La prensa siempre estuvo a favor de las manifestaciones más reaccionarias, de las de derecha. Es clara la forma en la que hacen esa opción, no sólo durante la época eleccionaria, sino en el campo preparativo. Cuando le dan un espacio a Pino Solanas, es porque puede sacarle votos a Kirchner, no porque hayan cambiado su opción.
Es evidente que el dispositivo de las encuestas de lectores que usan Clarín o La Nación parte de la intención de ejercer una presión en la opinión pública. Y cuando se trata de encuestas de intención de voto, son siempre índices que la oposición le aporta a los medios, así que no me preocupan mucho.
En el caso de la televisión, todo el discurso perjudica la democracia, desde la propaganda a los programas de entretenimiento, y especialmente los noticieros. Toda la televisión funciona con la misma estrategia de la prensa escrita, que es a favor del poder económico.
En “Gran Cuñado”, por ejemplo, el político se degrada en personaje al lado de otro personaje ficticio que lo representa. “Gran Cuñado” representa el extremo límite de esta cuestión. Y es repugnante que un Gobierno que defiende una posición distinta termine participando del juego.
Lo que hay que entender es que los medios son parte de una estrategia de domesticación, ocultamiento y selección de noticias que tiene que ver con que las empresas periodísticas son el poder económico o lo representan. Y en esos casos, no hay democracia.
- Filósofo