Dos posturas y el inicio de un debate

La Comisión de Legislación Penal del Congreso se reunió ayer para dar inicio a la discusión parlamentaria sobre la despenalización del aborto, un tema pendiente desde hace varios años en la agenda del Poder Legislativo. Fuera del recinto, sectores que se manifestaban a favor y en contra de la interrupción voluntaria del embarazo entonaron consignas e intercambiaron acusaciones.

Lomas de Zamora, noviembre 2 (AUNO).- En una jornada histórica para Argentina, centenares de jóvenes militantes de agrupaciones religiosas y de izquierda se concentraron ayer en la Plaza de los Dos Congresos para manifestarse a favor y en contra de la despenalización del aborto. Es que por primera vez, proyectos que impulsan la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo fueron tratados en una comisión legislativa.

La Comisión de Legislación penal, encabezada por el diputado Juan Carlos Vega, de la Coalición Cívica, debatió tres proyectos. El primero contempla una interrupción en cualquier caso durante las primeras doce semanas de gestación; el segundo, apela a optimizar el artículo 86 del Código Penal, en donde podría llevarse a cabo el aborto con un certificado médico o denuncia policial o judicial; el tercero, es impulsado por el oficialismo, y contempla la posibilidad de la interrupción voluntaria, sólo en caso de violación o malformaciones.

Fuera del Congreso, en la calle, el antagonismo era evidente. No había tintes grises. Sobre Avenida Rivadavia y Combate de los Pozos, había banderas rojas con inscripciones de “Sí a la vida”, que ondeaban en el cielo, y sus portadores lucían calcos que decían: “¡No me mates!”.

Dentro de un gazebo, estaba Laura Moreno, que pertenece al movimiento eclesiástico “Redentor”. “Creemos y estamos seguros que desde el momento en que el embrión fue concebido, ya tiene vida y es una persona. El aborto deja secuelas psicológicas, no es una solución y constituye un riesgo para la vida de la persona”, manifestaba Moreno, oriunda de Santa Fe, que se reconocía como evangélica.

“Estoy a favor de la vida –-dijo Joaquín, parado unos metros más alejado y observando a la multitud junto a su hermano— y para mí es un valor que no es negociable. Hay que apuntar a mejorar la vida de la madre vulnerable y defender al inocente, lo que significa un compromiso mucho mayor como sociedad”, reflexionó.

Del otro lado de aquella división trazada por los agentes la Policía Federal, la avenida Rivadavia y Entre Ríos estaba inundada de banderas verdes de la “Campaña por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito” y por carteles de agrupaciones de izquierda como el PTS, Proyecto Sur, MST y militantes de la CTA, entre otros.

Una bandera verde que rezaba “Aborto legal para no morir” era sostenida por militantes del movimiento feminista. Cecilia Galzeran, activista de Apostasia Colectiva y de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, estaba al frente.

“Es una decisión de las mujeres y nadie puede venir a decir qué hacer. El cuerpo de la mujer no se debe tomar como territorio político”, y agregó que “ninguna mujer aborta con alegría. La decisión del aborto corre por cuenta propia y las consecuencias también”, consideraba Galzeran

A medida que caía la tarde, el clima se volvía más tenso. Los efectivos de la Policía Federal sólo estaban ubicados del lado de los contra-abortistas y una valla mediaba entre los dos grupos de manifestantes.

A lo lejos, sobre avenida Rivadavia, venían marchando y cantando hombres del Partido Nacionalista. Llevaban como estandartes la bandera papal, un crucifijo de gran tamaño y una pancarta que decía “Viva Cristo Rey”. Cantaron el himno nacional y profirieron algunas acusaciones: “¡Asesinos!”, a quienes estaban a favor de la despenalización.

“A las calles vamos a llegar/ a las calles vamos a llegar/ por el aborto libre y legal”, les respondían desde el otro sector, mientras que del otro lado, respondían con determinación: “Sí a la vida” o “genocidas”. Incluso, uno de ellos llegó a gritar “pena de muerte a los abortistas” pero fue acallado en forma inmediata por los abucheos de la multitud.

Alrededor de las 19, los contra-abortistas, casi todos hombres, a excepción de algunas adolescentes que sostenían carteles con la inscripción “Hacete cargo de tus propias macanas, cobarde”, y que eran acompañadas por algunas señoras mayores.

Pero del otro lado de la valla, los partidarios de la despenalización cobraban cada vez más adherentes, como los de la Federación Argentina de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Transexuales, que portaban su característica bandera con los colores del arco iris.

“Creo que decidir sobre su propios cuerpo es un derecho que toda mujer debe poder ejercer”, expresó Carolina, de 25 años, adherente a la Federación.

Finalmente, cuando llegó la noticia de que la Comisión de Legislación Penal le había dado despacho a la iniciativa que habilita la interrupción voluntaria del embarazo, los contra-abortistas comenzaron a retirarse lentamente.

Los festejos de los militantes de izquierda y el ruido de los tambores inundaron el aire, ya que por primera vez, el Congreso trató en sesiones formales un proyecto que estaba pendiente desde hace muchos años.

AUNO-2-11-11
MP-LDC

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