El camino de la autogestión

Los editores de distintas publicaciones independientes cuentan las trabas que tienen que sortear para poder publicar. Cuestionan el manejo del papel y del sistema de distribución de ejemplares, y reclaman que se sancione una ley que apoye este tipo de revistas.

Leonel Manganielo

Lomas de Zamora, junio 29 (AUNO).- Cuando un grupo de amigos se junta para darle vida a una publicación, arranca con distintas ilusiones y motivaciones. Escribir sobre lo que te apasiona, sin presiones de un director, o poder darle voz a aquellos que están fuera del sistema mediático son los motivos más comunes. Pero no todos son conscientes de los problemas y frustraciones a la hora de crear un medio alternativo y autogestivo.

Primero hay que ver si el titulo de “alternativo” encaja con el proyecto. Es decir, si las temáticas que se van a tratar salen de la lógica de los medios masivos. Ejemplo de esto es la revista NaN, que “busca darle voz a los artistas que no aparecen en el mainstream comercial”, afirma Ailín Bullentini, una de sus fundadoras. O como cuenta Juan Fernández, integrante de Agenda Prisma, quien señala que ese medio “surgió de la necesidad de exteriorizar el mundo cultural de zona sur, en un momento que están de auge muchas artes a nivel local”. También está el caso de revista Burra, una publicación de cultura cumbiera, que para expresarse utiliza un lenguaje barrial y que no tiene una periodicidad para su salida.

Estas publicaciones tienen en común que nacieron en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, donde, bajo distintas circunstancias, un grupo de compañeros se juntó y decidió poner en práctica todo lo aprendido.

Fuera del ámbito académico nació La Garganta Poderosa, una revista producida por habitantes de la Villa Zabaleta, que desde el 2010 publica entrevistas a personajes importantes de la Argentina, como el Indio Solari, Lionel Messi o Gerardo Martino. Este año lograron sacar su libro, que muestra las mejores notas, además de historias de vida de quienes hacen la revista y los problemas de las villas, que todavía no se han resuelto. La revista nace para mostrar las problemáticas de los barrios pobres, que quedan invisibilizadas en otros medios.

Un caso particular es el de Citrica, que surge durante un momento de crisis. Está formada por una cooperativa de trabajadores que pertenecía al diario Critica de la Argentina, fundado por Jorge Lanata en 2008, y que cerró dos años después. “Nosotros hicimos una huelga en 2010 porque nos debían hasta un año de sueldo. La empresa estaba quebrando y nadie se hacía cargo”, cuenta Diego Pintos, integrante de la revista. “De un día para el otro quedamos solo los laburantes, decidimos armar una cooperativa para refundar el diario y así nació Citrica, una revista hecha a pulmón y corazón”, remata.

Sin embargo, no todo es sentarse a pensar contenidos: una vez que se decide llevar las ideas al papel van surgiendo varios obstáculos y problemas. Uno de ellos es la impresión: buscar un lugar que ofrezca un buen precio no es fácil. Esto varía según la calidad del papel o la cantidad de ejemplares que se vayan a imprimir. Aun así, el conflicto principal surge porque el costo del papel es controlado mayormente por la empresa Papel Prensa, que maneja el precio de la materia prima. Desde la Asociación de Revistas Culturales Argentinas (Arecia) denunciaron que “en los últimos seis meses el precio del papel aumentó un 230 por ciento”.

“Burra, que salió en 2013, valía 20 pesos y eso es lo mismo que nos salía imprimirla. Para el segundo número nos costó un 10 por ciento más y ya en 2014 otro 20 por ciento”, cuenta Sebastian Caraballo, uno de sus fundadores. “Por suerte nosotros tenemos buena relación con nuestra imprenta y, dentro de sus posibilidades, siempre nos hacen precio”.

En otros casos como el de Prisma, la imposibilidad de costear la impresión hace que todavía no salga en formato físico. “Es el objetivo en el corto plazo, es muy difícil, necesitás tener mucha publicidad para costearlo y ahí están las discusiones internas. La mayoría de nosotros no quiere poner publicidad porque en algún punto nos limitaría, especialmente si es de un municipio o de algún teatro”, afirma.

Para solucionar este problema, entre muchos otros, desde Arecia se impulsó el proyecto de Ley de Promoción de la Producción Independiente y Autogestiva de Comunicación Cultural por medios gráficos e internet. “En Arecia logramos que el Estado nos reconozca como medios y recibimos una parte de la pauta oficial. Ahora lo que queremos discutir es el monto”, puntualiza Ailín, quien además cree que “la exención del IVA sería muy importante en la reducción de los costos”.

