Kirchner pidió por la continuidad del hospital Melo

Ayer, en un acto en el micro estadio de Lanús, donde anunció la remodelación del puente de Escalada, criticó con dureza a la oposición y evitó hablar de la reeleción. Crónica de una tarde agitada.

El presidente Néstor Kirchner anunció que dentro de veinte días o un mes se licitará las obras de remodelación del viejo puente de Remedios de Escalada y respaldó la continuidad del hospital Melo, cuya continuidad corría peligro a raíz de la falta de inversión estatal.
Kirchner, asimismo, criticó a las expresiones de la oposición política y aludió a los dirigentes del radicalismo a quienes endilgó de ser “los responsables de la explosión social y de la decadencia de la Argentina”.
Como suele ocurrir en los actos por los distritos del Gran Buenos Aires, el jefe de estado, implícitamente, evitó pronunciarse acerca de una posible reelección: “El 10 de diciembre de 2007, cuando termine mi mandato, le voy a poder decir que estamos saliendo del infierno y entrando al purgatorio”.
El jefe de Estado habló durante un acto que encabezó en el micro estadio del Club Lanús, en el que también tomaron parte el gobernador bonaerense, Felipe Solá; el intendente de Lanús, Manuel Quindimil; el ministro del Interior, Aníbal Fernández; el presidente de la Cámara de Diputados, Alberto Balestrini; el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido; y el senador justicialista José Pampuro.
“Manolo (por Quindimil) ha ganado una batalla más. Y no tengan ninguna duda de que dentro de veinte días o a más tardar un mes, la Municipalidad va a licitar el puente de Remedios de Escalada para terminarlo definitivamente”, anunció Kirchner.
Entusiasmado y con el micro estadio colmado, señaló que “mucha gente de Lanús y el gobernador pidieron por esa inversión” y prometió volver al distrito una vez que hayan culminado las obras del puente de Escalada, que une la zona oeste y este del distrito.
También prometió fondos para la reconstrucción del sistema pluvial y viviendas, y no escatimó elogios hacia uno de los últimos caudillos del duhaldismo, ahora fervoroso kirchnerista: “Todo lo que sea construir cuente con nuestra tarea. Nuestra tarea es la misma de usted y la del señor gobernador”, enfatizó el jefe de Estado.
El presidente destinó un segmento de su discurso para criticar, aunque sin nombrar a nadie, a la dirigente opositora.
“Hay algunos que fueron responsables de la explosión social y de la decadencia argentina que hoy siguen hablando, y se quieren mostrar como la alternativa, y nos tratan de poner todo tipo de trabas, pero no importa porque a nosotros nos importa el pueblo que tiene memoria”, enfatizó el primer mandatario.
Todos ustedes se acuerdan quienes fueron los que hicieron tanto hambre, tanto dolor y tanto llanto en el corazón de los argentinos”, advirtió el jefe de Estado, que era aplaudido por Quindimil.
Respecto del hospital Melo, Kirchner comprometió al gobernador Solá que garantice la continuidad de ese centro asistencial de Lanús, que atraviesa por una severa crisis edilicia y de recursos humanos y materiales.
“No al cierre del hospital Melo”, señala una bandera que los mismos vecinos de Lanús llevaron hasta el micro estadio. Esa misma leyenda le sirvió a Kirchner para comprometer públicamente a Sola con la continuidad del hospital.
El presidente, entusiasmado, mirándolo a Sola le dijo en tono de pregunta y exigencia: “No al cierre del hospital Melo. El gobernador me dijo que no se va a cerrar el hospital Melo. Seguro, gobernador, porque si no es así vamos a hacer una marcha a la Plata”.
El pedido hecho con tanto énfasis el Presidente los sorprendió a Solá, a pesar de que el tema había sido tratado antes del acto, lo que no pudo disimular la incomodidad del mandatario provincial, que no atinaba a otra cosa que asentir ante el reclamo presidencial.

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De paso cañazo

Por Natalia Perzhalo
Enfurecido, un hombre como tantos de los que estuvieron en el microestadio de Lanús, durante la visita de Néstor Kirchner, insultaba y gritaba: “No vinieron a ver al presidente, vinieron a afanar”. Algunos, desconcertados, creyeron que los insultos eran dirigidos al anfitrión del encuentro, el intendente Manuel Quindimil, o a los funcionarios nacionales y provinciales que acababan de marcharse por una puerta lateral.
En verdad, el hombre gritaba a quienes aprovecharon esa ocasión –más de uno mientras Kirchner se mezcló entre la gente- para robar a los presentes. Empujones, gritos, manotazos y manos largas. En medio del revuelo les resultó fácil disimular el hurto de un celular o una billetera. Tras las quejas del hombre, más de uno descubrió un faltante entre sus pertenencias.
Minutos después cuando la multitud finalmente se desconcentró, sólo quedaron pequeños grupos diseminados a lo largo de la avenida 9 de Julio. Sobre la vereda, cinco personas se vanagloriaban y competían entre sí para ver quién había obtenido más “trofeos”.
“Mirá lo que agarré”, decía uno vestido con una remera con la inscripción “Dirección de deportes municipal”, según pudo constatar esta cronista. Sólo a metros de él, un hombre se sorprendía: “Me robaron el celular”, le dijo a uno de sus acompañantes.
Sin embargo, nadie identificó a quienes habían robado. Los puestos callejeros improvisados para la ocasión fueron desmontados a medida que la gente se marchaba en una caravana desordenada. Otra cara del mismo hecho.

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