Que Joan Manuel Serrat haya visitado a los niños que pasan sus días en el Hospital Garrahan no es casualidad. Todo comenzó en 2007, cuando la entonces jefa de prensa de la Fundación homónima, Ana Paunero (ya fallecida) escribió una carta al músico para pedirle que se haga un “lugar en su agenda” para los chicos.
“Por los niños que luchan por la vida, por los padres que los apoyan y por la gente que con tanto amor los trata en este hospital, queremos pedirte que trates de hacerte un lugarcito para tomarnos en brazos con tu voz, con tus letras, con tu amor…anhelamos que tu voz resuene en nuestros oídos y corazones”. Esas fueron algunas de las palabras que movilizaron a Serrat, quien en ese mismo año visitó el lugar y cantó para los niños, aquellas personas que siempre perduran en sus letras.
Este año fue el mismo cantante quien confirmó su visita. “A nosotros nos encanta que venga y a él le gusta mucho visitarnos”, destacó la jefa médica ejecutiva, Josefa Rodríguez.
Lo cierto es que tanto Paunero como todo el equipo médico del Hospital cree que ellos pueden ocuparse de los aspectos enfermos de los niños, pero que hay que buscar la manera de mantener los aspectos saludables, como la alegría y las sonrisas, para no dejar que decaigan y se sientan vencidos por una enfermedad.
Con esa concepción de la salud comenzó todo: buscar a un músico para que transmita fuerza y energía a los niños, casi como un suero para el ánimo, aquella dosis extra para mantener sano aquello que no se puede curar con medicina.
Hoy la historia ya es un legado con aires de clásico. La segunda visita de Serrat fue el empujón para padres, médicos y sobre todo para los pequeños pacientes para seguir adelante.
“Para nosotros es un día de fiesta porque un grande (por Serrat) visita a otro grande (el Garrahan)”, concluyó Rodríguez muy conmovida por el recuerdo del esfuerzo realizado por Paunero hace 3 años, cuando todo comenzó.