A 40 años de la masacre, la cárcel de Devoto dice adiós

Se anunció su traslado a Marcos Paz, que se concretaría en 2020. Pero como existe una investigación abierta, hay críticas.

Rodrigo Núñez

A 40 años de la Masacre del Pabellón Séptimo, su página más negra, el Gobierno nacional y el de la ciudad de Buenos Aires anunciaron que la cárcel de Villa Devoto, se mudará lejos del barrio donde funciona desde 1927. Irá al complejo penitenciario de Marcos Paz, en la provincia. Más de 1800 presos serán enviados a un anexo a construir. Estiman que estará terminado en 2020.

Según el ministro de Justicia, Germán Garavano, el nuevo complejo “permitirá abordar de mejor manera el tratamiento de las personas privadas de su libertad y facilitar su reinserción social”.

El penal de Devoto funciona desde 1927 y es el único complejo penitenciario activo dentro de la ciudad de Buenos Aires. Hace décadas que los vecinos se quejan de la convivencia con el penal, que, sostienen, degrada al barrio y no le permite progresar.

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¿QUÉ PASARÁ CON EL PREDIO?

La idea de las autoridades del Gobierno de la ciudad es que el 35% del espacio liberado sea utilizado para construir viviendas, y el 65% restante se transforme en un espacio verde y público.

Sobrevivientes de la Masacre del Pabellón Séptimo y la abogada Claudia Cesaroni, que impulsó el vuelco de la causa para que el caso fuera considerado como crimen de lesa humanidad, exigen que las instalaciones del actual penal no se alteren, para continuar con la investigación.

TIEMPO PARA LA EDUCACIÓN

Una de las particularidades de la cárcel de Devoto es que desde 1985 funciona allí una sede de la Universidad de Buenos Aires. Todo empezó por la iniciativa de la creación del Programa UBA XXII, para llevar la educación universitaria al ámbito carcelario. Desde entonces, unos 3.000 presos pasaron por este programa y más de 500 se graduaron de alguna de las carreras.

LA HISTORIA TRAS DE LAS REJAS

La historia del penal de Villa Devoto está repleta de personajes icónicos del crimen nacional y de hechos terribles, como la Masacre del Pabellón Séptimo, durante la última dictadura cívico-militar, que produjo la muerte de más de 65 presos. Además, durante aquel periodo la cárcel funcionó como centro clandestino de detención.

También en Villa Devoto se dio una de las fugas más bizarras de la historia carcelaria. En 1994, Luis El Gordo Valor y Hugo La Garza Sosa, especialistas en robos a blindados, se escaparon disfrazados de enfermeros y de policías junto a otros internos, deslizándose por una soga que colgaba del techo. Con una mano se sostenían y con la otra disparaban a los guardias. Afuera, los esperaban dos autos para escaparse.

La increíble fuga de 1994, en un viejo video VHS.

Ocho meses después, luego de una intensa búsqueda, allanamientos y escuchas telefónicas, Valor fue detenido, con muchos kilos menos y la cabeza afeitada.

Años más tarde, en Devoto hubo un fuga de otro “célebre” criminal.

En 1998, Daniel Cabrera, ladrón de bancos y blindados, y conocido como el rey de fugas, escapó junto a Julio Pacheco, Gabriel Chavanca y Maximiliano Noguera. Increíble: salieron por la puerta principal.

¿Cómo lo hicieron? A Cabrera le habían asignado tareas de limpieza en la sala de abogados, lugar estratégico de la cárcel porque desde allí se organizaba gran parte del movimiento de los presos. Como la presencia de agentes de seguridad era mínima en esa locación, Cabrera ideó el plan.

El guardia que custodiaba la sala recibió una llamada en la que un supuesto abogado pedía que trasladaran a Pacheco, Chavanca y Noguera de su pabellón a la sala.

Una vez allí, los presos dominaron al único guardia que había y robaron los trajes y las credenciales de los abogados que estaban en la sala (menos Pacheco que se disfrazó de guardia). Salieron por la puerta principal, robaron el Peugeot 405 de un vecino de la zona y escaparon.

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