomense el pensar a la historia y a la filosofía de Argentina de la mano?
-Se sabe que Pensar el Bicentenario no es una celebración vacía, entendemos que la fecha patria tiene que ver con la patria como apertura, patria como otredad, a animarse a pensarnos en nuestra propia otredad, ver más allá de nuestros propios dogmas instalados. Buscamos que la gente se vaya del encuentro contenta y preocupada al mismo tiempo, pero necesariamente libre, sintiendo que hay algo de la libertad puesta en juego en ese ejercicio intelectual.

AUNO 28-09-2016
FC-AFG

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