Castrilli era el VAR: el partido que Passarella pidió que no tocaran a un delantero de Racing

Por miedo al árbitro justiciero de los 90, el DT pidió a sus jugadores una marca «especial» contra un cabeceador rival.

Héctor Castellani

El VAR en los partidos del Mundial de Rusia es como tener en cada cancha a Javier Castrilli, el polémico árbitro argentino de la década del ’90. La rigurosidad con que “el Sheriff” ejercía el arbitraje hacía que los jugadores, y especialmente los directores técnicos, prepararan los partidos de manera diferente: tomaban recaudos que no tomaban con otros referís.

Un ejemplo es un partido (de escasa trascendencia), por el Clausura ’92 entre River y Racing en el Monumental. El DT de River era Daniel Passarella. Racing tenía un centrodelantero, Carlos Torres, de limitados recursos técnicos pero que, como todo delantero paraguayo, cabeceaba en el área todos los centros que le tiraban, aún sin ser un jugador de gran altura. El partido fue malo y terminó 1 a 1 (el gol de Racing justamente lo marcó Torres con un derechazo desde afuera del área). Pero lo notorio fue que esa tarde Torres les ganó a los defensores de River en cada córner a favor de Racing.

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Al terminar el partido le preguntaron a Passarella por qué no habían podido neutralizar al delantero visitante, conociendo de antemano sus virtudes. Contestó que habían practicado durante la semana cómo marcarlo pero que tuvieron que cambiar la manera de hacerlo cuando el jueves se enteraron de la designación de Castrilli para dirigir el partido.

Como todo el mundo, Passarella sabía que Castrilli era severo hasta límites impensados hasta entonces para cobrar foules y penales sin importarle la trayectoria de jugadores, equipos y mucho menos de los directores técnicos.

Passarella sabía que Carlos Torres cabeceaba todos los ladrillos que le tiraban al área. Pero Castrilli era el VAR.

Tal vez sea apresurado considerar revolucionario para el fútbol el uso del VAR. Pero es lógico pensar que la implementación del nuevo recurso podría empujar un cambio en el modo de jugar, o de defenderse, de los equipos.

Al menos se puede esperar que dará por resultado muchos goles de cabeza: un beneficio del espectáculo.

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