Seguir o no seguir, ésa es la cuestión

Con muchos altibajos en el rendimiento y con focos de conflicto dentro del plantel, Sebastián Méndez atravesará una prueba de fuego ante Godoy Cruz. Una derrota podría marcar el final de una gestión que generó expectativa, pero que comenzó a desdibujarse desde el momento en que Walter Erviti, pieza clave del equipo, decidió marcharse a Boca.

El ciclo de Sebastián Méndez al frente de Banfield se encuentra con una incómoda bisagra: cuando reciba a Godoy Cruz el viernes a las 21.10, no habrá lugar para una derrota. El proceso que caminó por el subibaja habitual del fútbol argentino, que se salpicó de varias situaciones con jugadores del plantel que aún no quedan claras, que en algún momento ilusionó con pelear arriba, que estuvo plagado de cambio de nombres y esquemas y que se fue diluyendo con las últimas tres derrotas al hilo, la más reciente, frente a Gimnasia, con sospechas incluidas, podría llegar a su fin.

El Gallego llegó al club con la cómoda mochila de su retiro con gloria de las canchas. Campeón con Banfield en 2009, superando todas las adversidades y derrotando los prejuicios del mundo futbolero, Méndez se supo ganar, desde su rol de líder dentro de la cancha, un interesante crédito para su primera gran experiencia del otro lado de la línea de cal. Vale recordar el contexto: Julio Falcioni se iba a Boca, no sin antes pelearse con Portell. La misma película se repitió con Walter Erviti, con el agregado de que, naturalmente, Méndez quería tenerlo en su grupo. Sin el mejor jugador, el camino empezaba con el pie izquierdo.

Para reemplazar a Erviti llegó Diego De Souza, hoy uno de los de más bajo rendimiento en el equipo. Como contrapartida, Jonathan Gómez, que apareció sobre el cierre del libro de pases, provocó los escasos rastros de lucidez que tuvo Banfield en lo que va del certamen. Sin Rubén Ramírez (Godoy Cruz), Jorge Achucarro, de mayor a menor en su rendimiento, intentó pagar la cuota de gol, al mismo tiempo que admitía que lo suyo no son los festejos. Era tiempo de poner a los chicos del club. Argumento que quedó enterrado cuando “borraron” a Cristian García, por no acordar los números de la extensión de su contrato, que finaliza en junio. Era el primer problema que salía a la luz. En realidad, no era el primero.

Ariel Rosada jugó como titular sólo en la primera fecha, ante Olimpo, en Bahía Blanca. A partir de ese juego, salió sin mediar explicaciones. Oficialmente, Méndez explicó el ingreso de Maximiliano Bustos (otro que fue de mayor a menor) por cuestiones futbolísticas, aunque su exclusión del banco de los suplentes invita en creer los rumores que indican que hubo una pelea en el medio, en este caso con Gabriel Méndez, otro que pasó de jugador número 12 a Reserva. En aquel debut con derrota en Bahía, Rosada estuvo acompañado en el doble pivote por Julián Guillermo. El colombiano, al que le habían adquirido recientemente la ficha en una negociación bastante polémica, no jugó nunca más. ¿Y Chirola? Sebastián Romero es otro de los que se perdió en la nebulosa y apenas se lo pudo ver en los últimos minutos de cuatro partidos.

En este contexto, el “Ruso” García pasó de titular a la Cuarta División. Tras dos reuniones con Carlos Portell y junto a su representante, no hubo lugar a diálogo: exposición mediática, declaraciones cruzadas dejaron perdiendo a Banfield, que no pudo contar más con el jugador y que no recibirá un centavo cuando el delantero emigre en junio. Con la exclusión de García, Facundo Ferreyra pasó, mágicamente de jugar pocos minutos (por arrastrar una pubalgia) a ser titular indiscutido, los 90 minutos.

En la cancha, el equipo nunca pudo definir objetivos y formas. Ni ofensivo ni defensivo, mostró algunas ráfagas de buenas intenciones que se fueron diluyendo antes de tomar cuerpo. En algunos partidos lo salvaron las manos de Enrique Bologna, otros los perdió por el mismo arquero; a veces se basó en la solidez de Víctor López, otras perdió por la flaccidez defensiva; jugó con y sin enganche, cambió los marcadores de punta, y los mediocampistas por los costados… Navegó sin rumbo. Hasta que llegó al Bosque. Y se perdió.

El último sábado en la cancha de Gimnasia tocó fondo. Sin alma, el equipo invitó a desconfiar de su actitud para con el partido. Otra vez los trascendidos, ahora con dirigentes involucrados, que sugieren sin fundamento que el ‘Taladro’ le podría haber dado una mano al Lobo, asfixiado con los promedios. Tan incomprobable como sospechable. Rumores al fin…

El torneo se va. Y no deja demasiado. La posible salida de Méndez, ante una nueva derrota , asoma como un nuevo calmante. Queda claro que el Gallego no alcanzó las expectativas en sus primeros meses como entrenador, pero si de dejar el cargo cuando uno no está a la altura de las circunstancias se trata, en Banfield debería llegar el momento de que alguno más levante la mano y deje de mirar para otro lado.

AUNO 19-05-11
MV-MFV

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