Si lo que se sufre se disfruta mucho más, ¿cuánto deben haber gozado esta consagración las 4500 almas que se apiñaron en la tercera bandeja de la tribuna que da de espaldas al Riachuelo, en la “Bombonera”? Es muy difícil conocer la respuesta a ese interrogante si quien la formula no es hincha del “Taladro”. Es que la larga espera por dar una vuelta olímpica acabó hoy, en el barrio de La Boca, en una jornada cargada de nerviosismo en la que el club del Sur del Gran Buenos Aires escribió su página más gloriosa.
Y es que la gran regularidad, la contundencia y la solidez que Banfield supo exhibir a lo largo de todo el campeonato, brilló por su ausencia en la última fecha del Apertura. ¿Merecía este grupo conducido por Julio César Falcioni consagrarse de esta forma? Es probable que no. Si bien no cabe duda de que fue el mejor equipo de la competencia, cierto es también que no pudo ratificarlo frente a Boca.
El elenco del Sur jugó atado, condicionado, tal vez, por el hecho de encontrarse frente a una oportunidad histórica. Y eso le pesó. De movida, trató de pararse en campo adversario, mientras sus hinchas se mantenían con un oído pegado a la radio, a la espera de las novedades que llegaban desde Rosario. Justo cuando se habían jugado 5 minutos en la “Bombonera”, la parcialidad albiverde estalló: el delantero de San Lorenzo Fabián Bordagaray le marcaba a Newell’s y el sueño de campeón parecía materializarse. Pero la alegría duró poco. Julio Barraza le cometió un penal a Nicolás Gaitán y Martín Palermo no perdonó.
El “Taladro” procuró mantener el orden en su línea defensiva, y si bien lo logró durante el primer período, perdió poco a poco el protagonismo en el desarrollo del juego. Pero en el arranque del complemento, salió con la clara intención de llevarse por delante a Boca. Un centro de Walter Erviti dejó en soledad a Víctor López, que de cabeza, se perdió el empate.
A los 14’ del segundo capítulo, Palermo anotaba el segundo y los planes del elenco de Falcioni comenzaban a complicarse, mientras los hinchas visitantes se desesperaban: la “Lepra” estaba a dos goles de birlarles una chance histórica. Pero una vez más apareció Bordagaray y convirtió el segundo en el Parque Independencia. Alivio, desahogo, desenfreno… Seguramente fueron esas, y muchas otras más, las sensaciones experimentadas por la gente de Banfield en ese instante.
Es que para la afición del “Taladro”, el partido que se jugaba en la “Bombonera” se convirtió entonces en una mera anécdota. Es por eso cuando el árbitro Héctor Baldassi decretó la conclusión de Newell’s 0- San Lorenzo 2, se puso terminó a una larga espera que se prolongó por más de 113 años. Banfield era campeón en el fútbol grande de Argentina, y el sueño de cuatro generaciones de simpatizantes se hacía realidad al fin.
Vengada quedaba entonces la derrota frente a Racing en la final de 1951, y sepultados en el olvido las frustraciones y los descensos vividos en todos estos años. Si hasta “Garrafa” Sánchez y el “Pampa” Orte se fundieron en un abrazo en algún confín del más allá cuando conocieron la noticia y la gritaron bien fuerte, para que se escuchara hasta en el último rincón del universo: “Señores de pie, el Sur tiene un nuevo campeón.
AUNO-13-12-09
LDC-
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