Otro de los inconvenientes en el proceso de publicación de un producto independiente es la distribución. La causa principal es el Decreto 1025/2000 firmado por el ex presidente Fernando De La Rúa, que dejaba la distribución de diarios y revistas en manos del mercado, sin intervención del Estado.

“Clarín maneja el espacio de distribución priorizando a las revistas de su Grupo. También compras kioscos de diarios, entonces se hace muy difícil competir en igualdad de condiciones”, argumenta la editora de NaN.

Algunas distribuidoras llegan a pedir hasta el 50 por ciento del precio de la revista para repartirla por los distintos puestos de diarios. “Para que te suban las revistas a los camiones tenés que imprimir mínimo entre 4000 y 5000 ejemplares, y después no tenés garantías de que las revistas lleguen a destino y se expongan”, esgrime Daniel Badenes, integrante de la revista La Pulseada de La Plata, que nació en 2002 para difundir contenidos alternativos a los que aparecen en los medios masivos.

“Para solucionar esto, nuestra revista es distribuída por trabajadores desempleados de la zona. La revista cuesta 25 pesos y parte de eso es para pagarles a estas personas que hacen entregas a domicilio. También una parte de los ingresos va a distintas entidades solidarias”, detalla Badenas y agrega que “La Pulseada tiene un importante compromiso con la lucha por lograr una sociedad más justa e igualitaria”.

Muchos son los que buscan alternativas al problema de la distribución. “Desde NaN creemos que es importante moverse, ponerse las revistas en la mochila y ofrecérselas a los kiosqueros”. Algo parecido hacen los chicos de Burra: “Eso fue lo que más laburo nos dio. No hay muchos lugares para emprendimientos de estas características, así que fuimos chamuyando a canillitas, centros culturales y bares. Lo que más nos ayudó fue pegar onda con otras revistas como Velociraptors (revista de ciencia y cultura pop) que nos dio una mano grosa y nos marcó el camino”, sostiene Caraballo.

Algunas publicaciones que recorrieron todo este camino lograron obtener mayor popularidad, como los casos de Sudestada, La Garganta Poderosa o Barcelona, que, sin embargo, no dejan de luchar por los derechos de sus colegas. Mariano Lucano, director de Barcelona, admite que aunque no lo necesitan, creen que “es fundamental que la ley (de Arecia) se lleve a cabo para poder respaldar a muchos colegas que están en la misma situación” que estaban ellos cuando arrancaron.

Claro que no todo se da por unanimidad, dentro del seno de las revistas hay diferencias. Así como desde NaN creen que es necesario recibir un porcentaje de la pauta oficial para reducir costos, desde Sudestada sostienen que no es necesaria, que como revistas independientes no deberían recibir plata del Estado.

Una vez sorteado todo esto, queda el pequeño detalle de que el producto llegue a su destinatario, o sea que la gente la lea. La difusión es un elemento muy importante y las nuevas (ya no tan nuevas) tecnologías son una vía que a ninguno se le escapa.

“NaN es una revista que apunta a los jóvenes, por ende el uso de las redes sociales es muy importante, el problema es no ser una aguja en un pajar. Lo importante sigue siendo (para nosotros) crear un buen producto. Nosotros tenemos una página Web, que tienen una producción independiente al papel”, señala Bullentini.

Desde Burra explican que como es difícil imprimir, se ocupan mucho de ir subiendo contenidos a su página: “Este año nos sacamos la modorra y empezamos a actualizar la página, no queríamos fantasmear”, enfatiza uno de sus redactores.

Desde Barcelona no le restan importancia a las redes sociales pero saben que no es más que un complemento: “Nosotros tenemos casi 500 mil fans en nuestra página de Facebook y decenas de miles de likes cuando subimos la portada del mes. Claramente ese no es el número de revistas que vendemos, sería hermoso (risas), pero es mucho menos”, asegura Lucano.

Ahora que está un poco más claro el periplo que hay que transitar desde que te juntás con amigos con quienes querés expresar tu voz y compartir tus ideas con el mundo, hasta que llega a las manos de otros… ¿hacemos una revista?

*Nota realizada para la materia Taller de Periodismo Gráfico

AUNO 29-06-2015
LM-AFG

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