Tres hospitales del conurbano al borde del colapso

La situación es crítica en el Oñativia, Lucio Meléndez y Evita. Hay escasos respiradores disponibles y una alta ocupación de las unidades de terapia. En medio de la segunda ola, el personal de salud está agotado.

Por Marina Capiello y Facundo Chahin

Foto: Télam

En pleno transcurso de la segunda ola de Covid-19, tres hospitales emblemáticos de la región atraviesan una situación de extrema gravedad: escasos respiradores disponibles, personal sanitario agotado y una altísima ocupación en las unidades de terapia intensiva son indicadores comunes que ponen en jaque al sistema sanitario en el Lucio Meléndez, Evita y Arturo Oñativia.

Las medidas adoptadas por el gobierno nacional, a las cuales adhirió el bonaerense para la región del AMBA, permitió un amesetamiento en una curva de contagios que llegó a alcanzar el 16 de abril los 29.472 casos. En la última semana, el promedio diario de infectados se ubicó en 20.625: a pesar de la desaceleración de la curva, los números continúan siendo lo suficientemente elevados como para hacer colapsar a un sistema sanitario ya de por sí tensionado.

“Conformarnos con estar en 10 mil casos en provincia de Buenos Aires significa resignarnos a convivir con cientos de muertos por día. No estoy dispuesto, hay que seguir trabajando para bajar los casos”, afirmó el gobernador Axel Kicillof el viernes. De hecho, la semana pasada se registró un aumento de 299 muertos diarios a 384 con respecto a la anterior. 

La alarmante situación que se vive en múltiples centros sanitarios, con escasas camas disponibles, enciende las alarmas no solo con respecto a la tasa de mortalidad, sino también a la posibilidad de brindar atención a quienes la requieran.

Hospital Oñativia

Según informó Fabián Berdini, uno de los directores ejecutivos del hospital ubicado en Rafael Calzada, la institución funciona con un 95 por ciento de ocupación en sus Unidades de Terapia Intensiva (UTI). La extrema demanda ha generado que la guardia se encuentre abarrotada, al tiempo que el equipamiento de salud registra un nivel de saturación considerable tras un año de uso continuo.

“Actualmente de 14 respiradores tenemos 12 en uso. Las salas de terapia intensiva pueden estar casi ocupadas en su totalidad, pero no necesariamente eso implica que todos los respiradores estén en uso: en este caso casi no nos queda ninguno disponible”, indicó Berdini.

Por otra parte, lanzó un pronóstico preocupante: “Desde el punto de vista sanitario necesitamos una restricción mayor porque sabemos que esto nos va a pasar por arriba. Por más que se hiciera un corte ahora por dos semanas igual hay una inercia que no se va a lograr frenar, por lo que las próximas cinco semanas serán claves”.

En ese punto, amplió: “Todavía no hemos tenido que tomar la determinación de a quién intubamos y a quién no, pero está próximo a pasar. La gran mayoría de los hospitales tienen un comité de ética, en caso de tener que adoptar una medida así, hay un protocolo que se sigue a la hora de decidir, pero es muy complicado para cualquier médico ejecutarlo, porque nosotros no estamos preparados para eso”.

La delicada situación del nosocomio motivó un comunicado emitido por la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires (Cicop), que puso de manifiesto el extremo agotamiento al que se ve afectado el personal sanitario.

“Hay un cansancio total luego de un año de sobrecarga laboral, particularmente en las áreas de terapia intensiva, guardia, clínica médica, con lo cual esto complejiza el panorama respecto al cansancio mental y físico en el personal sanitario. Nadie quiere tener que decidir a qué paciente se le coloca oxígeno o no; esa perspectiva de tener que elegir entre pacientes genera una gran angustia”, señaló Silvana Scali, una de las voceras de Cicop.

Hospital Meléndez

La situación en el nosocomio ubicado en Adrogué no difiere en demasía con la del Oñativia. Actualmente, “todas las camas de terapia intensiva con sus respectivos respiradores están ocupadas”, según confirmó a este medio Viviana Heevel, una de las directoras asociadas. 

A su vez, remarcó que el hospital cuenta con suficientes respiradores por el momento, aunque sólo podrían ser utilizados “fuera del área de terapia intensiva”, ya repleta. De modo que sería necesario adaptar un espacio particular para que allí sean ubicados pacientes que requieran de oxígeno.

Heevel ponderó la necesidad de “aumentar las restricciones y reducir la circulación de la gente de las calles”, y puso foco en los controles: “Es clave que se supervise el cumplimiento de las medidas, así como un seguimiento de las personas que contraen la enfermedad, ya sea en forma telefónica o en los propios hospitales”.

Hospital Evita

Mientras tanto, el centro sanitario ubicado en el corazón de Lanús atraviesa también un momento delicado, con un nivel de tensión que se sostiene ya hace semanas.

En diálogo con AUNO Javier Maroni, director del hospital, indicó que están “en un momento de mucha preocupación” debido a que las ambulancias “no paran de llegar”, incluso con personas con prepagas de las más caras del país que no cuentan con espacio en los centros donde suelen atenderse.

Maroni confirmó que de momento el nivel de ocupación en la UTI alcanza un porcentaje que se ubica “entre el 90 y 92 por ciento”, al mismo tiempo que subrayó que ingresan pacientes jóvenes que oscilan entre los 30 y 50 años con un estatus clínico leve-moderado que muchas veces pasa a ser crítico, y a los días, termina con el fallecimiento.

“Debemos evitar llegar a un colapso porque colapso significa no atender más a nadie y estamos en una situación de mucho estrés sanitario”, expresó, para luego resaltar que en estos momentos lo único que importa “es preservar la vida”.

Por otra parte, el director del Hospital Evita resaltó la ayuda recibida por parte del Estado, que incluye 20 monitores multiparamétricos, 20 respiradores de última generación, 36 camas eléctricas para pacientes críticos y una ampliación de recursos humanos con más de 200 trabajadores nuevos dentro de la institución. 

“Cuando comenzó la pandemia teníamos solo cuatro camas activas en terapia intensiva de adultos, pero hoy contamos con 14 y suponemos que en los próximos días aumentaremos más camas de acuerdo al recurso humano”, sentenció.

Vacunación del personal sanitario

Uno de los aspectos positivos que se observa en las últimas semanas, según coincidieron los directores hospitalarios, es el descenso de contagios por Covid-19 en los trabajadores de la salud gracias al efecto de la vacuna.

“Por suerte hoy tenemos una porción muy baja del personal sanitario contagiado, y en los casos de quienes resultaron infectados, los efectos son muy leves gracias a la acción que brinda la inmunización”, agregó Berdini.

La situación se replica en el Meléndez, donde los contagios han bajado drásticamente: “La vacuna evita formas graves de internaciones o la utilización de respirador. Hay contagios, parte de ellos de personal sanitario que optó por no vacunarse porque no hay obligatoriedad, pero en general quienes se infectan y están inmunizados cursan la enfermedad en forma leve dentro de su domicilio”, explicó Heevel.

Según confirmó la médica, el año pasado se registró sólo un fallecido entre el personal del Meléndez, un administrativo que se desempeñaba en el turno nocturno: “Por más que parezca poco siempre es lamentable tener que contar un fallecido”, concluyó.

En el caso del Evita, también la campaña de vacunación ha arrojado resultados alentadores hasta el momento. El año pasado se conoció el paradigmático caso del jefe de enfermería Sergio Rey (59), quien estuvo 40 años al servicio del centro de salud y falleció tras estar tres semanas internado.

AUNO-03-05-2021
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