La hija del primer poeta de Monte Grande ya es vecina ilustre

Su nombre es Raquel de Toro Ramos, una escritora y perito calígrafa de 86 años. Vivió su infancia y juventud en Monte Grande, pero también fue concejal en Río Negro. Sus abuelos fueron dos de los fundadores del distrito que ella describe como su «amor infinito».

Esteban Echeverria tiene una nueva vecina ilustre. Raquel de Toro Ramos es la merecedora de este título por su actividad cultural, que heredó de su padre y primer poeta de Monte Grande, esa ciudad que según la escritora “invita al idilio”.

Nacida en 1922, narró a AUNO que su labor literaria comenzó en la niñez y se acentuó en la adolescencia, con las “primeras ilusiones amorosas” entre las que se encuentra su “noviecito de los 12 años”, que estaba presente el último sábado en el acto que se llevó a cabo en el edificio municipal donde se distinguió a Raquel.

Además de haber publicado cuatro libros, entre los que se enumeran poesías, cuentos y una biografía del compositor Alberto Ginastera —su cuñado—, Raquel también se dedicó a la actividad comunitaria. Fue la primera concejal en ejercer su cargo “ad honorem” en la ciudad de General Roca, Río Negro, e integró el Poder Judicial de esa provincia patagónica, en calidad de perito calígrafa.

Manuel de Toro, su papá, editó hacia 1913 la revista “Hojas sueltas”, la primera publicación de la flamante Monte Grande, que incluía noticias sociales y culturales, poesías de su autoría e ilustraciones. De esta manera, se convirtió en el primer poeta del que se tiene registro en la ciudad cabecera de Esteban Echeverría.

“Mi padre decía: ‘Tener la patria por haber nacido es un hecho fortuito, pero tenerla por haberla querido es un amor infinito’. Ese mismo amor es el que siento por haber regresado a Monte Grande para vivir mis últimos años de vida”, se emocionó de Toro.

La escritora, por otro lado, es nieta de dos de los fundadores del distrito. Sus abuelos Vicente Ramos y Fernando de Toro –-cuyo nombre es recordado en una calle de la zona—, donaron 5 mil pesos respectivamente para comprar las tierras en las que se edificaron las construcciones fundamentales del centro cívico de Monte Grande.

En este sentido, el historiador local Pedro Campomar explicó que
“la ley fundacional de Esteban Echeverría había sido aprobada el 9 de abril de 1913, pero para que se cristalizara, el Ejecutivo provincial demandaba que los vecinos compraran el terreno para construir la Municipalidad, la escuela, la iglesia y la oficina del telégrafo, entre otros edificios. “De esta manera, se realizó una colecta entre los habitantes del lugar y con esos aportes económicos “se fundó el distrito”.

“Es vecino ilustre quien honra a sus congéneres en materia ética, es útil a su entorno y respeta a sus antepasados” sintetizó Salomón Saieg, miembro de la Asociación Sanmartiniana local, en referencia al título que recibió Raquel. La iniciativa del reconocimiento se originó en la Junta de Estudios Históricos echeverriana, a la que luego se sumaron la comuna y el Concejo Deliberante distrital.

Sin embargo, para la escritora este reconocimiento “no cambiará” su manera de vivir: “Disfrutar con los afectos y continuar el camino de las musas” serán siempre sus dos principales preocupaciones.

MNL-FG-LDC
AUNO-12-09-08
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