Uno de cada cinco argentinos presenta algún tipo de alergia y una de las más importantes es el asma, que suele ser detectado de manera tardía, según revela un estudio internacional realizado en cuatro ciudades argentinas, que se dio a conocer el en Congreso Mundial de Alergia realizado la semana pasada en Buenos Aires.
“Se puede considerar a la alergia como epidemia en el sentido que afecta llamativamente cada vez a más población, sin ser una enfermedad contagiosa, y nos interesa conocer las causas de su crecimiento”, comentó el médico Carlos Baena-Cagnani, presidente del comité organizador del Congreso.
Las alergias se caracterizan por ser una respuesta inmunitaria exagerada ante el contacto con determinadas sustancias, denominadas alérgenos, lo que se traduce en síntomas como picazón, estornudos, secreción nasal, lagrimeo, cólicos estomacales, vómitos, sibilancias, dificultad para respirar y otros síntomas.
El estudio divulgado en el congreso señala que aproximadamente uno de cada cinco adolescentes argentinos tiene rinoconjuntivitis, es decir, alergia a nivel respiratorio y ocular, según los datos relevados en cuatro ciudades. En el caso del asma bronquial, el mayor porcentaje es de origen alérgico: aproximadamente 1 de cada 10 estudiantes tiene síntomas de asma, con el agravante de que en 1 de cada 4 afectados los síntomas son severos. En Europa, uno de cada cuatro niños es alérgico, mientras que en los países industrializados se estima que entre 25 y 40% de la población sufre de rinitis alérgica y 20% padece asma alérgica.
El XXI Congreso Mundial de Alergia se celebró en Buenos Aires entre el 6 y el 10 de noviembre, promovido por la Organización Mundial de Alergia (WAO) y contó con la colaboración de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC).
“Sinónimos del asma, como ‘broncopatía obstructiva recurrente’, ‘espasmo bronquial’, ‘bronquitis asmática’ o ‘bronquiolitis a repetición’, muy frecuentes en las historias clínicas pediátricas, generan en los padres una enorme confusión, retrasan el diagnóstico clínico, el diagnóstico etiológico y la estrategia general de tratamiento”, advirtió Baena-Cagnani.
Para muchos investigadores, “el reconocimiento temprano del asma en el niño y el inicio del tratamiento, especialmente el anti-inflamatorio, permite un mejor pronóstico, pues se interfiere precozmente con el remodelamiento de las vías aéreas, es decir, con su alteración inflamatoria crónica e irreversible”.
Estas enfermedades “afectan a un creciente número de la población, causando trastornos como una disminución de su rendimiento rutinario y detrimento de su calidad de vida, además de una predisposición mayor a otras enfermedades tales como sinusitis, otitis o empeoramiento del asma”, señaló Baena-Cagnani.
Los factores que predisponen para sufrir alergia van desde los antecedentes familiares y una condición genética para reaccionar a un alérgeno común del medio ambiente (atopía) hasta la dieta occidental y la exposición a la creciente contaminación ambiental. Dentro de los contaminantes ambientales intradomiciliarios, el más frecuente es el humo del cigarrillo.
Sobre el correcto tratamiento de la alergia, el médico Maximiliano Gómez, miembro del Comité Organizador Local de WAC 2009, subrayó que “en nuestro medio es común la automedicación, y es particularmente frecuente cuando las afecciones alérgicas son intermitentes o leves”.
En muchas ocasiones, el médico clínico puede manejar los síntomas más sencillos, pero —continúa Gómez— “destacamos la necesidad de consulta al especialista cuando el problema alérgico se repite, o cuando habiendo realizado un tratamiento indicado por algún profesional sanitario no se logra controlar el cuadro”, recomendó.
El tratamiento varió mucho a lo largo del tiempo, y si bien es imposible erradicar la predisposición a sufrir de algún tipo de alergia, en la actualidad se cuenta con múltiples herramientas terapéuticas que permiten un manejo satisfactorio de los síntomas. Existen casos en los cuales eliminando el factor desencadenante se resuelve el problema, como puede ocurrir en las situaciones de alergia a un medicamento o alimento, pero por lo general esto no es lo más frecuente.
Gómez comentó que en los casos que se reiteran, “existen tratamientos controladores muy eficaces y con escasos efectos secundarios. Los tan temidos corticoides han evolucionado de manera tal que, indicados correctamente en su forma de aplicación (aerosoles, inhaladores o cremas), la dosis justa y el tiempo necesario, son extremadamente útiles y seguros, mientras que los broncodilatadores están evolucionando cada vez más, hacia menos aplicaciones por día y un mejor efecto”.
No obstante, “la única intervención que ha demostrado modificar la evolución de los trastornos alérgicos son las vacunas específicas para alérgenos a los cuales el paciente es sensible, y que ahora se pueden administrar por vía sublingual”, expresó Baena-Cagnani. Estas vacunas permiten que el paciente se desensibilice progresivamente al alérgeno que lo afecta, reduciendo los síntomas en forma efectiva.
AUNO 12-12-09 MS EV