Recomiendan la lactancia materna como prevención de enfermedades

(AUNO*).— La leche materna es el mejor y primer alimento que recibe el recién nacido, ya que al ser amamantado el bebé recibe anticuerpos que reducen a la mitad la posibilidad de que contraiga enfermedades en su primer año de vida. Ante esto, y como constituye el mejor transmisor de nutrientes, el ministerio de Salud bonaerense impulsa la lactancia materna prolongada por medio de la difusión de sus beneficios.

Según un informe del organismo provincial, en el año 1996, a los 4 meses de edad, un 12 por ciento de bebés bonaerenses recibían lactancia materna exclusiva, lo que es considerado un nivel muy bajo. En cambio, en el año 2001, esta cifra se elevó a 28 por ciento, lo que representa un aumentó a más del doble la cantidad de bebés amamantados en forma exclusiva. Además, el porcentaje de bebés destetados a los 4 meses, en ese mismo período, bajó del 29 al 20 por ciento, según informó Fernando Vallone, referente del sub-programa de Lactancia Materna del Programa Materno Infantil provincial.

“Lo ideal es amamantar hasta los seis meses en forma exclusiva y continuar amamantando, por lo menos, hasta los dos años, cumpliendo una recomendación de la OMS y de nuestro ministerio desde hace ya varios años”, recomendó Vallone.

Según estimaciones del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), el abandono de la lactancia materna constituye un factor determinante en las muertes de un millón y medio de niños al año en todo el mundo.

“Al nacer, el bebé está preparado para enfrentar ciertas enfermedades a través de los anticuerpos que ha recibido de su madre. A medida que crece, mientras desarrolla sus propias defensas, las trasmitidas por la mamá se van perdiendo. En ese lapso, la lactancia es la más importante fuente de protección – junto con las vacunas -, ya que contiene todo el alimento que él requiere y es la forma en la que la madre le traspasa a su hijo una considerable carga de anticuerpos que lo protegen de las infecciones”, destacó la cartera provincial.

Además, Vallone explicó que “la leche materna está diseñada para aportar algunos anticuerpos que el bebé no puede producir hasta después de los dos o tres años. Por lo tanto, el bebé que no es amamantado no puede producir esos anticuerpos y no los recibe de la madre y, por supuesto, se enferma con frecuencia”.

Además, la leche materna – especialmente el calostro, el primer fluido lácteo – es rica en IgA, “una molécula especialmente preparada para mantenerse inalterable en las secreciones que contiene anticuerpos y actúa como agente antiinfeccioso”.

Un informe de la Academia Americana de Pediatría citado por el ministerio concluyó que “estudios epidemiológicos muestran que la lactancia materna provee ventajas en la salud general, el crecimiento y el desarrollo, al mismo tiempo que disminuye significativamente el riesgo de un gran número de enfermedades agudas y crónicas”.

También se puntualizó que “investigaciones en países desarrollados, en poblaciones de clase media, proveen clara evidencia que la alimentación con leche materna disminuye la incidencia y la gravedad de diarrea, infecciones respiratorias bajas, otitis media, bacteriemia, meningitis bacteriana, botulismo, infección del tracto urinario y enterocolitis necrotizante”.

Para que sus efectos sean los mejores, se recomienda que la lactancia materna comience tan pronto como sea posible luego del nacimiento, preferentemente dentro de la primera hora.

“Un adecuado comienzo del amamantamiento se ve favorecido por la internación conjunta. Hay algunos aspectos que no están demasiado tenidos en cuenta todavía en relación a la lactancia, que tienen que ver con el contacto que la madre tiene con su hijo después del nacimiento: si ese contacto es inmediato o es demorado”, indicó Vallone.

Sobre ese punto, dijo que “en muchas maternidades – muchas veces por causas no justificadas -, los bebés permanecen bastante tiempo separados de la madre. Está demostrado que la mamá que no está en contacto inmediato con su hijo va a tener dificultades para vincularse con ese bebé”.

“Salvo indicación médica muy precisa (alrededor de un cinco o siete por ciento de los casos) es un derecho para la madre y para el niño estar en contacto en la primera hora de vida”, afirmó Vallone.

“La lactancia predispone y favorece una relación óptima entre la madre y el bebé, está demostrado que tiene impacto en el desarrollo de la personalidad de ese chico: mucho más seguro, mucho más independiente. Pero también beneficia a la madre, la sensación de estar atendiendo y alimentando adecuadamente a su hijo, de estar cuidándolo en forma ideal para que no se enferme”, indicó.

Con respecto a la manera en que se debe amamantar, Vallone precisó que pese a la generalizada recomendación de establecer tiempos para alimentar al bebé, “los recién nacidos deben ser amamantados siempre que muestren signos de hambre: mayor estado de alerta o actividad, movimientos del cuerpo o de la boca, ya que el llanto es un signo tardío de hambre”.

“Cuando tiene deseo, succiona. Entonces, el bebé humano necesita muy rápidamente tomar el pecho; con pausas cortas entre una mamada y otra, a veces menores a una hora o entre una y dos horas en los primeros tiempos de vida”, detalló.

También sostuvo que “si la madre le da el pecho cada vez que el bebé quiere y por el tiempo que esté tomando, sin sacarlo antes de tiempo, nunca va a sentir que su leche no es suficiente, porque el bebé está tomando cuando quiere. Ahora, si la madre cree que debe esperar tres horas y el bebé pidió a la hora y media, lo que interpreta la mamá es: ‘mi leche no sirve porque el bebé pide antes de la hora’, y eso es erróneo, no hay ningún horario establecido”.

Si bien la lactancia genera importantes beneficios también para la madre, ya que recuperan el peso anterior más temprano, tienen un retraso en el comienzo de la ovulación con un aumento del intervalo entre los hijos, poseen mejor remineralización post-parto con reducción de fracturas de caderas en el período post-menopausia, y tienen menor riesgo de cáncer de ovario y cáncer de mama pre-menopausia, también hay circunstancias en las que no es beneficioso para el recién nacido.

Esto ocurre, por ejemplo, en el caso de la mujer infectada con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), para el que los cuidados son mayores. Luego del parto, en el cual hay técnicas para eliminar el riesgo de transmisión del virus de madre a hijo, la decisión de amamantar corresponde exclusivamente a la mamá.

(*Agencia Universitaria de Noticias y Opinión)

Universidad Nacional de Lomas de Zamora.

AUNO 29-11-02 MAR

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