Continúan los problemas edilicios en las escuelas

Los edificios de los colegios primarios públicos de Lomas de Zamora presentan problemas de infraestructura y en sus instalaciones de agua y electricidad. Sus autoridades denuncian que los arreglos “no sirven” y que el personal “no es idóneo”. Un relevamiento del Suteba precisó que de 554 escuelas provinciales, 440 tienen serios problemas.

Sectores clausurados, instalaciones eléctricas deficientes, mobiliario en mal estado, filtraciones en los techos y falta de espacio en las aulas son los inconvenientes que día a día se encuentran en las escuelas primarias públicas de Lomas de Zamora. Autoridades y docentes coinciden en que el Consejo Escolar responde, aunque tarde, a sus demandas. No obstante, denuncian que el personal que esa entidad envía para realizar los arreglos “no es idóneo” y que los arreglos “no sirven”.

Indistintamente de la zona en que estén ubicadas, las problemáticas son similares y van desde cuestiones accesorias hasta las más relevantes. Para empezar, en las Escuelas Primarias Básicas (EPB) 1, 32, 37 y 13 hacen falta reponer vidrios, canillas, picaportes, puertas en los baños, tapa rollos y llaves de luz. Las más relevantes son los pisos y techos hundidos, problemas de humedad, filtraciones en los techos, deficiencias en las instalaciones eléctricas, mobiliario en mal estado, ausencia de desagües y pérdidas de agua en los sanitarios.

Otro drama común es la clausura de algunos espacios, medida a la que acudieron los directivos de algunas instituciones por diferentes motivos. Tal es el caso de la EPB 37, que cerró hace seis meses su laboratorio porque se cayó un pedazo de techo. En tanto, la 22 clausuró un patio porque un árbol se derrumbó y está hundiendo el piso. Y en la 32, los alumnos no tienen biblioteca porque sus paredes están electrificadas.

En algunos establecimientos, como la EPB 1, la salida de emergencia es demasiado pequeña, contaron los docentes a este medio; en otras, como la 13 –donde el año pasado se produjo un incendio- ni siquiera existe. Aunque en comparación con otros inconvenientes pareciera que se trata de un mal menor, cabe destacar que uno de los problemas repetidos es la falta de espacio. Por este motivo, varios alumnos que salen al recreo comparten el patio con los que están en clase de gimnasia.

Según un relevamiento realizado por el Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba), el inconveniente más frecuente de las escuelas bonaerenses es el de las filtraciones de agua. El sondeo precisó que de 554 escuelas de 42 distritos del conurbano y el interior de la provincia, 440 presentan problemas edilicios. El problema más común son las filtraciones, que aparece en un 22,38 por ciento de los casos. En tanto, el 21,12 por ciento de los establecimientos analizados se ve afectado por falta de espacio.

Por esta situación, el gremio reclama “una fuerte y drástica intervención política provincial”, y si bien luego de marchas y movilizaciones de docentes, las autoridades incrementaron las inversiones y los compromisos, el sindicato aún exige “personal idóneo que supervise la situación edilicia, una agilización de los procedimientos para el acceso a fondos y un mejor funcionamiento de los consejos escolares”.

María Mazzuca, ayudante de biblioteca de la EPB 32, informó a esta agencia que personal del Consejo Escolar reparó los techos a principio de año, aunque criticó que “todavía hay goteras”. Lo mismo sucedió en la 37, según Miriam Sacchi, docente de este establecimiento, quien sostuvo que “el personal enviado por el Consejo no es idóneo y no arregla los problemas en profundidad”.

En la misma línea, la directora de la EPB 13, Amalia Pinasco, protestó: “Parches no quiero más, sirven para diez días”, al tiempo que remarcó la necesidad de la escuela de ser sometida a un “arreglo integral”.

La mayoría de los maestros y las autoridades consultadas opinó que existen los recursos para paliar los daños, excepto Nilda Gómez, vicedirectora de la EPB 22, que además atribuyó a los alumnos parte de la culpa de los problemas y pidió “un proyecto que obligue a los chicos que rompen las cosas a pagarlas”.

En sintonía con la docente, uno de los colaboradores de la Comisión de Servicios del Consejo, que sólo se identificó como César, consideró que hay “destrozos y vandalismo” en las escuelas. “Los chicos rompen todo”, se quejó el funcionario y agregó que ese es uno de los motivos que obliga a la institución a realizar reparaciones “permanentemente”.

Con el objeto de que las instituciones solucionen sus problemas de infraestructura más urgentes, la directora general de Cultura y Educación, Adriana Puiggrós, creó el año pasado el “Fondo Escuela”, un sistema que hace que el dinero que perciben los establecimientos vía transferencia bancaria a las asociaciones cooperadoras, dependa del tipo de servicio brindado y de la cantidad de estudiantes atendidos.

El monto puede variar de 300 a 4 mil pesos, que para algunos “no alcanza” a cubrir las necesidades. La vicedirectora de la EPB 69, Liliana Mattini, destacó que el establecimiento “se sostiene con los fondos de la comunidad”. Si bien el valor de la cuota de cooperadora es menor que en otras escuelas (se perciben 20 pesos anuales por familia), “hay un compromiso de los padres para con la institución”, remarcó Mattini.

Por el contrario, docentes de otras escuelas reconocieron que la cooperadora de su institución “es muy débil” y que “los papás no se interesan demasiado por la educación de sus hijos”.

¿Cómo afecta a los alumnos el mal estado de los edificios? Docentes y autoridades coinciden en remarcar la importancia de estudiar en un ambiente ameno, por ejemplo. Sacchi, docente de la EPB 37, aventuró la siguiente hipótesis: “los chicos no quieren venir a la escuela cuando hay problemas”.

MDY-AMB-AFD
AUNO–24-10-07
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